La prensa fue avisada de que Rosalía estaba a pocos minutos de llegar a la alfombra roja del Roig Arena de Valencia. No sucedió lo mismo con el resto de artistas, influencers y celebridades de lo más variado: cuando se trata de una estrella de talla mundial, conviene prevenir el tumulto y que cada uno esté en su puesto. Fue inútil: la de Sant Esteve Sesrovires se presentó con un look digno de los X-Men: un dos piezas de Balenciaga coronado por la máscara que formaban unas maxigafas oscuras con un casquete de pedrería. Unido al top de plumas también negro, era una mujer pájaro dispuesta a volar. Lo hizo sobre el escenario estrenando Reliquia, de LUX, su nuevo álbum. El invitado internacional más rutilante, Ed Sheeran, interpretó Perfect y puso al auditorio más en pie todavía al invitar a Aitana a unirse a él. Las dos artistas catalanas son dos estrellas, con dos brillos y dos modos de conducirse: si Aitana atendió a los periodistas hasta en cuatro corrillos, Rosalía pasó como una exhalación. Su publicista sabe que ya no necesita a la prensa.
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