“Gaslight” es una mítica producción de Hollywood de 1944, con la actuación de Charles Boyer e Ingrid Bergman y una jovencísima Angela Lansbury. La película trata el tema de la locura, pero en este caso es un padecimiento engañoso. El marido pretende hacer creer a su esposa que tiene problemas psiquiátricos para quedarse con su casa y buscar allí unas joyas perdidas de una tía a la que -se sabe luego- él asesinó años atrás. Como en los filmes de época, el malo termina pagando por su conducta y la mujer recupera la cordura.
Una película magnífica que hace eje en los estragos de la esquizofrenia es “Una mente brillante, con Russell Crowe en el papel del John Nash, matemático singular que en 1994 fue galardonado con el Premio Nobel de Economía por su teoría de los juegos. Su vida personal, en cambio, se parecía bastante a un infierno. Estaba convencido de que formaba parte de un equipo que evitaba un complot soviético y que debía entregar material confidencial a agentes (que en verdad no existían). Estuvo internado varias veces en centros psiquiátricos. La película -basada en el libro de Sylvia Nasar- muestra cómo la enfermedad mental puede atravesar la vida de gente que, en su campo, sigue siendo admirable.