El Tribunal Oral Federal N°6 condenó a Fernando Sabag Montiel a la pena de 10 años de prisión y a Brenda Uliarte a la pena de años de 8 años de prisión por el ataque a Cristina Kirchner, ocurrido el 1° de setiembre de 2022. A Sabag Montiel —que gatilló a centímetros de la entonces vicepresidenta y luego confesó querer matarla— el Tribunal lo encontró culpable del delito de tentativa de homicidio agravado por el uso de arma de fuego.
A Uliarte, que fue su pareja y estuvo presente la noche del ataque fallido en Recoleta, la condenó como partícipe necesaria del mismo delito.
El tercero de los implicados, Nicolás Carrizo, sobre quien ya no pesaba ninguna acusación, fue absuelto por el Tribunal.
La pena de Sabag Montiel fue unificada con una condena previa de cuatro años y tres meses por tenencia y distribución de material de abuso sexual infantil. Fue condenado a un total de 14 años de prisión.
El veredicto fue leído este mediodía por la presidenta del Tribunal, Sabrina Namer, que estuvo acompañada de sus pares, los jueces Ignacio Fornori y Adrián Grünberg.

Foto: Ricardo Pristupluk/La Nación.
Los condenados recibieron la sentencia sin sobresaltos, rodeados por una custodia que fue reforzada especialmente para la lectura del veredicto.
Fue un par de horas después de que los acusados dijeran durante la mañana sus últimas palabras.
Sabag Montiel, el primero en hablar, ofreció un relato confuso, en el que comparó la causa con la muerte del fiscal Alberto Nisman, y sugirió, indirectamente, que podría sucederle algo a él tras la condena. También tejió hipótesis propias de los hechos y dijo que el caso estuvo “armado”.
“Básicamente lo que quiero aclarar es que toda esta causa estuvo armada. Que plantaron un arma y que Carrizo quiere cambiar de defensor cuando fue [Gastón] Marano [su abogado] le plantó el arma y básicamente es una estrategia la viene usando Cristina Kirchner al igual que como se repitió con el fiscal Alberto Nisman”, comenzó.
“La misma estrategia que usaron con Diego Lagomarsino, usando una persona del entorno de Nisman para confundir y no levantar sospechas —prosiguió— dando a entender que una persona como Nisman no necesitaba suicidarse y tenía un arma propia, tenía una 9 milímetros, la cual si él hubiera querido”.
La jueza Namer lo interrumpió y le advirtió que debía ceñir su declaración a los hechos investigados en esta causa. Sabag Montiel, sin embargo, continuó ampliando su declaración en la misma dirección, mencionando en un relato desordenado a la jueza María Servini, al fiscal Carlos Rívolo —ambos intervinieron en el proceso—, a Santiago Maldonado, al resto de los vendedores de algodón de azúcar, a Gerardo Milman —que fue investigado en una causa paralela—, y al presidente de Brasil, Lula de Silva.
“Todos sabemos que [Lula] fue a visitar a Cristina y le pidió expresamente y personalmente que se encargue de mi situación”, afirmó. “Ya está no quiero hablar más, ya dije lo necesario”, concluyó.
Uliarte, por su parte, eligió no hablar antes del veredicto.

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Carrizo, en cambio, que estuvo preso durante todo el proceso, pero las acusaciones contra él fueron retiradas por la querella y la fiscalía, se refirió a su situación personal.
“Me parece un poco injusto que vaya gente presa y tenga que esperar tanto tiempo para llegar a un juicio y recién ahí, a esa persona, por así decirlo, le digan, ah, bueno, ya te podés ir en libertad”, dijo. “Siento esa impotencia, por haber pasado esos tres años que nadie me los va a devolver. Solo eso”, concluyó.
Los fundamentos de la condena serán dados a conocer el 9 de diciembre. Sobre esos ejes trabajaran los abogados defensores en sus recursos de apelación.
Federico González del Solar / La Nación (GDA)