Una postal distinta en Constitución
En la puerta del departamento de Cristina Kirchner, en el barrio porteño de Constitución, se viven días de vigilia, incertidumbre y, también, gestos inesperados de afecto popular. Entre ellos, uno llamó particularmente la atención: grupos de egresados universitarios que fueron a celebrar su recibida frente a su casa, con banderas, cánticos y el ya clásico “Aguante Cristina”.
La escena, que se repitió en los últimos días, mezcla ritual estudiantil y símbolo político: una generación que decide consagrar su logro académico no en una disco ni en una plaza, sino frente a quien consideran una referencia de lucha, educación pública y derechos conquistados.
Graduarse y militar: un doble gesto político
En un país donde el acceso a la educación superior gratuita sigue siendo uno de los pilares del Estado, graduarse es también un acto político. Para muchos jóvenes, la figura de Cristina Kirchner representa justamente eso: la posibilidad de haber llegado a la universidad, de haber tenido un boleto educativo, un comedor accesible o una notebook del Conectar Igualdad.
Por eso no extraña que algunos digan:
“Me recibí gracias a la universidad pública. Y la universidad pública se defendió con Cristina.”
Un acto de amor (y resistencia)
En un contexto donde sectores del poder judicial y mediático buscan acorralar a CFK —y donde se discute incluso su prisión domiciliaria—, este tipo de acciones populares no son ingenuas. Son un modo de decir: ‘no estás sola’, de transformar la celebración individual en respaldo colectivo.
Desde la política, estos gestos pueden parecer menores. Pero en las calles, son señales potentes de que la conexión emocional entre ciertos sectores del pueblo y Cristina Kirchner sigue viva.
Conclusión: más que una foto, un mensaje
Que estudiantes vayan a festejar su recibida a la puerta de una expresidenta no es simplemente una postal simpática. Es un acto de memoria activa, un agradecimiento político y una forma de plantarse frente a un presente adverso con alegría, convicción y afecto.
En tiempos donde muchos prefieren el silencio o el cálculo, ellos eligieron decir:
“Gracias, Cristina. Nos recibimos, y no nos olvidamos.”