La noticia del fallecimiento de Diane Keaton, uno de los nombres más respetados y queridos de Hollywood, conmocionó al mundo del entretenimiento el sábado 11 de octubre. La actriz, directora y ganadora del Premio Oscar por Annie Hall, murió a los 79 años en su casa de Brentwood, California.
La información fue confirmada inicialmente por TMZ, que tuvo acceso exclusivo al reporte de emergencia del 911 y a detalles del operativo médico.
La filtración dejó expuesta la cruda llamada que notificó la muerte de una de las ícono de Hollywood más querida: en la llamada al servicio de emergencias, Keaton fue descrita fríamente como “persona caída” (“person down”), un término que, según especialistas, se utiliza en casos de desconocimiento sobre el estado del paciente.

De acuerdo al audio al que accedió TMZ, la ambulancia arribó a la residencia de la actriz alrededor de las 8:08 de la mañana. En el registro se escucha el código de emergencia: “Rescate 19, persona caída”, seguido del pedido de asistencia para el traslado del cuerpo. Hasta el momento, no se ha informado oficialmente la causa del fallecimiento, y las autoridades continúan su investigación.
Mientras desde el entorno más íntimo de Keaton reina el hermetismo, la revista People aportó información clave: según el medio estadounidense, una amiga cercana a la actriz aseguró que en los últimos meses su salud se habría deteriorado, motivo por el cual había decidido alejarse de la vida pública y de las redes sociales desde abril de este año.
La fuente, cuya identidad no fue revelada, expresó su profundo pesar al medio: “Fue tan inesperado, especialmente para alguien con tanta fuerza y espíritu; (su deterioro) fue desgarrador para todos los que la amábamos”, señaló.

El legado de Diane Keaton: una actriz única en Hollywood
Diane Keaton no fue solo una actriz icónica: fue una figura cultural que redefinió el modo de construir personajes femeninos complejos y emocionantes en el cine. Con más de cinco décadas de trayectoria, supo moverse entre la comedia, el drama y el romance con una naturalidad que la convirtió en una referencia ineludible dentro de la industria audiovisual estadounidense.
Nacida en Los Ángeles en 1946 bajo el nombre de Diane Hall, era la mayor de cuatro hermanos en una familia de clase media. Su padre era ingeniero civil y su madre, ama de casa con inclinación artística, fue quien la inspiró a explorar el universo creativo desde muy joven. Durante su adolescencia participó en obras escolares y, apenas terminó la secundaria, decidió que quería actuar. Estudió teatro brevemente en la universidad, pero pronto comprendió que su destino estaba en Nueva York. Allí adoptó el apellido de soltera de su madre, Keaton, como nombre artístico, ya que en Actors’ Equity ya estaba registrada otra intérprete llamada Diane Hall.

Su gran salto llegó en 1972 cuando Francis Ford Coppola la eligió para interpretar a Kay Adams, la novia —y luego esposa— de Michael Corleone en El Padrino, uno de los filmes más influyentes de la historia del cine. Ese papel no solo fue el inicio de su fama mundial, sino también la introducción a Hollywood de una figura atípica: segura, irónica y con una sensibilidad dramática fuera de lo común. Volvió a interpretar el papel en El Padrino II (1974) y El Padrino III (1990), consolidando su presencia en la saga.
En paralelo, Keaton inició una exitosa alianza creativa con Woody Allen, con quien trabajó en títulos como Sueños de un seductor (1972), Manhattan (1979) y La última noche de Boris Grushenko (1975). Pero fue Annie Hall (1977) la película que cambió su vida para siempre: ganó el Oscar a Mejor Actriz por su interpretación de Annie, un personaje que mezclaba fragilidad emocional y humor espontáneo de un modo novedoso para la época. Su estilo andrógino, con trajes oversized y sombreros fedora, inspiró una revolución estética aún recordada en el mundo de la moda.

Lejos de limitarse a la actuación, Diane Keaton también fue productora, directora y escritora. Publicó varios libros, incluyendo memorias y ensayos sobre arquitectura y estilo, otra de sus grandes pasiones. En el plano personal eligió no casarse y formar su propia familia monoparental: adoptó a su hija Dexter en 1996 y a su hijo Duke en 2001, quienes fueron su prioridad absoluta.
Respetada por sus colegas, admirada por generaciones y celebrada por su autenticidad, Diane Keaton fue —y seguirá siendo— un emblema del cine. Una mujer que jamás pidió permiso para ser distinta y que hizo de su vida y su carrera una celebración de la libertad creativa. Su huella en Hollywood es indeleble.
