Este sábado, Córdoba atendió al demonio. Tras brindar dos shows colosales ante más de 90 mil personas en el estadio Vélez, Lali Espósito se presentó en Plaza de la Música con entradas agotadas y arrancó así la gira nacional de presentación de su último disco, No vayas a atender cuando el demonio llama. Próxima parada, 14 de junio en el Metropolitano de Rosario.
Música
Talento local. Tomás Luján, el baterista cordobés que brilla junto a Lali: Ella te nivela para arriba sí o sí
Lali, quien en los últimos días se consagró como ganadora de uno de los premios Ana Frank 2025 en reconocimiento a su compromiso a través de la música como sostén de los valores democráticos, de igualdad de género y su influencia en los jóvenes, brindó un show a la altura del doblete que hizo en el estadio Vélez, pero con el calor cordobés.
Con una infraestructura menor y sin artistas invitados, la cantante pudo adaptar aquellos sus icónicos conciertos al escenario de la Plaza, sin perder la esencia de su grandeza. “Córdoba fue el último lugar que visitamos con la gira anterior y el primero de esta”, contó la cantante en el primer interludio.
El concierto estuvo dividido en siete partes bien delimitadas en función de los siete cambios de vestuario que tuvo la diva. Uno más hipnotizante que otro. Pero también, fue una forma de retratar algunas de sus diferentes facetas artísticas.
Cuando sonó Ego, la cantante se lució con un vestido largo tipo de casamiento y mostró su lado más interpretativo como actriz de telenovela. Al cantar Sola o Motiveishon, dejó ver su costado más salvaje, descontracturado y visceral como performer.
La lista de temas fue la misma que en sus shows de estadio, pero quedaron afuera su reversión de Loco un poco con Turf, Corazón perdido y S.O.S, la colaboración con Taichu.
El palco VIP estaba lleno de amigas y amigos de la artista y algunos periodistas. También estaban su novio, Pedro Rosemblat, y su hermana, Ana Laura. Ambos miraron el concierto embelezados por esa enorme mujer que los llena de orgullo cada día.
El conductor de Gelatina bajó en los últimos temas e hizo pogo con los fans. Se sacó fotos con ellos e intercambió algunas palabras, pero no con el afán de ser el centro de atención, sino para experimentar de cerca ese amor que sienten todos por su “enano faquero” (como la llama él con ternura).
Ulises Bueno se hizo presente en la Plaza hacia el final del espectáculo. Lali se sorprendió al verlo llegar porque no estaba segura si la iba ir a ver y hasta soltó un grito de emoción en el escenario.
El público, mayormente juvenil, estaba extasiado al ver a semejante artista en el escenario. Muchos quedaba obnibulado por su belleza, sensualidad y carisma y lo comentaban entre ellos. La cantante buscaba conectar con esa marea diversa y energética y se emocionaba hasta las lágrimas cuando lo lograba.
“Qué cosa la música. Ustedes no saben porque escribí lo que escribí ni yo lo que significa para ustedes que vengan acá. Pero aún así nos entendemos y nos acompañamos. Es muy lindo eso. No tengo remate” expresó al borde del llanto tras interpretar Perdedor.
Si bien el show estaba enfocado en las canciones de No vayas a atender cuando el demonio llama, la gente coreó mucho más los hits de otros discos que ya se volvieron clásicos como Boomerang, Diva o N5.
Las únicas pantallas que acompañaron a la cantante estaban colocadas a los costados del escenario. En el fondo, se alzaba una mega estructura de caños y luces y una escalera en el medio por donde descendía la artista y su equipo de bailarines y bailarinas.
Cuando estos salían a escena, una señora rubia y sus dos hijas miraban con atención y festejaban cuando alguien en esa dirección las miraba. En diálogo con La Voz, supimos que las mujeres habían ido a ver a Juan Pablo Moyano, uno de los bailarines de Lali, oriundo de San Francisco.
“Es mi sobrino o mi princesito, como le digo yo. Es la primera vez que lo puedo venir a ver”, confesó la dama con mucha alegría.
El sex appeal de Lali es indescriptible. Performatica, sensual y provocativa, la cantante desfiló, “perreó” y bailó por la pasarela, mientras miles de celulares la seguían bien de cerca. “¡Arrancamos fuerte, mucha energía!” afirmó tras cantar Sexy.
La banda es una de las joyas del espectáculo. El bajista Juan Giménez Kuj, los guitarristas Chipi Rud y Lu Torfano, el baterista cordobés Tomi Luján, el tecladista Fran Azorai y la percusionista Carolina Cohen acompañaron a la artista con gran profesionalismo y mantuvieron bien arriba la energía cuando ella se cambiaba de atuendo.
Luján se llevó varios elogios entre las chicas que estaban en el campo cerca de las salidas de emergencia cada vez que la cámara lo enfocaba y su imagen se proyectaba en las pantallas.
Por su parte, Rud fue una de las más ovacionadas de la noche, ya sea por el gran solo de guitarra que cerró Ahora como por su participación en el tema No hay héroes, donde quedó sola acompañando a Lali sobre la pasarela. Las y los cordobeses le cantaron el feliz cumpleaños a pedido de la artista.
La diversidad jugó libre y a sus anchas sobre el escenario y entre el público. Las banderas de la comunidad LGBTIQ+ coparon cada rincón de la Plaza y flamearon orgullosas en la canción Soy. “Aguante Lali la p*** que lo parió” y “Lali presidenta”, gritaban los fans.
“Gracias por estar acá, por acampar, no puedo creer que hagan algo así. Ni por mi vieja te acampo. Estoy muy emocionada de estar en tour, hace mucho que no estaba así”, exclamó la coach de La Voz Argentina.
En Mejor que vos, la escena se tiñó de colores y, aunque la ciudad no contó con la participación de Miranda! en vivo, la cantante le pidió a sus fans que les mandaran un grito de amor a la distancia para sus colegas.
En K.O, Lali se puso unos guantes de boxeo con brillos y las palmas descubiertas. Esa imagen dejaba en claro por qué Pedro Rosumblat le puso ese cariñoso apodo a su novia.
Sin embargo, nada provocó tanto éxtasis como los temas que vinieron al final. Plástico, Fanático, Pendeja y No me importa cerraron una noche histórica para Lali y sus fans que armaron un pogo desmesurado.
Si bien era el momento para expresar algo más polémico, la cantante solo optó por hacer de nuevo el gesto del presidente Javier Milei cuando le sacan una foto. En todo caso, prefirió dejar la provocación en manos de la gente, que bien entiende el juego.
Desde ayer a la mañana, los fans comenzaron a hacer fila a pesar del frío y la amenaza de lluvia (que por suerte no se hizo lugar esta noche).
Los más osados montaron una carpa en la entrada de la Plaza desde hace dos semanas para ocupar los primeros lugares de la valla y tener a la ídola pop lo más cerca posible.
Por su parte, la protagonista de la noche compartió fotos y videos en sus redes sociales “manijeando” el show. En una de sus historias de Instagram, se mostró cantando Lokura, tema que abre el concierto, en el baño del hotel donde se alojó.
Además, mostró una de las remeras oficiales de su merchandising que en la espalda decía “no vayas a atender cuando el demonio tuitee”. Antes, durante y después del show, la gente gritó contra el gobierno libertario. El cántico “Milei, basura, vos sos la dictadura” no dejó de sonar en toda la noche.
