La eliminación de las LEFI y el giro del Banco Central hacia un régimen de agregados monetarios reavivó la discusión sobre el futuro esquema monetario de la Argentina.
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El Banco Central eliminó las LEFI y avanza hacia un nuevo esquema monetario, con el objetivo de consolidar la estabilidad de precios y fortalecer la credibilidad institucional.
Mariano Fuchila
La transición del Banco Central de la República Argentina (BCRA) hacia un régimen de agregados monetarios, que incluyó la eliminación de las Letras Fiscales de Liquidez (LEFI), reabrió el debate sobre qué tipo de esquema monetario debería adoptarse. Estos regímenes suelen usarse en países con una fuerte estabilización, como ocurrió en Israel durante los años 80, cuando, al igual que en Argentina actualmente, se combinó un estricto control del dinero con el equilibrio fiscal.
En la mayoría de estos países, la transición terminó en un esquema de metas de inflación, en el que el banco central fija objetivos explícitos y comunica con claridad las acciones necesarias para alcanzarlos. Entre las 7 economías más grandes de América Latina, por ejemplo, Argentina y Ecuador son hoy las únicas que no usan este esquema (Gráfica 1). Sin embargo, para implementarlo, deben cumplirse algunos requisitos (Martin Tobal, 2025):
- Ausencia de dominancia fiscal: para que el banco central no financie el déficit fiscal y use libremente la política monetaria (Fredric Mishkin, 2000).
- Inflación ya baja y estable: para que las desviaciones de la meta no sean grandes y no se erosione la credibilidad del banco central.
- Mercados financieros en moneda nacional relativamente profundos: para que la tasa de interés y las operaciones de mercado abierto sean efectivas.
- Sistema financiero resiliente: para que pueda absorber cambios en las tasas sin que se comprometa la estabilidad financiera.
- Pocos precios administrados o dolarizados: para que la política monetaria influya efectivamente en los precios.
De lo contrario, el intento puede ser fallido. Algunos economistas citan como ejemplo la administración de Macri, cuando no había equilibrio fiscal y persistía la dominancia.
No obstante, el panorama hoy luce más favorable. El equilibrio fiscal se logró y, partir de esto, se “limpió” el balance del BCRA. Además, el sistema financiero es sólido, con bancos bien capitalizados y una mora que, a pesar del aumento reciente, es razonable.
Entre el resto de requisitos, el de una inflación baja y estable ha venido mostrando un gran progreso, mientras que los de mercados profundos en moneda nacional y pocos bienes administrados o dolarizados están todavía un poco más lejos de verificarse. Estos requisitos suelen tardar en consolidarse, ya que los períodos inflacionarios, como el vivido hasta finales de 2023, suelen hacer que la gente “se dolarice” y que los gobiernos administren precios mediante la imposición de restricciones, como el cepo.
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Participación en el PIB de los 7 países más grandes de América Latina (economías con y sin metas de inflación)
Aun así, los tiempos podrían ser más cortos de lo previsto: alcanzar una inflación baja y estable no solo es un requisito en sí mismo, sino que también impulsa el desarrollo de los mercados financieros en moneda nacional y reduce la necesidad de que los gobiernos impongan restricciones cambiarias. Así, aunque los tiempos son solo “divinos”, Argentina parece hoy mucho más cerca de parecerse, en el buen sentido, a sus pares.
Martín Tobal, Doctor en Economía por la Universidad de California, San Diego. Actualmente se desempeña como Director de Análisis de Riesgos Macrofinancieros del Banco Central de México.





