En este contexto de tensión, legisladores de distintos bloques han lanzado una advertencia directa a sus colegas: «La sociedad nos está mirando». El mensaje es claro, ningún diputado debería ausentarse o faltar a la sesión, ya que se tratará de una votación que definirá la relación de poder entre el Congreso y un Poder Ejecutivo que parece cada vez más autocrático.
La Ley de ATN buscaba quitar la discrecionalidad al Poder Ejecutivo para el manejo de estos fondos, asegurando que las provincias tengan acceso a recursos vitales para obras y servicios. Al vetar esta ley, Milei mantiene un poder que, según sus críticos, utiliza como una herramienta de presión política.
Este veto, sumado a los que afectaron la salud y la educación, ha generado un frente común de rechazo que se considera un mandato de las urnas, especialmente tras la derrota electoral del oficialismo en los últimos comicios.
La sesión, impulsada por los bloques de Unión por la Patria, Encuentro Federal, la Coalición Cívica y Democracia para Siempre, tiene el objetivo de alcanzar los dos tercios de los votos para insistir con las leyes vetadas. El llamado a la responsabilidad de los legisladores es fuerte: «Ningún diputado puede faltar».
Este lema refleja la presión de la opinión pública, que demanda a sus representantes que defiendan las instituciones y los derechos sociales frente a lo que muchos consideran un exceso de autoritarismo por parte del Gobierno. La votación no solo revertirá los vetos, sino que también enviará un mensaje contundente sobre la independencia del Poder Legislativo.
Las críticas al presidente ultraderechista no se detienen. Desde distintos sectores políticos se lo acusa de gobernar de espaldas a la realidad social. La diputada Blanca Osuna ha calificado los vetos como «perversos» y ha prometido «frenar a Milei una y cada vez que elija incumplir las necesidades de la Argentina».
Esta postura, que gana cada vez más adeptos, subraya que la disputa no es solo por números o presupuestos, sino por la defensa de derechos básicos como la salud, la educación y el federalismo. El presidente, con sus decisiones, está forzando al Congreso a unirse y a demostrar que el poder no reside únicamente en el Ejecutivo.
La creciente soledad política de Milei es cada vez más evidente. Sus vetos a leyes de amplio consenso no solo revelan una desconexión total con las necesidades de las provincias y de los sectores más vulnerables, sino que también ahondan su aislamiento.
Mientras la oposición se une en un bloque coordinado, el Gobierno no logra construir puentes ni negociar de manera efectiva. El presidente ultraderechista se mantiene en una postura intransigente que lo aleja de los consensos necesarios para la gobernabilidad. La votación de la próxima semana no solo será un termómetro de la relación de fuerzas, sino también una advertencia de que la sociedad está vigilando cada paso de sus representantes.