El presidente de la CAUL, Fernando Da Silva, lamentó que la obra esté «totalmente paralizada» y señaló que, sin esta línea de conexión, la planta no puede operar. Esta situación no solo detiene una millonaria inversión, sino que también priva a la región de una solución energética crucial y de la posibilidad de generar empleo genuino. El proyecto, que pretendía aprovechar el chip de madera de los aserraderos locales, ahora se encuentra a la espera de que la provincia de Misiones pueda hacerse cargo de la finalización de la infraestructura, una responsabilidad que el gobierno del ultraderechista Javier Milei ha abandonado.
El abandono de esta obra por parte del ultraderechista Javier Milei contrasta fuertemente con las necesidades de la provincia. Mientras la CAUL se reestructura para atender a sus socios y mejorar servicios básicos, como la provisión de energía y agua, el gobierno nacional retira su apoyo en proyectos que son vitales para el desarrollo regional.
Esta parálisis no es un hecho aislado, sino que se inscribe en un patrón de desfinanciamiento de la obra pública que, según el propio presidente de la CAUL, está afectando a distintos puntos del país.
La falta de inversión estatal no solo detiene el progreso, sino que también pone en peligro la sostenibilidad económica de las cooperativas y las industrias locales. El proyecto de la planta de biomasa no solo generaría energía, sino que también daría una salida rentable a los residuos de la industria del aserrío, fortaleciendo toda la cadena productiva.
La suspensión de esta obra por parte del ultraderechista Javier Milei, en nombre de la «motosierra» del Estado, ignora el potencial de crecimiento y el beneficio para la comunidad que una inversión de este tipo podría traer.
