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viernes, agosto 1, 2025

América Latina acumula 30 años como la región más desigual del mundo en ingresos: Cepal

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Bloomberg Línea — El bajo crecimiento económico, las débiles políticas sociales y las grandes brechas en la concentración de riqueza, que las democracias no han podido acotar, tienen estancada a Latinoamérica y el Caribe como la región más desigual del mundo desde hace 30 años, dijo a Bloomberg Línea el secretario Ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs.

El índice de Gini –una medida que evalúa la desigualdad de ingresos– ha fluctuado entre 50 y 52 (de un máximo de 100) en la última década en Latinoamérica. En 2024, Brasil presentó los niveles más altos de desigualdad (se estima en 51,3) entre las grandes economías, de acuerdo a cifras del Banco Mundial.

Otros países en donde se considera que existe una desigualdad de ingresos extremadamente alta son Colombia, Guatemala, Panamá y Honduras.

Haití, la economía más pobre de América Latina y el Caribe, no presenta un Gini tan alto (41,1 entre 2010-2022) porque la mayoría de su población tiene ingresos igualmente bajos, lo que tiende a reflejar una menor desigualdad en las mediciones, pese a la pobreza extrema.

“En los últimos 30 años, América Latina y el Caribe ha presentado sistemáticamente los niveles de desigualdad de ingresos más elevados de todo el mundo, medidos mediante el índice de Gini”, dijo Salazar-Xirinachs. “A pesar de que dichos niveles han disminuido en ese período, la región continúa teniendo la distribución de ingresos más concentrada a escala mundial”.

Ver más: Latinoamérica se perfila como refugio alterno para la inversión ante guerra comercial: Itaú

La Cepal indica que la distribución de la riqueza es aún más concentrada que la del ingreso.

De acuerdo a cifras de la ONG Oxfam, en la región el 1% más rico acumula más de US$40 de cada US$100 de riqueza total.

En la otra cara, el 50% más pobre (incluidos sectores vulnerables, personas que viven en condición de pobreza y clases medias) apenas acumulan US$1 de cada US$100 de riqueza total.

En Colombia, Chile y Uruguay, alrededor del 1% de la población controla entre el 37% y el 40% de la riqueza total, advierte el Banco Interamericano de Desarrollo.

La Cepal plantea que los principales factores que acentúan la desigualdad en la región incluyen la baja capacidad de crecimiento económico, un fenómeno que caracterizó una segunda década perdida entre 2014 y 2023, agudizada por la pandemia del Covid-19, y de la que aún no se logra salir.

Esto se asocia también con un muy bajo dinamismo del mercado laboral, ya que durante ese lapso la región tuvo la más baja tasa de creación de empleo en seis décadas.

Además, Salazar-Xirinachs dijo que las grandes diferencias de productividad entre sectores y regiones (heterogeneidad productiva) “son el terreno donde se arraiga gran parte de la desigualdad de ingresos”.

Latinoamérica también se enfrenta a sistemas tributarios “regresivos”, al estar mayoritariamente concentrados en impuestos indirectos sobre bienes y servicios.

En 2023, estos representaron, en promedio, aproximadamente la mitad de los ingresos tributarios, siendo el IVA la principal fuente recaudatoria, con un 28,5% del total de ingresos tributarios.

El diagnóstico básico de la CEPAL sobre la región es que esta se encuentra sumida en tres trampas del desarrollo que se interrelacionan: una de baja capacidad para crecer y transformar; otra de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social; y una tercera de débiles capacidades institucionales y gobernanza poco efectiva.

José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de Cepal.

También se identifican políticas sociales y de protección social débiles, que no logran reducir la desigualdad arraigada en lo productivo.

En la ecuación también pesa el tener sistemas educativos y de formación vocacional con serias debilidades; una desigualdad de género que es estructural, sistemas de cuidado insuficientes y altas desigualdades y segregación espacial en las zonas urbanas.

Según Salazar-Xirinachs, “todo ello se ve exacerbado por discriminación y violaciones de los derechos humanos que sufren ciertos grupos de la población en forma transversal a los factores mencionados con anterioridad”.

Concentración de riqueza

Foto Aéreas de un lujoso condominio ubicado en el barrio de Barra da Tijuca, Río de Janeiro, Brasil, 25 de junio de 2024

Foto Aéreas de un lujoso condominio ubicado en el barrio de Barra da Tijuca, Río de Janeiro, Brasil, 25 de junio de 2024(Shutterstock)

De acuerdo al secretario Ejecutivo de la Cepal, la extrema concentración del patrimonio es “una de las expresiones más visibles y persistentes de la desigualdad y es uno de los factores que más contribuye a su reproducción”.

La riqueza es menos susceptible que el ingreso a las fluctuaciones del mercado laboral, y perdura con mayor fuerza en el tiempo.

Una mayor concentración de la riqueza se asocia negativamente con la movilidad social entre las generaciones. Es decir, a mayor concentración, menos movilidad social.

“Una concentración excesiva de la riqueza puede tener efectos negativos en el crecimiento económico y aumentar la desconfianza ciudadana hacia las élites y las instituciones”, según Salazar-Xirinachs.

En medio de un crecimiento económico ralentizado y reducido en Latinoamérica, la riqueza que acumulan las personas que están en la cima no ha dejado de crecer, según Oxfam.

Oxfam plantea que, a más de 40 años de recuperación de las democracias en la región, éstas han fallado en la promesa de reducir las desigualdades y garantizar los derechos de todas y todos.

Estructura tributaria regresiva

Pesos colombianos

Pesos colombianos(Shutterstock)

Salazar-Xirinachs consideró que para avanzar hacia una mayor progresividad del sistema tributario, es fundamental contar con una gobernanza sólida, especialmente en instituciones y administraciones fiscales.

“Esto incluye fortalecer la tributación directa y evaluar de manera sistemática los gastos tributarios”, dijo el secretario ejecutivo de Cepal.

Todo ello debe estar respaldado por un amplio diálogo social y una colaboración efectiva entre las instituciones del sector público, el sector privado y otros actores relevantes.

En la región, los ingresos provenientes del impuesto sobre la renta de personas físicas -uno de los instrumentos clave para avanzar en la progresividad de los sistemas- son relativamente bajos.

En 2023, su participación promedio en la región fue menos de un tercio de lo recaudado por el IVA, alcanzando solo un 9,2% de los ingresos fiscales.

A modo de comparación, en los países de la OCDE, el impuesto sobre la renta de personas físicas promedió un 23,6% en 2022.

La concentración de la riqueza reproduce desigualdades en múltiples dimensiones. Por un lado, es el resultado de privilegios sobre la propiedad del capital, de la tierra. Las élites en la región son dueñas de empresas, han explotado recursos naturales y han moldeado las políticas y las leyes en su propio beneficio. Esto se tradujo, por ejemplo, en exenciones tributarias a sectores que acumulan grandes capitales como la agroindustria, al sector de turismo, la minería, entre otros.

Oxfam

A esto se suma una limitada recaudación de impuestos sobre la propiedad y la riqueza, lo que restringe aún más la capacidad redistributiva de los sistemas tributarios en la región.

También el uso extensivo de gastos tributarios en América Latina, como exenciones y tasas reducidas, merma la recaudación fiscal y limita la capacidad del Estado para implementar políticas públicas.

Aunque se justifican como incentivos económicos o sociales, estos beneficios suelen concentrarse en los sectores de mayores ingresos, agravando la desigualdad.

A 2024, las renuncias recaudatorias provenientes de estos alivios representaron entre 1,2% y 8,8% del PIB entre los países de América Latina.

Oxfam advierte que los impuestos que dejan de pagar los grandes capitales y las personas con los ingresos más altos “son enormes”, incluyendo las herencias que no tributan lo suficiente.

“Muy pocos países de la región tienen impuestos a las grandes fortunas, por ejemplo”, dice la organización.

El problema con esta subrecaudación es que reduce el espacio fiscal de los países y resta recursos para financiar las políticas que garantizan derechos de toda la población.

En la región, los más ricos pagan cerca US$20 de impuestos por cada US$100 de ingreso, mientras el 50% más pobre contribuye con el doble, advierte Oxfam.

Según el informe Econonuestra de Oxfam, América Latina y el Caribe podría movilizar muchos más recursos implementando reformas tributarias progresivas que permitirían generar US$264.340 millones en ingresos.

Estos recursos serían suficientes para sacar de la pobreza extrema a 70 millones de personas, financiar sistemas integrales de cuidados por US$75.600 millones y duplicar el gasto en acciones climáticas con US$13.000 millones adicionales anuales.

Desafío estructural

Desigualdad en Brasil

Desigualdad en BrasilEdificios en una favela de Río de Janeiro, Brasil, el sábado 12 de abril.(Dado Galdieri)

Juan Ruiz, economista jefe de BBVA Research para América Latina, advierte que la persistente desigualdad en la región debe ser enfrentada a través de un programa integral de reformas.

Estas, a su juicio, deberían apuntar a la productividad, aumentar la inversión privada y, sobre todo, generar empleo de calidad que contribuya a reducir la informalidad.

“La región es una de las más desiguales del mundo, y ese es uno de los elementos que también tenemos que abordar con el programa de reformas”, afirma.

El economista recuerda que la desigualdad no es un fenómeno reciente en América Latina.

“No es un elemento nuevo en América Latina, no es que esto se haya generado por el bache que tenemos desde 2015″. dice Ruiz. “América Latina es una región donde la desigualdad siempre ha sido muy alta”.

Si bien reconoce avances en el pasado, como durante el ciclo de alto crecimiento entre 2003 y 2015, cuando “se redujo muchísimo los niveles de pobreza en la región y se empezó a reducir los indicadores de desigualdad”, advierte que los últimos años han supuesto un estancamiento.

De hecho, el retroceso en términos sociales se ha acentuado con la sucesión de crisis que ha enfrentado la región.

“Lo que nos preocupa ahora es que, al haber entrado en esta meseta —o este bache—, vamos a recuperar recién en 2025 los niveles de renta per cápita de 2015”, dice Ruiz.

Esta lenta recuperación oculta, según él, un deterioro en los avances sociales previos: “Ha habido retrocesos en la reducción de la pobreza, y también en la reducción de la desigualdad”.

Ver más: Dólar pierde fuerza como refugio y cambia el panorama para monedas de Latinoamérica: BBVA

Redacción

Fuente: Leer artículo original

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