Los alcaldes europeos de centro-izquierda se están erigiendo como la gran esperanza para frenar el auge de los populismos de extrema derecha en el continente. Esto es lo que sostiene The Economist en un artículo en el que destaca el papel de los alcaldes en el escenario político actual, libres, dice, de grandilocuencias patrióticas y centrados en la puntualidad de los autobuses. El influyente semanario los califica de baluarte de la gobernanza moderada en un continente que, asegura, la necesita con urgencia.
En una Europa donde cada vez son más presentes los discursos pasados de tono de fuerzas reaccionarias que recuerdan otros tiempos, xenófobos, homófobos y antieuropeístas, los alcaldes de las grandes ciudades acostumbran a exhibir un estilo muy distinto. Los ciudadanos los perciben como políticos pragmáticos que se encargan de hacer funcionar la maquinaria de la vida cotidiana. Este talante es el que le ha valido al alcalde de Bucarest, el progresista Nicusor Dan, imponerse en las presidenciales en Rumanía. El alcalde de Varsovia, el centrista Rafal Trzaskowski, ha ganado la primera vuelta en Polonia. Y el de Budapest, el verde Gergely Karácsony, ha decidido desafiar a Viktor Orbán en sus maniobras para prohibir el próximo mes la marcha del orgullo gay y mantiene la manifestación.
Los demagogos ascienden haciendo promesas, los alcaldes deben cumplirlas para mantenerse
En Barcelona, el alcalde Jaume Collboni está resuelto a devolver a la capital catalana su papel de liderazgo en el municipalismo internacional que tuvo con Pasqual Maragall y Joan Clos. De momento, se ha puesto al frente de la ofensiva de las grandes ciudades para que la Unión Europea destine fondos con los que combatir la crisis global de la vivienda, para lo que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) estima que se necesitan al menos 270.000 millones de euros.

Rueda de prensa de la intervención del alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, en la Subcomisión de Vivienda de la Unión Europea
PE / Europa Press
Muestra de este papel resistente de los alcaldes frente a los populismos emergentes es la primera edil de París, Anne Hidalgo, que, junto con otros de sus homólogos en grandes ciudades francesas, aguanta la profunda crisis socialista en la política nacional. También Roma y Milán se mantienen en la izquierda en el país de Meloni gracias a sus respectivos alcaldes, Roberto Gualtieri y Giuseppe Sala. Los alcaldes de Praga, Bratislava, Varsovia y Budapest se han organizado en el Pacto de Ciudades Libres para marcar un perfil moderado. Ya son 32. En Turquía, Erdogan directamente detuvo al alcalde de Estambul y opositor Ekrem Imamoglu.
En Estados Unidos, donde Donald Trump es el gran referente de los populistas reaccionarios europeos, los demócratas siguen al frente de las grandes ciudades. Y ahora, el exgobernador de Nueva York Andrew Cuomo ha vuelto para convertirse en el próximo alcalde de la ciudad de los rascacielos. Mala noticia para la Casa Blanca.
En su artículo, The Economist sentencia que los demagogos ascienden haciendo promesas, mientras que los alcaldes deben cumplirlas para mantenerse en el poder. Pues eso.