Criar a los hijos es un desafío constante lleno de decisiones que pueden afectar su bienestar emocional y psicológico.
Aunque todos los padres desean lo mejor para sus hijos, no siempre es fácil saber qué hacer. Las experiencias tempranas tienen un gran impacto en el desarrollo y crear un ambiente seguro y lleno de amor es clave para su crecimiento saludable.
A menudo, se piensa que ser un buen padre significa ser perfecto, pero en realidad, lo más importante es ofrecer un entorno estable y seguro. Los niños no necesitan una crianza sin errores, sino que necesitan sentir que son amados y que siempre pueden contar con el apoyo de sus padres, incluso cuando se cometen errores.
Pero ¿cómo pueden los padres lograr esto? ¿Qué acciones deben evitar para proteger la salud emocional de los hijos y prevenir traumas? ¿Cuáles son las recomendaciones clave sobre qué prácticas evitar en la crianza? Aquí, todas las respuestas.

Consejos de la terapeuta Morgan Pommelis: lo que los padres deberían dejar de hacer para evitar trauma infantil
Según el sitio especializado en relaciones Your Tango, la terapeuta Morgan Pommells, experta en trauma infantil, compartió una lista de los 12 comportamientos que los padres deben evitar para proteger la salud emocional de sus hijos:
- vitar gritarles a los hijos al llegar a casa del trabajo. Gritar puede alterar el sistema nervioso del niño y provocar una respuesta de estrés constante.
- No usar el silencio como castigo. Ignorar a los hijos cuando se está molesto genera inseguridad y deteriora la comunicación.
- No despertarlos con ruidos fuertes o agresivos. Esto afecta su tranquilidad y contribuye a un ambiente de tensión.
- Evitar tratar a los hermanos de manera desigual. Mostrar favoritismos puede generar resentimientos y conflictos familiares duraderos.
- No desestimar las emociones con frases como «Supongo que soy la peor madre”. Minimizar sus sentimientos invalida sus emociones y genera frustración.
- Negarse a pedir disculpas. Reconocer errores enseña a los niños a ser responsables y fomenta la empatía.
- No hacer que el estado anímico de la familia cambie por el mal humor de uno de los padres. Obligar a los demás a adaptarse constantemente a los cambios emocionales de los padres genera ansiedad en los niños.
- Proteger a los hijos cuando otro padre actúa de manera perjudicial. Priorizar su bienestar emocional les enseña que su seguridad es importante.
- Evitar depender de los hijos para apoyo emocional. Convertirlos en confidentes equivale a colocarles una carga emocional inapropiada para su edad.
- No justificar un trato injusto con frases como «el mundo no es justo”. Este enfoque no prepara a los niños para la vida, solo refuerza patrones de injusticia.
- No ver a los hijos como una extensión de los padres. Reconocer su individualidad les permite construir una identidad propia.
- Evitar exigir gratitud por proveer lo básico. Alimentar y alojar a los hijos es responsabilidad de los padres, no un favor que se les hace.
Según Pommells, más de dos tercios de los niños han experimentado al menos un evento traumático antes de los 16 años. Trabajar activamente para romper estos patrones no solo protege a los hijos, sino que también reduce la posibilidad de que busquen terapia en el futuro para sanar estas heridas.
El terapeuta concluye que criar con seguridad y afecto fomenta una autoestima positiva, fortalece la identidad y les brinda herramientas para enfrentar los desafíos de la vida.
Si bien nadie espera perfección en la crianza, la meta debe ser siempre brindar un entorno emocionalmente seguro para que los niños puedan desarrollarse de manera saludable.
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