Un informe de la UCA revela que el 35,5% de los niños y adolescentes sufre inseguridad alimentaria, y la mitad de ellos vive situaciones de extrema gravedad como pasar hambre. La cifra confirma una tendencia estructural en el país.
Casi el 40% de los niños y adolescentes en Argentina enfrenta dificultades para acceder a una alimentación adecuada. Así lo indica un nuevo informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), que muestra que el 35,5% de las infancias atraviesa inseguridad alimentaria, una situación que afecta con mayor dureza a hogares pobres, numerosos o monoparentales.
El dato corresponde a diciembre de 2024 y, aunque representa una leve mejora respecto del pico de la pandemia (37% en 2020), sigue siendo alarmante y estructural. La mitad de los afectados enfrenta condiciones de privación grave, como no tener qué comer al menos una vez en el año.
Una crisis estructural que se agravó desde 2017
El estudio muestra cómo esta problemática se fue profundizando desde 2017. Entre 2010 y ese año, el promedio de inseguridad alimentaria se mantenía en torno al 20%. Sin embargo, en los últimos ocho años escaló hasta alcanzar cifras cercanas al 40%.
En 2024, el 16,5% de los niños y adolescentes vive situaciones alimentarias severas, el doble que en 2017.
Los factores más determinantes:
- Hogares monoparentales (43% afectados)
- Familias con 5 o más integrantes (45%)
- Niños que viven en hogares pobres (49%)
- Presencia de empleo precario o informal (51%)
- Déficit educativo: el 44% de los niños con problemas escolares también sufre hambre.
AUH y empleo informal: impacto dispar
El informe también analiza el rol de la Asignación Universal por Hijo (AUH) como amortiguador ante la crisis. Aunque fue poco efectiva entre 2020 y 2021, entre 2022 y 2024 demostró un efecto protector:
- 44% de los niños no tuvo inseguridad alimentaria
- 15% mejoró su situación
- 9% empeoró
- 15% se mantuvo en situación crítica
En cambio, la precariedad laboral se consolidó como un factor agravante. Los hogares con jefes sin trabajo registrado mostraron una alta correlación con privaciones alimentarias.
La inseguridad alimentaria infantil se consolidó como un problema estructural en la Argentina, y los especialistas advierten que no alcanza con políticas focalizadas. Se requiere una estrategia integral que articule ingresos, empleo, salud y educación, para garantizar derechos básicos en la etapa más sensible de la vida.