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miércoles, julio 23, 2025

Archivo Provincial de Salta: entre tesoros invaluables y desafios de gestión | Conversación con la directora Paula Bertini

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Sumergirse en el mundo del Archivo Provincial de Salta es ingresar en un túnel del tiempo que pone sobre los ojos la posibilidad de interpretar, o reinterpretar, la historia de la provincia, la región y, por qu{e no, de gran parte de la historia que hizo a la construcción del Estado nación argentino.

Sin embargo, como bien lo remarca Paula Bertini, su directora, “la especificidad de lo que hace un archivo histórico, es todavía para una gran cantidad de la población un mundo desconocido”.

Este reservorio por muchos inexplorado, “tiene su primer documento en el año 1583, o sea, un año posterior a la fundación de Salta, y desde ahí se puede hacer un recorrido por el crecimiento de la ciudad, la distribución de tierras, los nombramientos y designaciones oficiales, el crecimiento de instituciones y desarrollo de instituciones como el Cabildo; navegar por todas las guerras de independencia, la conformación del Estado nacional y provincial en el siglo XIX y después la transformación de la administración pública del Estado en el siglo XX”, remarca Bertini como preámbulo a la charla.

Allí también se resguardan testimonios que “reconstruyen la historia del Estado provincial, pero también de su vínculo con las comunidades, porque ahí están todas las tensiones; el Estado con las comunidades indígenas, el Estado con las organizaciones del tercer sector, con los trabajadores, con los ciudadanos”.

—¿Cómo le explicarías a un ciudadano que quizás nunca llegó a la biblioteca, cómo se organiza, cómo se busca y que se encuentra en el archivo?

—Uno de los principios de la archivística es que los archivos que se reciben, sea por el camino que sea, porque se ha comprado documentación, porque lo han transferido las organizaciones estatales, la administración pública o por donación de particulares, el archivo lo que hace es respetar ese agrupamiento documental que viene de un productor. El productor puede ser una persona, en el caso de los fondos personales, o puede ser una institución en el caso de los fondos estatales. Cuando recibimos un agrupamiento documental que puede estar más o menos caótico (en general siempre es caótico), lo que se hace es partir de la lectura, la investigación y la identificación de esos documentos individuales que van conformando series documentales y que van explicando un poco cómo era la actividad de esa institución. Entonces nosotros recibimos, por ejemplo, la documentación del Registro Civil. El Registro Civil se organiza de determinada manera, porque sus funciones se traducen en trámites que se traducen en documentos. Esa organización del Registro Civil nosotros la respetamos, lo que hacemos es reconstruir las funciones del organismo y describir esas series documentales. Entonces, un ciudadano X viene y dice, ‘¿Dónde puedo encontrar partidas de nacimiento de Campo Santo?’, bueno, vamos a ver el Registro Civil que nos transfirió la documentación de partidas de nacimiento, defunción y matrimonio de Campo Santo de tal fecha a tal fecha, si están en el rango, encontramos el documento y servimos al ciudadano. Y así con todos los fondos.

—¿Los municipios traen la documentación a este fondo central?

—No, en general cada jurisdicción tiene la responsabilidad sobre su producción documental. Sí es cierto que en algún momento la organización política provincial tenía muchos territorios nacionales, tenía departamentos que contenían municipios que hoy son mucho más independientes entre sí; de hecho, por la conformación de los municipios es uno de los temas que más nos consultan. Hay tanto vacío de las memorias institucionales de los municipios que muchas veces cuando quieren reconstruir la existencia de las propias municipalidades, de los barrios, de las escuelas o de las instituciones de la sociedad civil, acuden a este archivo porque no encuentran ninguna fuente documental que les ayude a armar ese relato de la historia de su lugar.

Gentileza Archivo Provincial

Y para esos casos, algunas cosas tenemos, porque está el fondo del Ministerio de Gobierno, del Ministerio de Economía, de Hacienda, de Rentas, y el fondo del Consejo de Educación, que es un fondo riquísimo que estamos trabajando ahora. El fondo del Consejo de Educación fue transferido cuando el Consejo de Educación se termina y se crea el Ministerio de Educación, y va desde 1872 hasta 1993. Lo que vos tenés ahí es la historia de la educación en la provincia, pero no es solamente la creación de escuelas, es la definición de programas de estudio, las compras que hacían las escuelas para sus equipamientos y cómo eso se va transformando. Al principio compraban pliegos y tintas, después se compran máquinas de escribir y finalmente, computadoras. Ahí se puede ver la interferencia de las pandemias o de las enfermedades locales en el dictado de las clases: el cólera, la polio, la gripe, es muy interesante leer ese fondo porque va contando una historia que a lo largo del tiempo podés reconstruir todo; la visión sobre la política educativa, la visión sobre el rol de las maestras, la visión sobre la introducción de las artes en el dictado de clase. Además, en algún momento la administración pública solo era Ministerio de Gobierno, de Hacienda y Consejo de Educación, no había mucho más, entonces el Consejo de Educación también tenía todas las áreas de desarrollo social, cultura, la creación de los museos, de las orquestas, todo eso viene de ahí, ahí está todo. Todo lo que hacemos está para el investigador que viene a hacer una investigación y está iniciando, para el investigador que tiene un objetivo muy claro, para el ciudadano que tiene que hacer trámites sucesorios, para el que necesita una ciudadanía en otros países, para certificados de trabajo; el archivo sirve a la investigación histórica pero también a este tipo de trámites que tienen que ver con derechos de identidad o de propiedad de los ciudadanos, así también como para las memorias institucionales.

Primer documento del archivo. 26 de mayo 1583 (Gentileza: Archivo Provincial)

—Comentabas que el primer archivo es de 1583, ¿de qué se trata?

—Es una merced; Mercedes de Tierras y Solares se llamaban y está firmado por Rodrigo Pereira, que era el escribano que acompañaba a Hernando de Lerma. Las Mercedes son las primeras decisiones que se toman con respecto a la distribución de la tierra. O sea, las colonias, las ciudades coloniales, tenían un asentamiento inicial y se iba distribuyendo la tierra entre los avanzados y los colonos que llegaban de España. Obviamente, las distribuciones son ‘de la punta del cerro tal a la ribera del río tal’, esas eran las distribuciones. Es lo primero que aparece en el archivo, todo ese fondo de Mercedes de Tierras y Solares que abarca el siglo XVI y después empalma directo con el fondo de protocolos notariales, que es el fondo de escribanos públicos donde también hay compra-venta de tierras, hay testamentos sucesorios, hay libertad de esclavos, hay venta de esclavos, una serie de documentos que tienen que ver con cómo se iba organizando formalmente esta sociedad que era incipiente. También hay conflictos y litigios con las comunidades preexistentes.

—¿Como por ejemplo?

—Siempre hay una mención; por ejemplo, en las Mercedes que tenemos posteriores, del siglo XVIII y XIX, de la zona de Rivadavia y Orán, se lee la asignación de tierra a tal familia o a tal propietario, y se menciona la comunidad que preexiste, el lote que preexiste. Lo cual es un documento histórico para dar cuenta de esas tensiones.

—Y de Güemes, ¿Qué hay? es la pregunta obligada…

—Lamentablemente, no está toda la producción documental, aunque sí hay mucha documentación de su padre cuando era tesorero de la Real Hacienda, y también está la documentación de él como gobernador. De Güemes lo que más se ve en sus documentos firmados son las demandas y reclamos constantes al Ejército central para proveer al Ejército del Norte de todo lo que hacía falta: caballos para las tropas, uniformes para las tropas, yerba para las tropas, y hay reconocimientos a determinados gauchos que actúan con él.

Güemes envia su médico a Tucumán para asistir a Belgrano (Gentileza: Archivo Provincial)

Esto lo decimos siempre y es lo que nos ayuda a concientizar a quien hoy produce documentación pública. Cuando Güemes firmaba sus notas de reclamo, eran documentos administrativos, eran documentos oficiales administrativos, aburridos si querés. Pasado el tiempo, obviamente en retrospectiva, nosotros sabemos el valor que tienen, no solo porque llevaron su firma, no solo porque era producto de su actividad oficial, sino también porque daba cuenta de cuál era la relación entre Buenos Aires y las provincias. Pero hoy también producimos documentos administrativos, no somos Güemes, nuestra firma no tiene ese valor, pero estamos contando también cuál es la organización de nuestra administración pública provincial, de nuestra relación con la comunidad, de la ciudadanía, de la construcción de políticas públicas, o sea que ese es el grado de responsabilidad que tenemos. Y esto es lo que hoy planteamos con más preocupación, que es el desafío de los archivos históricos. Si esos mecanismos están aceitados, el archivo histórico va a seguir recibiendo la documentación que hace al relato de la administración pública y del ejercicio de las políticas públicas de acá para siempre. Que en el año 2250 pueda venir un investigador y diga, ‘¿Cómo resolvió la administración pública y la salud la pandemia?’, ¿Qué pasó cuando dejó de haber máquinas de escribir y pasamos a la computadora? ¿Cómo se resolvió ese tema en las escuelas? ¿Cómo se hacía el trabajo virtual? Si nosotros no guardamos esas fuentes documentales, no va a haber nada, va a haber grandes vacíos, grandes huecos, y eso es tremendo.

Vialidad Nacional con el rugonímetro probando el terminado del asfalto (Fondo Mera Figueroa, 1936-1940)

—Contáme una perlita del archivo que conozcas, que hayas descubierto…

—Para mí es siempre un descubrimiento hermoso, todos los días tienen algo muy impresionante. Más allá de la documentación de la administración pública, tenemos mucha donación de fondos personales que son super interesantes, porque la administración pública también está montada sobre un relato de la realidad y sobre un recorte, y los fondos personales lo que hacen es completar un poco esas piezas del rompecabezas. Entonces tenés como la voz oficial, la voz estatal y también tenés las pequeñas historias que van alimentando y van completando los relatos, y que muchas veces esos fondos personales no están siquiera contemplados en los grandes relatos provinciales, estatales. Y los fondos personales en general llegan no solo con documentación escrita, sino con fotografías y con documento audiovisual y sonoro. Una de las cosas más impactantes que nos pasó fue cuando llegó la donación de Francisco Pereira, que fue un aficionado al cine y a la filmación, era un un tipo de comienzos del siglo XX, y que al morir dejó unas latas en 35 milimetros en su casa, que su hijo, cuando estaba revisando un poco la casa, encontró y decidió traerlas al archivo. Así llegaron dos latas enormes de 35 milimetros que no sabíamos que tenían, lo único que había era un cartel que decía, «1920, Salta». Por ese dato y por por la vulnerabilidad que tienen este tipo de soportes, que son los de 35 y 16 mil{imetros, las mandamos a digitalizar a Buenos Aires, y cuando volvieron las imágenes pudimos asomarnos a una cosa impresionante; de hecho, nuestro archivo se llama Doctor Joaquín Castellanos y fue la primera vez que lo vi a Joaquín Castellanos en movimiento y no en una foto fija o en un retrato; hay imágenes de la ciudad, imágenes de los alrededores de la ciudad y está la filmación y el registro del viaje que hace Juan Carlos Dávalos junto con una comitiva a Antofagasta cubriendo un poco lo que va a ser después el recorrido del tren a las nubes en una especie de avanzada.

Fotograma donde se ve a Joaquín Castellanos (Gentileza: Archivo Provincial)

—Contame cómo fue el momento cuando llegaron esas cintas digitalizadas…

—Nos juntamos con Ana Soler, responsable de la mediateca, con los fílmicos ya digitalizados y fue muy gracioso porque, obviamente, no teníamos datos en la filmación, así que había que ir descubriendo; me acuerdo en el momento en que apareció Joaquín Castellanos, que es muy característico por su pelo, dijimos, «¡Ese es Joaquín Castellanos!», después, «Eso será la plaza, o será la iglesia tal, o no será». Y después fue lo que hacemos siempre en el archivo que es cruzar datos. Entonces, cuando aparecieron en las filmaciones unos autos Ford con una comitiva en paisajes medio desérticos, y aparece uno que tenía cara de Dávalos, fue ir a la fuente. Entonces empezamos a revisar los diarios de 1920 para ver qué aparecía ahí y justamente, apareció un relato de Juan Carlos Dávalos que se llama «Por las montañas» donde cuenta todo este trayecto, y ahí cerró. Para nosotros el descubrimiento fue muy impresionante porque son imágenes que tienen más de un siglo. Hasta ahora son las imágenes más antiguas que registramos de Salta en imágenes en movimiento.

Fotograma de Juan Carlos Dávalos en su viaje a Chile (Gentileza: Archivo Provincial)

El otro día conversábamos que podríamos pensar que un archivo histórico que guarda papel, fotografía de papel, diapositiva, negativos y fílmicos analógicos, quedó fuera de moda, de circuito, de actualización. Y en realidad hoy toda la información que te llega, que es además abrumadora, tiene un velo de sospecha, ‘¿hasta dónde esto está armado, editado, o es una fake?’, con la inteligencia artificial hoy prácticamente podés recrear situaciones inexistentes, entonces es muy complicado comprobar la verosimilitud de la información que circula. Pero el archivo tiene eso otro, que te encontrás con la materialidad de las cosas, los documentos están ahí. Hay algunos escritos, fotografías o fílmicos que pueden ser reinterpretados infinitas veces, vos podés armar un relato con fuentes documentales, sí que podés, la historia un poco es eso, es una perspectiva que usa esas fuentes documentales, pero el documento está ahí y dice lo que dice, y la foto está ahí y ves lo que ves, y el fílmico está ahí, y cuando hay archivo sonoro estos personajes públicos dicen lo que dicen. Y eso creo que hoy cobra un valor extra.

—Según lo que comentás de los archivos personales, si bien no es que sea lo único que sigue nutriendo al Archivo, resultan muy importantes, inclusive remarcándolo como un voto de confianza a lo público.

—Sí, para nosotros importante que se conozca la función y los servicios del archivo y que se vea, se reconozca que se trabaja con seriedad y con cuidado sobre lo que llega acá, porque ese voto de confianza hace que aquellas familias, instituciones o personas que han acopiado documentación, que puedan confiar en el archivo, que no piensen en tirarlo, sino ordenarlo mínimamente y donarlo al archivo. Siempre las donaciones que llegan de fondos personales, en general vienen sin condicionamientos, la gente lo único que quiere es hacer un salvataje de su propia historia y de lo que saben que puede servir a otras generaciones o a la comunidad. Cuánta historia oficial se contó a través de las correspondencias; el otro día escuchaba que Pigna hablaba de la correspondencia entre Moreno y su mujer y como ella le iba relatando todo lo que sucedía en Argentina, y si bien es un plano íntimo, salen un montón de cuestiones que trascienden lo íntimo. Entonces los fondos personales son claves, y nosotros como archivo tenemos que crear las condiciones, la confianza en el donante para que sepa que acá sus fondos van a estar cuidados, van a estar preservados.

Cacique Calibay, de los indios pulares, reclama tierras. Año 1586 (Gentileza: Archivo Provincial)

—¿Qué sueño tenés para el archivo?

—Contrario a lo que se pensaría, que el sueño de archivo es digitalizar todo, mi sueño, nuestro sueño, que es compartido con el equipo que trabajamos, no es eso sino el acceso pleno a todo lo que el archivo resguarda; eso involucra que terminemos de identificar y clasificar todos los fondos que tenemos que aún no están totalmente identificados y clasificados, que esas descripciones archivísticas estén a la consulta de todo el mundo, que la gente sepa que tiene derecho pleno como ciudadano a hacer uso del archivo… son un montón de sueños, que son sueños colectivos y no son super ambiciosos. Por ahí sí los más ambiciosos sería tener mejores condiciones de guarda del archivo. Hoy el archivo está a su límite espacial, y si nosotros queremos crecer para poder recibir más documentación, deberíamos poder tener otro espacio. Porque, por ejemplo, hoy no podés ver el CD de la década pasada, pero podés leer el documento de 1583, es una situación muy llamativa. Entonces, resulta importante valorar la durabilidad de los soportes, y al mismo tiempo que haya una política provincial archivística integral. Esos son los grandes y modestos sueños que tenemos.

Redacción

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