Cincuenta años no son solo una cifra redonda. Son una oportunidad para mirar atrás, agradecer el recorrido y seguir avanzando. En Badia del Vallès, esos 50 años están hechos de memoria compartida, de lucha, de acogida. De una historia humilde, pero profundamente transformadora.
Porque Badia no nació solo el día que se inauguraron sus bloques, el 14 de julio de 1975, por los entonces príncipes, Juan Carlos y Sofía. Nació cuando comenzaron a llegar las familias. Familias trabajadoras, humildes y valientes. Personas que venían desde distintos rincones de España con un futuro por construir. Aquí encontraron hormigón, sí. Pero también encontraron a otros con los mismos sueños. Y todos juntos levantaron una ciudad.
Es un reflejo de la diversidad de Catalunya, su capacidad de acoger, integrar y construir
Lo hicieron organizándose. Luchando. A veces en silencio, otras cortando una carretera o manifestándose por una escuela, un médico, una línea de autobús. Porque sabían que no bastaba con tener una casa: hacían falta servicios para tener una vida digna. Y esa dignidad fue conquistada paso a paso, gracias a la reivindicación vecinal y al avance de la democracia.
Badia es la historia de un kilómetro cuadrado que ha sabido ensancharse en derechos. Un espacio que refleja la diversidad de Catalunya, su capacidad de acoger, de integrar y de construir. Una ciudad que demuestra que la igualdad de oportunidades no es un tópico, sino una realidad posible cuando hay voluntad política y compromiso de la ciudadanía.
Hoy, medio siglo después, somos hijos e hijas, nietos y nietas, de esa historia. Y tenemos el deber de compartirla, recordarla y hacerla respetar. De no olvidar lo que costó cada logro y cada avance. Porque los derechos que adquirimos se deben seguir defendiendo. Y porque hay discursos que vuelven y que cuestionan lo que tanto costó conquistar.
Frente a eso, Badia responde con su ejemplo. Con una ciudad donde la memoria se transforma y se convierte en orgullo. Donde las nuevas generaciones de badienses heredan no solo una ciudad, sino también una manera de entender la vida: justicia, solidaridad, democracia y reivindicación.
Hoy, 14 julio, celebramos, 50 años de historia, y miramos hacia delante con optimismo. Porque enfrentamos nuevos retos y, sabemos que solo los superaremos como siempre lo hemos hecho: juntos.
Badia del Vallès es la prueba de que una mirada colectiva puede cambiar vidas. Y no hay mejor homenaje que seguir haciéndolo posible.