Un compromiso financiero sin precedentes marcará el rumbo del desarrollo sostenible y la transformación verde en América Latina y el Caribe durante los próximos cinco años. El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) anunció una inversión de USD 40.000 millones destinada a acelerar la acción climática, la transición energética y la conservación de ecosistemas esenciales.
La iniciativa busca fortalecer la seguridad hídrica, la movilidad sostenible y la prosperidad agrícola, con un enfoque en la Amazonía, la Patagonia, los páramos y los manglares, considerados pulmones ecológicos del planeta.
El anuncio fue realizado en el marco de la COP30, en Belén, y la Cumbre Celac-Unión Europea en Colombia, consolidando a CAF como un actor clave en la triple transición verde, digital y social que impulsa la Unión Europea a través de su programa Global Gateway.
Un modelo financiero alineado con la acción climática
El nuevo plan de inversión posiciona a CAF como una de las principales instituciones de desarrollo verde del hemisferio. El banco alcanzó en 2024 su meta de destinar el 40% de sus aprobaciones a proyectos sostenibles, dos años antes de lo previsto, y proyecta elevar esa proporción al 50% para 2030.
Esta estrategia combina instrumentos financieros innovadores, como canjes de deuda por naturaleza, préstamos vinculados a sostenibilidad e inversiones de impacto, junto con el impulso a políticas públicas verdes y alianzas con gobiernos locales.
El propósito es garantizar que los recursos lleguen a comunidades, ciudades y territorios que enfrentan de manera directa los efectos del cambio climático, desde la sequía hasta la pérdida de biodiversidad.

Cuatro ejes para una transformación sostenible
El plan de CAF se estructura en cuatro áreas estratégicas:
Transición energética justa: se destinará USD 10.000 millones a descarbonizar los sectores eléctrico, industrial y de transporte, garantizando energía limpia y asequible. La región, que ya genera el 30% de su energía a partir de fuentes renovables, busca potenciar su liderazgo global en solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica.
Resiliencia climática y protección de ecosistemas estratégicos: esta área contará con la realización de proyectos que combatan la deforestación, restauren suelos y fortalezcan la agricultura regenerativa.
Desarrollo de territorios resilientes: se dará prioridad a la seguridad hídrica, el saneamiento, la gestión de sequías e inundaciones, y la movilidad sostenible. Además, promueve economías creativas y turismo responsable, en armonía con la naturaleza.
Infraestructura física y digital: pensada para cerrar brechas regionales y mejorar la conectividad sostenible en transporte, energía y logística.
Innovación financiera y protección de ecosistemas
Entre las iniciativas más destacadas figura el canje de deuda por naturaleza en el río Lempa, El Salvador, que liberó USD 1.000 millones para la conservación y el desarrollo comunitario.
CAF también creó la Red de Biodiverciudades, que articula gobiernos locales en torno a proyectos urbanos sostenibles centrados en la biodiversidad. En el ámbito marino, la institución emitió su primer bono azul por 100 millones de euros para financiar la protección oceánica y el bienestar de comunidades costeras.
La conservación de ecosistemas clave —desde los bosques tropicales hasta los humedales patagónicos— será una prioridad, con el propósito de aumentar el financiamiento directo a la biodiversidad en 15 áreas de alto valor ecológico.

Impulso a las economías verdes locales
La agenda verde de CAF también promueve la inclusión productiva. A través de la iniciativa Pymes Verdes, en alianza con el Fondo Verde para el Clima, se otorgan créditos y asistencia técnica a empresas de Chile, Perú, Ecuador y Panamá.
Estos fondos permiten desarrollar soluciones sostenibles en energías renovables, eficiencia energética y uso responsable del suelo, fortaleciendo la resiliencia económica de las comunidades frente a la crisis climática.
El financiamiento se complementa con la emisión de bonos sostenibles y la movilización de recursos provenientes de fondos verdes internacionales y alianzas con organismos multilaterales, ONGs y el sector privado.
Los beneficios de una inversión para el planeta
El compromiso de CAF representa una oportunidad única para transformar el modelo de desarrollo de América Latina y el Caribe. Al priorizar la sostenibilidad, la región puede avanzar hacia economías más inclusivas, resilientes y bajas en carbono.
La inversión contribuirá a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, restaurar ecosistemas degradados y fortalecer la seguridad hídrica y alimentaria de millones de personas.
Además, impulsará la innovación tecnológica, la creación de empleos verdes y la integración regional en torno a una agenda común: proteger la biodiversidad y garantizar un futuro habitable para las próximas generaciones.





