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miércoles, octubre 22, 2025

Argentina: ¿un pequeño Vietnam financiero?

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Que el Treasury intervenga directamente en el mercado argentino puede ser visto -como dijo algún economista- como un game changer, o también como una muestra de poca confianza en la capacidad de las autoridades locales para controlar la situación.

Normalmente, un anuncio como el de hace solo tres semanas debería haber bastado para ordenar las expectativas. Sin embargo, no funcionó. Entonces, Bessent podría haber dicho que transfería al Ministerio de Economía argentino una suma importante para intervenir. Habría sido lo más lógico. Pero no confiaron, e intervinieron directamente ellos. No sólo en el oficial si no también en el financiero. ¿Llegará la compra de pasos al récord de intervención histórica que fue comprar euros por USD 1.300 millones en el 2000?

Todo esto, es muy peculiar. Y, sin embargo, muchos economistas sostienen con liviandad que cualquier agente -incluso un Estado extranjero- es libre de intervenir en el mercado cambiario argentino de forma tal que pueda influir o modificar la política cambiaria que realiza el BCRA.

Gracias Trump, no me ayudes tanto 

Ahora bien, si viniera un Estado que no es tan «amigo», u otras organizaciones, e intervinieran comprando dólares, ¿qué dirían esos mismos economistas y los medios?

Además, el Secretario del Tesoro nos dice que debemos romper con China, que vamos camino a ser un estado fallido, que la banda cambiaria está bien y el peso está subvaluado; que debe haber mayor sustento político para el gobierno; y que pronto llegarán muchas inversiones norteamericanas a la Argentina. En suma, opina sobre todos los temas económicos, políticos y geopolíticos, con un involucramiento muy capilar y muchas horas de dedicación para un país de la relevancia de Argentina. Como si esto fuera poco, el propio Trump se involucró en todo este vodevil. Y, a su manera, lo convierte en una comedia de enredos. Parece tragicómica, pero es muy triste.

Bessent opina sobre todos los temas económicos, políticos y geopolíticos, con un involucramiento muy capilar y muchas horas de dedicación para un país de la relevancia de Argentina.

Ese involucramiento, por cierto, le genera a Trump costos internos importantes: primero entre los farmers, su base electoral; luego entre los demócratas -encabezados por la senadora Warren- y varios economistas de renombre, desde el Nobel Paul Krugman hasta Roubini, e incluso el mismísimo Larry Summers y también técnicos del Tesoro como Mark Sobel, que conoce muy bien a la Argentina. A esto se suman distintas críticas en los principales medios de prensa. Como resultado de esta inédita aparición de Argentina en la política interna de EEUU, ya se presentó en el Senado un proyecto titulado «No Argentina Bailout Act».

Lógicamente, es muy fácil criticar la ayuda a un país que lleva adelante una política de populismo cambiario promoviendo un dólar barato para ganar las elecciones, y cuyo presidente, reforzando el estereotipo de «país bananero», se presenta en un mega show personal en medio de la crisis.

In the Driver’s Seat

¿Cómo sigue esto? ¿Se profundizará la intervención directa en otros campos? Es posible que las próximas intervenciones directas apunten a diseñar el nuevo esquema cambiario y el gabinete pos-elecciones. En algún momento se irán conociendo las verdaderas condiciones de este rescate.

Cuanto más logren esas condiciones convencer al público y al establishment norteamericano de que la intervención es un buen negocio, menos popular será la misma en Argentina. Seguramente los pedidos incluirán:

· Reformulación del acuerdo con el FMI.

· Profundizar el ajuste fiscal.

· Cambio drástico en la política monetaria y cambiaria.

· Nuevo esquema cambiario y devaluación.

· Nuevas metas de acumulación de reservas.

· Reformas estructurales en jubilaciones, impuestos y flexibilización laboral.

· Avance en las privatizaciones.

· Renegociación de los vencimientos del Acuerdo anterior.

· Eventual reestructuración voluntaria de la deuda.

· Ajustes en temas patentes, especialmente en el sector farmacéutico.

· Cuestiones de preferencias referidas a política energética y minera.

· Alineamiento militar más intenso.

· Alineamientos en política internacional.

Más en general, estas condiciones se inscribirán en solicitar un nuevo esquema de gobierno que garantice gobernabilidad. El Tesoro sabe que la situación de colapso actual no se debe al «riesgo peronista», sino a la mala praxis del propio gobierno (ver Los once errores no forzados de Milei).

En particular, no haber comprado reservas si el dólar no bajaba de 1.000, el desmanejo de las LEFI y la torpeza en la gestión legislativa.

Argentina: ¿un pequeño Vietnam financiero?

Normalmente, estos cambios ministeriales deberían incluir una renovación del equipo económico, pero se verá si Bessent sigue confiando más en un trader desgastado que en liberar las excentricidades teóricas de Milei. O sea, las opciones de Bessent son empoderar a Caputo o un ministro nuevo que limite al presidente.

En cuanto a la devaluación post-elecciones, la principal cuestión a dilucidar es la magnitud y la forma de implementación. Si LLA gana holgadamente, será más ordenada; de lo contrario, podría haber un overshooting más intenso del dólar en medio de la reorganización del gobierno.

China: «Bessent tiene que entender que Argentina no es su patio trasero»

Respecto al principal instrumento de ayuda prometida, que sería el swap, la idea es intercambiar activos argentinos (pesos u otros instrumentos) por dólares (o DEGs), que se contabilizarían en las Reservas del BCRA. Esa instancia, el swap no tendría costo financiero: sería solo un intercambio de activos «equivalentes». Pero lo más interesante será ver qué cosas se pueden realmente hacer con esos fondos, qué autorizaciones se deben pedir y qué tasa de interés se paga en ese caso. Por ejemplo, si se usan ¿Cuál será el costo que pagaremos al Tesoro? ¿Una tasa de mercado o una tasa subsidiada por el Treasury?

El caso de que el Swap con el Tesoro incluya la condición de que deberíamos renunciar al swap con China u otras condiciones con ese país, vale recordar que entonces se deberían devolver unos USD 5.500 millones correspondientes a la parte ya activada de ese acuerdo. Sería una paradoja que, de los 20.000 millones prometidos por el Tesoro, una porción se destine justamente a pagarle a China.

En cuanto a la devaluación post-elecciones, la principal cuestión a dilucidar es la magnitud y la forma de implementación. Si LLA gana holgadamente, será más ordenada; de lo contrario, podría haber un overshooting más intenso del dólar.

Como todo esto no alcanza porque el desequilibrio es profundo, ahora se agrega el esforzado trabajo de Bessent para organizar una «vaquita internacional» por 20.000 millones adicionales en forma de préstamo para comprar deuda. Y, además, despachan a algún empresario a proponer una inversión sideral de 25.000 millones de dólares, más volátil aún que la del hidrógeno verde.

A todo esto, conviene recordar que ya hubo trece ayudas o rescates del Exchange Stabilization Fund (ESF) del Tesoro de Estados Unidos a la Argentina, además de otros como el «Blindaje» en 2001 por 40.000 millones. Sin embargo, nunca se había alcanzado un grado de involucramiento tan directo y profundo en los detalles como el que estamos viendo ahora.

Good morning, Vietnam

Salvando las enormes distancias entre lo militar y lo económico, la euforia de algunos economistas y periodistas por esta intervención directa recuerda a la que vivió la élite de Vietnam del Sur cuando Estados Unidos decidió involucrarse directamente en la guerra civil de ese País, hace 50 años.

Al principio, la intervención se limitó a cuestiones superestructurales -inteligencia, armas y logística-, pero la incapacidad del gobierno de Saigón hizo que cada día EE.UU. se involucrara cada vez más y más en todos los asuntos, hasta incluir el envío de miles de soldados al frente.

Las asimetrías entre las fuerzas en pugna presagiaban como obvio el resultado esperado, pero las complejidades de la realidad cambiaron todo lo proyectado. EE.UU. fue derrotado pavorosamente. Así, la decisión de intervenir directamente fue uno de los grandes errores históricos de la poltica norteamericana. Veremos si con la intervención financiera en Argentina logran mejores resultados.

Redacción

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