Un informe revela que el interés por la política crece en Argentina, pero no fractura los vínculos personales. La mayoría acepta convivir con ideas opuestas en la pareja, la amistad e incluso en los medios de comunicación. Polarización, emociones y vida cotidiana: cómo piensan y sienten los argentinos en 2025.
Cada vez más personas en Argentina declaran estar interesadas en la política. Pero lejos de volverse una grieta sin retorno, ese interés no impide los vínculos afectivos ni fractura por completo la vida social. En cambio, convive con amistades ideológicamente diversas, parejas que piensan distinto y hasta con una escucha activa a periodistas de otras corrientes. Eso revela el nuevo informe «Los argentinos, la polarización y la vida cotidiana», realizado por Pulsar UBA que abordó en qué medida la política penetra la vida cotidiana y cómo impacta, o no, en las relaciones personales, la satisfacción vital y el humor social.
De la apatía al interés selectivo
En comparación con ediciones anteriores del mismo estudio, el dato que más destaca es el crecimiento sostenido del interés en la política. En 2023, el 40% se declaraba “muy” o “bastante” interesado; en 2024 ese porcentaje había subido a 52%, y en 2025 se consolida: 55% se considera hoy políticamente interesado.
El salto más notable lo dieron las mujeres. Según el informe, el crecimiento del interés en política fue de 17 puntos porcentuales entre las mujeres en los últimos tres años, un incremento más pronunciado que entre los varones. También hay diferencias según nivel educativo: cuanto más alto es, mayor es el interés.
Pero este auge no implica necesariamente una ciudadanía más comprometida con las formas tradicionales de participación. Hay un matiz importante: es un interés selectivo, asociado especialmente a votantes de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza. Según el análisis, esto podría interpretarse como una creciente politización de los sectores que hoy apoyan al oficialismo nacional.
La polarización no rompe los vínculos
Uno de los principales objetivos del informe era medir si la polarización política se traslada a la vida cotidiana en forma de juicios morales, discriminación o aislamiento. Y en ese punto, las respuestas fueron claras: el 74% está en desacuerdo con la frase “se puede saber si alguien es bueno o malo por sus opiniones políticas”.
El informe también aborda cómo se reflejan esas creencias en los vínculos afectivos y sociales. El 68% de los argentinos encuestados aseguran que podrían estar en pareja con alguien que piensa distinto políticamente, y la gran mayoría afirma tener amigos con ideas opuestas (87%). Además, más de la mitad de los encuestados escucha a periodistas con los que no coincide ideológicamente (72%), lo que indica una apertura mayor al disenso de lo que suele suponerse en un clima de polarización.
Dos de cada tres argentinos podrían estar en pareja con alguien que piensa políticamente lo contrario.
La política, el amor y la amistad
Al analizar estas variables cruzadas con otras dimensiones, aparecen algunas diferencias interesantes. Por ejemplo, quienes votaron a Javier Milei en 2023 son más proclives a estar en pareja con alguien que piense distinto (74%), en comparación con votantes de Sergio Massa (65%) o Patricia Bullrich (65%). También se observa que las personas con educación terciaria/universitaria completa son menos abiertas a los vínculos diversos en términos ideológicos.
Más allá de las diferencias, el resultado es claro: la mayoría de los argentinos no condiciona sus relaciones y vínculos. La polarización existe, pero no fractura. La política gana centralidad, pero no impide ser amigo o escuchar al que piensa distinto.
Satisfacción personal y clima social
Otro aspecto que exploró la encuesta fue el nivel de satisfacción personal. Ante la pregunta “¿En qué escalón de la vida se ubica hoy?”, en una escala del 1 al 10, el promedio fue de 6,16 puntos, lo que indica una satisfacción moderada, con margen para mejorar.
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En este punto, también aparecen condicionantes ideológicos. Quienes se identifican con el oficialismo (La Libertad Avanza) se declaran más satisfechos con su vida que quienes se ubican en la oposición. Según el informe, “la identificación política no solo expresa ideas: también organiza el estado de ánimo social”. Es decir, no solo creemos diferente: sentimos diferente.
Además, la educación vuelve a ser una variable determinante: a mayor nivel educativo, mayor es el nivel de satisfacción con la vida.
El informe de Pulsar UBA afirma que “la dimensión afectiva y social de los argentinos también se expresa en la valoración presente sobre el tipo de vida que llevan adelante”. En este sentido, amplian que “es bastante notable ver cómo la simpatía partidaria incide actualmente en nuestra satisfacción personal”: quienes se identifican simbólicamente con el gobierno nacional están más satisfechos que quienes se ubican en la vereda opuesta
Más allá del ruido, la aceleración de los discursos y la tensión permanente que muchas veces se imponen en la cotidianeidad, el día a día muestra una lógica más flexible: los argentinos se politizan pero no dejan que eso condicione –mayormente– sus relaciones personales.