Bloomberg Línea — Pese a que sus presidentes están en las antípodas ideológicas más irreconciliables, Argentina y Nicaragua tienen una coincidencia económica: son las únicas dos economías de América Latina que vienen arrojando superávit fiscal, incluso, considerando los servicios de deuda (es decir, superávit financiero).
En el extremo opuesto, se encuentran Colombia y Brasil, que mostraron los déficits más altos en la región.
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Los datos corresponden a un informe de Fitch Ratings que toma los números a junio de 2025 y analiza el comportamiento fiscal de los últimos 12 meses, desde esa fecha hacia atrás.
Argentina y Nicaragua, los únicos superavitarios
Según el estudio de Fitch Ratings, Nicaragua mostró a junio de 2025 un superávit en los últimos 12 meses que equivale al 3,9% del Producto Interno Bruto (PIB).
El país gobernado por Daniel Ortega, ubicado en el extremo izquierdo del espectro político, había concluido 2024 con un superávit de 2,4% y 2023 con un número positivo de 2,5%. Hay que remontarse a 2021 para encontrar el último resultado fiscal negativo (-1,2%).
En la vereda opuesta, el derechista Javier Milei logró cerrar 2024 con un superávit fiscal de 0,3% y, en junio de 2025, tomando los últimos 12 meses, el número se encuentra, también, en 0,3% positivo.
Milei suele jactarse de haber terminado en su primer mes de gobierno con un “déficit de 123 años”.
De hecho, la vocería del mandatario argentino informó que, en las próximas horas, se va a enviar al Congreso el proyecto de Ley de Compromiso Nacional para la Estabilidad Fiscal y Monetaria. Esta normativa, según informó el propio gobierno, tiene el objetivo de “prohibir la emisión monetaria innecesaria y garantizar la vigencia del equilibrio fiscal”.
Entre sus principales puntos, establece que el presupuesto nacional debe proyectar siempre un resultado financiero equilibrado o superavitario. Quedará prohibido sancionar presupuestos deficitarios. En el caso de las prórrogas presupuestarias, deberán mantener como mínimo un resultado equilibrado.
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Déficit en el resto de las economías latinoamericanas
Así fue el resultado fiscal en el resto de las economías mencionadas por Fitch Ratings a junio de 2025, tomando los últimos 12 meses:
- Colombia: -7,5%
- Brasil: -6,7%
- Panamá: -5,6%
- México: -4,9%
- El Salvador: -4,5%
- Ecuador: -4,0%
- Uruguay: -3,9%
- Costa Rica: -3,5%
- República Dominicana: -3%
- Perú: -2,8%
- Chile: -2,7%
- Paraguay: -2,7%
- Guatemala: -1,6%
En 2024, todas las economías latinoamericanas cerraron con déficit fiscal, menos Argentina y Nicaragua. Y en 2023, todas menos Nicaragua (en aquel año, Brasil cerró en -8,2%). En 2022, las únicas superavitarias fueron Nicaragua y Chile, y en 2021, ninguna.

Fuente de la imagen: Bloomberg Línea en base a Fitch..
Desviaciones de las reglas fiscales
El informe de Fitch Ratings sostiene que “es poco probable que las reglas fiscales sirvan de ancla para la consolidación en 2025 en la mayoría de los soberanos que las tienen”. Al respecto, detalla que Uruguay y Colombia han flexibilizado sus reglas fiscales y proyectan déficits mayores.
En tanto, las reglas de Brasil y República Dominicana permiten déficits más altos incluso cumpliéndolas, ya que limitan el gasto primario pero no el crecimiento de los intereses, y en el caso dominicano, desde una base alta en 2024.
Por otro lado, Chile no está en camino de cumplir su meta de déficit, mientras que un fuerte repunte de los ingresos podría ayudar a Perú a alcanzar su objetivo. “Creemos que Paraguay también lo logrará, aunque su déficit no se redujo en el primer semestre”, añade Fitch.
Puntos débiles
Colombia espera que su desequilibrio fiscal empeore este año por las presiones de gasto, lo que motivó que Fitch revise su perspectiva para bonos colombianos a negativa.
Por otro lado, la consultora reseña que el ajuste de México avanza bien, pero advierte que será más difícil frente a rigideces crecientes en el presupuesto y en ausencia de planes de reforma tributaria.
El déficit de Panamá caerá tras el salto de 2024 a medida que desaparezcan factores extraordinarios (por ejemplo, atrasos), según Fitch, que advierte que la falta de medidas concretas para aumentar ingresos o reducir gastos de manera duradera mantiene la perspectiva incierta.
“Las posibilidades de consolidación fiscal sostenida y de estabilización de deuda/PIB en Brasil podrían recién aclararse después de las elecciones de 2026″, concluye el estudio respecto de la principal economía de la región.
Historias de solidez fiscal que se mantienen
De acuerdo con Fitch Ratings, la posición fiscal de Argentina muestra solidez tras el giro de 2024. Esto se debe a que la contención del gasto ha logrado compensar, al menos en parte, las reducciones impositivas y las presiones derivadas del sistema previsional.
Por otro lado, la firma financiera señala que, si bien el déficit de Guatemala está en aumento, todavía se mantiene en niveles bajos. Esa dinámica debería permitir que su deuda en relación con el PIB continúe estable y sin sobresaltos.
Asimismo, Fitch destaca que Nicaragua atraviesa un proceso de fortalecimiento fiscal, con un superávit que sigue en expansión.
Finalmente, la calificadora advierte que el caso de Ecuador es más matizado: el avance fiscal retrocedió levemente en 2025 debido a una menor producción petrolera. Sin embargo, la expectativa es que los esfuerzos de recaudación implementados le permitan cumplir con los objetivos comprometidos con el Fondo Monetario Internacional.
La mirada de Cepal
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) aportó también su visión sobre el panorama fiscal regional. Su secretario ejecutivo, José Manuel Salazar-Xirinachs, explicó a Bloomberg Línea que la mayoría de los países de la región aún cierra con déficit fiscal porque arrastran el fuerte incremento del gasto que se dio en 2020 y 2021 para hacer frente a la pandemia de COVID-19, al que se sumaron otros choques, como la suba de los combustibles.
Sin embargo, Salazar Xirinachs explicó que, desde entonces, los gobiernos han venido haciendo esfuerzos de consolidación que se reflejan en reducciones de los déficits primarios (es decir, sin contar los servicios de deuda).
Según el Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2025, el déficit primario promedio de los gobiernos centrales pasó de 0,4% del PIB en 2023 a 0,2% en 2024, y se proyecta que siga disminuyendo hasta 0,1% en 2025. Cabe puntualizar que el cálculo primario excluye los servicios de deuda.
El ejecutivo de Cepal explicó que ese proceso también impactó en los niveles de deuda. Después de alcanzar un promedio de 56,2% del PIB en 2020, la deuda pública bruta de los gobiernos centrales bajó gradualmente hasta 50,2% en el primer trimestre de 2025.
Cepal no advierte un riesgo inmediato, pero subraya que persisten vulnerabilidades asociadas al contexto financiero: altas tasas de interés y eventuales depreciaciones que encarecen el servicio de deuda. Frente a ello, varios países han optado por dar más peso a emisiones en monedas locales y en mercados internos, lo que reduce su exposición relativa frente a choques externos.
En cuanto a los países con déficits más pronunciados, Salazar Xirinachs remarcó la heterogeneidad de la región:
- En Brasil, destacó la reforma tributaria en curso, que simplificará y unificará impuestos sobre bienes y servicios en un IVA dual, junto con un nuevo marco fiscal orientado a reducir el déficit y contener el gasto público.
- En Colombia, en cambio, detalló que el saldo fiscal de 2024 estuvo marcado por factores puntuales: la reversión de disposiciones de la reforma tributaria de 2022, como la no deducibilidad de regalías, que fue declarada inconstitucional en 2023. Esa decisión generó saldos a favor para empresas de los sectores extractivos y disminuyó los pagos de impuestos en 2024, a lo que se sumó la presión de un mayor nivel de endeudamiento y de los intereses que conlleva.
Respecto de Argentina y Nicaragua, los dos únicos países superavitarios en el último año, el ejecutivo de Cepal señaló que los resultados obedecen a contextos distintos. Nicaragua sostiene balances positivos desde 2022 y un superávit primario desde 2019, impulsado por un crecimiento sostenido de la recaudación tributaria, que pasó de representar el 15,7% del PIB en 2018 al 20,1% en 2024.
En Argentina, en cambio, el superávit primario reciente se explica por una reducción del gasto primario en términos reales, que cayó 4,1 puntos del PIB entre 2023 y 2024, acompañada por un leve aumento de los ingresos tributarios en relación con el producto.
De cara al futuro, la Cepal reiteró la necesidad de avanzar hacia una política fiscal transformadora, capaz de actuar como motor del desarrollo. Para ello, planteó ampliar el espacio fiscal mediante una mayor eficiencia en el gasto e impulso a la inversión pública, al tiempo que se fortalezcan los ingresos a través de la reducción de la evasión, la racionalización de los gastos tributarios y una mayor progresividad en el sistema impositivo, con énfasis en impuestos a la renta de las personas físicas, a la propiedad y a la riqueza.