Las deportaciones masivas desde Estados Unidos ya están en marcha, y los países de América Latina reaccionan de formas muy distintas. Mientras algunos gobiernos se resisten, otros buscan acuerdos o activan planes de contingencia. ¿Cómo está impactando esta crisis en la región y qué estrategias están adoptando los líderes latinoamericanos?
Colombia: de la negativa al acuerdo
En un principio, el presidente Gustavo Petro se opuso a recibir aviones militares con migrantes deportados, alegando que los ciudadanos colombianos no debían ser tratados como delincuentes. Sin embargo, tras la amenaza de Estados Unidos de imponer aranceles del 50% a los productos colombianos, el gobierno reconsideró su postura.
Finalmente, Colombia aceptó el retorno sin restricciones de sus ciudadanos, incluso en aviones militares, lo que fue anunciado por la Casa Blanca como un acuerdo binacional. Aunque la decisión generó críticas internas, Petro insistió en que buscará garantizar un protocolo más humanitario para futuros vuelos de repatriación.
México: plan de contingencia ante la crisis
México ya ha recibido más de 4.000 deportados en los últimos días, pero la presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que la situación no representa un incremento alarmante respecto a periodos anteriores.
El gobierno mexicano mantiene un diálogo constante con Washington y ha reforzado su red consular en Estados Unidos. También ha lanzado una aplicación móvil, ConsulApp, que informa a los migrantes sobre sus derechos y ofrece asistencia en caso de deportación. Además, quienes sean repatriados recibirán apoyo financiero a través de la “Tarjeta de Bienestar Paisano”, con un bono para facilitar su retorno a sus comunidades de origen.
El Salvador: la estrategia de cooperación
A diferencia de otros países que han mostrado resistencia, el presidente Nayib Bukele ha optado por un enfoque más cooperativo con el gobierno de Trump.
La relación entre ambos mandatarios ha sido compleja, con acusaciones previas sobre la supuesta exportación de criminales desde El Salvador a EE.UU. Sin embargo, tras una conversación telefónica reciente, ambos gobiernos han acercado posturas. Ahora, la administración estadounidense evalúa convertir a El Salvador en un “tercer país seguro”, lo que implicaría que migrantes de otras nacionalidades sean deportados allí para solicitar asilo.
Guatemala: preparativos para recibir a los deportados
El gobierno guatemalteco ha implementado un plan de acción ante el aumento de deportaciones. Desde el 1 hasta el 24 de enero, cerca de 3.300 ciudadanos han sido repatriados desde EE.UU. y México.
El Instituto Guatemalteco de Migración ha anunciado la creación de albergues y programas de reinserción laboral para apoyar a los retornados. Además, el gobierno planea construir un centro de atención para ofrecer asistencia psicosocial y evaluar las necesidades de los migrantes recién llegados.
Honduras: desmiente su implicación en deportaciones extranjeras
Circuló el rumor de que EE.UU. había redirigido vuelos con migrantes deportados desde Colombia hacia Honduras, pero el gobierno hondureño negó esta información.
El Instituto Nacional de Migración aseguró que solo reciben vuelos con ciudadanos hondureños y que no existe un acuerdo con Washington para aceptar deportaciones de otras nacionalidades. La Agencia Hondureña de Aeronáutica Civil también desmintió la llegada de aviones militares con deportados extranjeros, asegurando que cualquier novedad al respecto será informada oficialmente.
Brasil: indignación por el trato a sus ciudadanos
Brasil ha mantenido acuerdos con EE.UU. para la repatriación de ciudadanos desde 2018, pero el reciente arribo de un vuelo con 88 brasileños en condiciones indignas desató una fuerte reacción del gobierno.
Las autoridades denunciaron que algunos de los deportados fueron trasladados esposados y en un avión con deficiencias en el sistema de aire acondicionado, lo que provocó su revuelta a bordo. En respuesta, Brasil bloqueó el aterrizaje del vuelo en Belo Horizonte y trasladó a los deportados en otro avión, brindándoles asistencia humanitaria.
El gobierno brasileño calificó la situación como inaceptable y exigió que EE.UU. respete los términos del acuerdo de repatriación, que establece un trato digno para los migrantes retornados.
Un panorama incierto para América Latina
Mientras Trump avanza con su ambicioso plan de deportación, América Latina enfrenta el desafío de manejar el impacto social y económico de la llegada masiva de migrantes. Aunque algunos países buscan negociar acuerdos, otros intentan contener las consecuencias de una política migratoria implacable.
El futuro de los migrantes deportados sigue siendo incierto y, con un millón de expulsiones proyectadas por año, la región deberá encontrar respuestas rápidas y efectivas para afrontar esta nueva realidad.