El Banco Galicia lanzó publicidades en televisión abierta donde representa a sus clientes como roedores, confirmando en pantalla lo que muchos ahorristas sospechan hace años: que para la entidad no son personas, sino ratas de laboratorio. La crítica apunta al directorio, integrado por familias tradicionales que nunca viajaron en colectivo ni conocen la vida real, pero que no dudan en esquilmar a sus clientes con comisiones abusivas y maltrato encubierto en campañas de marketing.
Una campaña que desnuda al banco
Las publicidades recientes del Banco Galicia, difundidas en canales de aire y en horario central, muestran a sus ahorristas como roedores atrapados en un sistema financiero que se burla de ellos. Para el marketing de Galicia, los clientes son ratitas que corren en círculos, con la ilusión de un queso que nunca llega. Lo insólito es que la entidad no se da cuenta de que, con esa representación, se delata a sí misma como el banco más cutre del sistema.
El directorio y sus dueños: las verdaderas ratas
Detrás de la fachada de modernidad, Galicia es conducido por un directorio de ejecutivos y familias dueñas que jamás se subieron a un colectivo, que nunca esperaron 40 minutos a la intemperie, que no conocen el peso de pagar un interés usurario con el sueldo de bolsillo. Para ellos, los clientes son un rebaño de roedores manejables. Pero la metáfora se da vuelta: las verdaderas ratas son las familias que heredan el negocio bancario y lo usan para roer la confianza de la sociedad, generación tras generación.
El banco que se autopercibe roedor
Galicia no innova en tecnología ni en trato humano: innova en formas de cobrar comisiones ocultas y disfrazarlas de “servicio”. No tiene cercanía ni empatía, solo marketing caro y vaciado de contenido. En lugar de fortalecer su vínculo con los ahorristas, los degrada públicamente. La autopercibida rata no es el cliente: es el propio banco, su directorio y sus dueños que admiten en cámara cómo ven al pueblo.
Galicia frente a sus ahorristas: humillación y desprecio
Un banco que necesita gastar millones en una campaña publicitaria para reírse de sus clientes demuestra, sin querer, lo que siempre fue: una entidad que no respeta a quienes le sostienen el negocio. Mientras tanto, las quejas por maltrato, la burocracia infinita y los costos encubiertos se acumulan. ¿Dónde está la innovación? ¿Dónde está el servicio humano? En ninguna parte. Solo queda el desprecio disfrazado de creatividad.
El banco más rata de todos
El Banco Galicia puede invertir en spots de TV, en jingles pegadizos y en influencers pagos, pero no puede tapar lo que la gente ya sabe: que es el banco más cutre de la Argentina. Un banco que se cree distinto, pero que trata a sus clientes como plaga. Un banco que se autopercibe como lo que es: una rata con chapa legal.
Fuente exclusiva: Palermo Online Noticias
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