Quienes trabajan en cooperación, derechos humanos y ayuda humanitaria en América Latina y el Caribe saben que el golpe será muy fuerte. Es más, de cumplirse las promesas de deportar a los once millones de migrantes indocumentados en Estados Unidos, «el paisaje que dejará la nueva política de Washington es desolador», dice a DW Jimena Reyes, directora para las Américas de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), con sede en Bruselas.
«Nadie se lo esperaba y los países centroamericanos apenas empiezan a evaluar la magnitud de lo que está ocurriendo», comenta a DW, desde Guatemala, Anabella Sibrián, directora de Protection International para Mesoamérica.
Retirada de EE. UU. de organismos multilaterales
Al otro lado del océano, la Unión Europea (UE) también está en shock. Aunque no faltan corrientes que favorecen la política de Donald Trump, oficialmente, se lamenta la retirada de Estados Unidos de organismos multilaterales y se advierte de sus funestas consecuencias para todos.
Fuentes europeas aseguran a DW que la UE no cederá en sus compromisos humanitarios; que su ayuda para salvar vidas y aliviar el sufrimiento global continuará. No obstante, advierten, el bloque, primer donante de ayuda humanitaria y cooperación, no puede llenar el vacío dejado por otros.
Si bien todos toman nota de la exención en la suspensión de fondos para programas humanitarios, el menor de los muchos temores es que en el futuro cercano dejarán de existir programas con enfoque de género o de protección de minorías vulnerables.
«Con un discurso racista y estigmatizante, con una manera cruel -aboliendo la interdicción de apresar a los migrantes en las iglesias y los colegios-, el presidente de los Estados Unidos está en flagrante violación del derecho internacional, que prohibe deportaciones masivas. Y la UE haría bien en posicionarse», afirma Jimena Reyes.
Para muestra, los nicaragüenses
A diferencia de Colombia, Brasil, México y Guatemala , que han negociado mejores condiciones para sus repatriados, Nicaragua no quiere reacoger a su gente. «Recordemos que la política del régimen ha sido enviar a Estados Unidos y Guatemala a centenares de presos políticos. Sabemos que ahora hay 400.000 nicaragüenses en la lista de potenciales deportados», sigue Jimena Reyes.
Aunque las deportaciones masivas no son nuevas, que ahora se trate también de gente que lleva mucho tiempo viviendo en Estados Unidos o que sea, como los nicaragüenses, una población expulsada y en parte apátrida, pinta de tonos más oscuros el horizonte. ¿Qué va a ser de ellos?
Por lo pronto, el acuerdo bilateral con el Gobierno guatemalteco incluye un aumento de 40 por ciento en el volumen de repatriados aceptados, también de terceros países. Desde el terreno, Anabella Sibrián, de Protection International, saluda el enfoque más humano del Gobierno de Guatemala, pero pone en duda su capacidad para gestionar esta crisis.
«La cooperación de Estados Unidos se dirigía no solo a sociedad civil, sino a entidades del Estado. En caso de que los deportados pidiesen asilo en Guatemala, estarían tres meses cobijados por ACNUR. Luego, según la ley, el Gobierno estaría comprometido a procurar su inserción laboral», explica Sibrián. Lo que en papel suena bien, en la práctica es ya un problema, pues hay nicaragüenses a quienes se les ha negado asilo en Estados Unidos y, en Guatemala, se encuentran en un limbo.
Por su parte, Costa Rica, que es país receptor y no emisor de migración, logró un acuerdo con la nueva administración en Washington para continuar con la cooperación en materia de combate contra el narcotráfico, seguridad y flujos migratorios. ¿Deportaciones? Al parecer no son un tema para Costa Rica.
Hay más estadounidenses en Costa Rica que «ticos» en Estados Unidos, explican a DW fuentes oficiales. Por otro lado, el país «no demoniza» la migración. La población nicaragüense se ha integrado y contribuye a la economía, mientras la cancillería costarricense evalúa, con socios como la UE, su capacidad para aumentar la oferta humanitaria.
Las fuentes europeas, por su parte, aseguran que, conscientes de la política de expulsión que sigue el Gobierno de Nicaragua, apoyan a la población nicaragüense, a través de organizaciones de la sociedad civil, de las agencias de desarrollo y de Naciones Unidas. Por otro lado, a través de su agenda de inversiones Global Gateway, explican, «la UE sigue comprometida en países que afrontan inestabilidad, con políticas enfocadas en las necesidades más inmediatas de la población: alimentación, salud, educación». Sin embargo, sobre apoyo específico a los nuevos deportados, no hay pronunciamientos.
Cientos de miles, en busca de asilo
«Para Nicaragua, Venezuela, Cuba y Haití había desde el 2022 una excepción humanitaria que les permitía residir y trabajar en Estados Unidos. Este derecho ha sido derogado por decreto de Donald Trump. Son más de 500.000 que pronto se van a encontrar en situaciones delicadas y precarias», advierte Jimena Reyes. Así las cosas, «es necesario que haya un plan estratégico. La UE tiene que prepararse, pues, sobre todo en España, van a subir las solicitudes de asilo», agrega.
«Las crisis humanitarias son cada vez más severas, más grandes, más frecuentes, y el llamado es a la comunidad internacional para un acción colectiva para salvar vidas», afirman a DW las fuentes de la UE, que a su vez tiene sus propios desafíos en cuanto a respetar derechos humanos con la migración en el Mediterráneo.
En cualquier caso, «los países no están preparados, esa gente quedará en situación muy precaria. Deberían negociar en conjunto un plan con la UE en el marco del Acuerdo de Asociación”, advierte la directora de Protection International para Mesoamérica, Anabella Sibrián.
«La UE debe dejar de ser reactiva y generar una estrategia con los países de la CELAC«, opina la directora para las Américas de la FIDH, Jimena Reyes, con la vista puesta en la próxima cumbre UE-CELAC. Y concluye: «Lamentablemente, por lo pronto, una primera reacción conjunta de los latinoamericanos no fue posible debido a divergentes opiniones sobre la nueva política de migración de los Estados Unidos».
(rml)