La fachada principal de la casa Batlló en el Quadrat d’Or modernista es una de las más icónicas de la ciudad y una de las más fotografiadas por los turistas a diario. Sin embargo, estos días acapara el protagonismo la parte trasera de este edificio patrimonio mundial por la Unesco.
Tras una minuciosa restauración integral que ha durado alrededor de un año, la fachada posterior de esta obra de Antoni Gaudí ha recuperado su esplendor original.

Turistas visitando la casa Batlló
Ana Jiménez
El descubrimiento más destacado está relacionado con el color. Para llegar a la tonalidad actual, diferentes equipos de investigación han analizado previamente en el laboratorio durante meses los diferentes materiales. Y las sorpresas han sido varias. Por un lado, el negro de las rejas y de los balcones de hierro forjado ha dado paso al blanco original. Por otro lado, las paredes de estuco de la fachada ya no de un color crema sino negras. Hay más. La madera de las ventanas vuelve a ser verde y no blanca como hasta ahora.

La fachada posterior de la casa Batlló tras su restauración integral
Ana Jiménez
“Hemos podido validar muchas cuestiones que intuíamos, pero que no teníamos la certeza. Por ejemplo, no éramos conscientes de estos contrates de colores tan exagerados. Creemos que la fachada ha cogido una elegancia y sobriedad que no tenía”, destaca Xavier Villanueva, el arquitecto responsable de la restauración.
Para él, esta revelación de colores tiene todo el sentido y guarda relación con el resto de la casa. Así, el verde de la madera es el mismo que el de las ventanas de la fachada principal o la forja es blanca como las rejas del interior del edificio.

La fachada posterior ha recuperado el color negro original del estuco
Ana Jiménez
El visionario arquitecto se inspiró especialmente en la naturaleza para idear la casa Batlló. Y la fachada posterior no es una excepción. Simboliza una especie de jardín vertical con una planta trepadora que sube por los laterales y se junta en la parte superior. Se desconoce la fecha exacta de cuando la fachada posterior perdió su piel original y a lo largo de los años ha sufrido diferentes alteraciones cromáticas.
La contaminación también le ha afectado. No hay que olvidar que antes el tren circulaba por la calle Aragón a través de una zanja y no era poca la humareda que desprendía. Se sabe que durante los años 30 del siglo pasado se hizo una intervención pintando los balcones de negro y el interior de las casas de un marrón oscuro.

Las rejas y las barandillas de hierro antes eran negras y ahora son blancas
Ana Jiménez
Los arquitectos todavía descubrían algunas cuestiones estos últimos días. Por ejemplo, Gaudí se las ingenió para limpiar la suciedad de la fachada haciendo pasar el agua de la lluvia a través de los elementos decorativos de cerámica. Configuró los balcones de tal manera para forzar que el agua discurriese por los laterales de la fachada donde está el trencadís y así autolimpiar el vidrio sin afectar al estuco.

El patio posterior también se ha restaurado
Ana Jiménez
“A medida que hacemos la restauración vamos aprendiendo cómo Gaudí soluciona problemas constructivos”, apunta Joan Olona, arquitecto técnico de la casa.
Casi dos millones de visitantes anuales
Esta restauración, que coincide con el 20 aniversario de la casa como Patrimonio Mundial de la Unesco, ha supuesto una inversión de 3,5 millones. El año pasado, la entidad que gestiona el edificio superó los 65 millones de euros de facturación y los 34 millones de euros de beneficio, en un contexto marcado por el aumento de visitantes. En el 2024, la casa recibió 1.908.070 visitantes, un 21% más que en el 2023. Por nacionalidades, las mayoritarias fueron Italia (15%), España (14,6%), EE.UU. (14,3%) Francia (8,3%) y Reino Unido.

La nueva pérgola con las jardineras y de fondo la fachada posterior restaurada
Ana Jiménez
Uno de los mayores retos de esta intervención ha sido recuperar las barandillas de hierro de los balcones. De forma artesanal, se ha intervenido pieza a pieza -más de 500- para recuperar su aspecto original y quitar las soldaduras añadidas. También se ha restaurado el innovador sistema para la época de bóvedas armadas que sostienen los balcones, con una estructura mixta de ladrillo y de hierro en forma de espiral.

Una turista posa para una fotografía debajo de la pérgola
Ana Jiménez
Otro de los cambios bien visibles se encuentra en el patio posterior de la planta noble. En este lugar había unas jardineras y una pérgola de brezo. Al menos, en los años 50 ya no estaban estos elementos.

Fachada posterior de la casa Batlló en una imagen de 1906
Archivo Mas- Fundació Institut Amatller d’Art Hispànic
A partir de fotografías antiguas se han reproducido, incluso plantándose en las jardineras la variedad de especies de antaño – jazmín y plumbago azul-, además de rehabilitarse su pavimento de mosaico formado por más de 80.000 piezas. Otro dato: la pared de fondo del patio también ha recobrado su color negro original.

En la derecha de la imagen, la fachada antes de la restauración y en la izquierda su aspecto actual tras la intervención
Casa Batlló: David Cardelús/Claudia Mauriño
Como explica Villanueva, es el mundo al revés. Aquello que era claro es oscuro y viceversa, como el negativo de una fotografía.