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domingo, junio 15, 2025

Autoridad o vínculo: el desafío de hoy para las familias

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Por Melina González Paulos, especialista en Desarrollo infantil y en Vínculo materno -infantil, Lic. en Atención Temprana al Desarrollo infantil, Profesora en Discapacidad Intelectual y Facilitadora del Método Paternidad efectiva. 
terapiamaternoinfantil.com @almadenino.crianza

El desafío entre autoridad y vínculo hoy es más complejo y a la vez más urgente que nunca. Ya no se trata de una dicotomía rígida donde uno excluye al otro; el verdadero reto es cómo integrarlos de manera fluida y consciente.
Tradicionalmente, la autoridad la hemos asociado con el control, la imposición y el establecimiento de límites claros, a menudo desde una posición jerárquica. El vínculo, por otro lado, lo relacionamos con la conexión emocional, la cercanía, el afecto y la comprensión mutua.

Hoy, las familias se enfrentan a un contexto donde la información es abundante y accesible. Los niños y adolescentes tienen acceso a múltiples perspectivas y fuentes de información, lo que desafía las verdades absolutas y las imposiciones sin argumentación. La individualidad es valorada Hay un mayor énfasis en la autonomía y la expresión personal, lo que puede chocar con modelos de autoridad más tradicionales. La salud mental es una prioridad Se reconoce la importancia de las relaciones saludables y el impacto negativo de dinámicas autoritarias o desconectadas. 

Ahora bien, el desafío, entonces, radica en cómo los padres y cuidadores pueden mantener una presencia directiva y de guía (autoridad) sin sacrificar la conexión emocional y la intimidad (vínculo). Cuando la autoridad se ejerce sin vínculo, se corre el riesgo de generar resentimiento, rebeldía o sumisión pasiva. De caer en el autoritarismo caprichoso por el cual simplemente queremos que nuestros hijos obedezcan y  cuando el vínculo carece de autoridad, se puede caer en la permisividad, la falta de estructura y la sensación de desorientación, por falta de una guía asertiva.

Repensemos entonces la disciplina, la autoridad y la forma que guiamos a nuestros hijos a un enfoque integrador  Para repensar la disciplina, es fundamental alejarse de un modelo punitivo o de control y avanzar hacia un enfoque que nutra tanto la estructura como la relación.

Por un lado la disciplina como enseñanza, no como castigo es importante que pongamos el enfoque en el aprendizaje. Ver la disciplina como una oportunidad para enseñar habilidades, valores y consecuencias naturales, en lugar de un castigo por un “mal comportamiento”. Explicar el porqué Ayuda a los hijos a entender el razonamiento detrás de las reglas y límites fomenta la comprensión y la internalización, en lugar de una obediencia ciega. Así como también el modelado de comportamiento Los padres son los principales modelos. La forma en que manejan sus propias emociones y conflictos es fundamental.
La búsqueda de todos los padres y madres hoy es lograr una autoridad con cercanía y empatía, ¿es posible hoy?
Sí, la autoridad nutritiva es posible, Ejercer una autoridad que sea firme en los límites pero suave en la entrega. Esto implica escuchar, validar sentimientos y ofrecer apoyo, incluso cuando se está estableciendo una consecuencia. A su vez establecer límites claros y negociados. Establecer límites no significa imponer, implica comunicarse claramente y, cuando sea apropiado, involucrar a los hijos en la conversación sobre por qué son necesarios y cómo se pueden cumplir.
Es clave la validación emocional, reconocer y nombrar las emociones de los hijos (“Entiendo que te sientas frustrado por no poder usar la tablet ahora”). Esto no significa ceder, sino construir empatía y conexión.

Es el vínculo el  pilar de la disciplina efectiva pasemos tiempo de calidad, escuchemos aquello que tienen para decir, atendamos sus intereses y gustos como por los vínculos que tienen en sus ámbitos es la forma de que ellos acepten nuestra guía.

Comunicación abierta: Fomentar un ambiente donde los hijos se sientan seguros para expresar sus pensamientos y sentimientos, incluso si son diferentes a los de los padres.
Reparación de la relación Cuando surgen conflictos, priorizar la reparación del vínculo una vez que la consecuencia ha sido aplicada. Esto puede ser a través de una conversación, un abrazo o un gesto de conexión.
Como padres y madres debemos tener flexibilidad y adaptación para considerar la etapa de desarrollo. Lo que funciona para un niño de 5 años no es lo mismo que para un adolescente de 15. La disciplina debe ser flexible y adaptarse a las necesidades y capacidades evolutivas, pero sin descuidar el autocuidado parental. Los padres cansados o estresados tienen más dificultades para manejar la disciplina de manera efectiva. Priorizar el autocuidado es fundamental para una parentalidad consciente, efectiva y saludable para todos.

En definitiva, el desafío actual radica en trascender la falsa dicotomía entre autoridad y vínculo. La disciplina efectiva hoy no se trata de elegir uno sobre el otro, sino de encontrar la integración armoniosa donde la autoridad se ejerce desde un lugar de respeto y conexión, y el vínculo se fortalece a través de límites claros y coherentes. Es un camino de aprendizaje continuo, tanto para padres como para hijos, que busca formar individuos responsables, empáticos y conectados.


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Redacción

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