El Ayuntamiento de Barcelona está intensificando su lucha contra las pintadas. La nueva estrategia consiste en limpiar mucho, hasta desanimar a los grafiteros. Los técnicos del Consistorio están prestando especial atención a los edificios catalogados y protegidos. En estos momentos también están instalando experimentales vinilos que facilitan la limpieza de las barandillas de las pasarelas que salvan el tráfico. Son unas de las superficies tradicionalmente más codiciadas por los grafiteros. Aquí, en lo alto, frente al ir y venir de vehículos, siempre encontraron un nutrido público. Y además los técnicos municipales están ampliando los espacios que remozan de un modo intensivo cada cuatro meses desde principios del 2024. Entonces la recién estrenada contrata de limpieza del Ayuntamiento marcó una nueva estrategia, y el gobierno del alcalde Jaume Collboni hizo de la cruzada contra el pintarrajo una de sus prioridades.
Según datos municipales, desde febrero del 2024, los técnicos realizaron 23.572 actuaciones de limpieza en 17.752 rincones considerados problemáticos de todos los distritos, sobre todo en sus cascos más antiguos. Hablamos de lugares de referencia en este mundillo, como el cruce de la de las calles Tallers y Sitges, donde cualquiera que quiera darse a conocer cuelga un montón de fotos en Instagram. Y también de las muy hiphoperas gradas de la plaza Joan Coromines, entre el CCCB y el MACBA, o de la históricamente pintarrajeada calle Joaquín Costa. Los trabajos de la primera ronda resultaron especialmente laboriosos. Detrás de cada pintada daban con otra, y luego con otra… Pero las cuatro rondas posteriores fueron más sencillas. Los técnicos encontraron en estos lugares cada vez menos pintadas. De ahí que el número de actuaciones necesarias para adecentar estos espacios fuera disminuyendo una tanda tras otra.
Cada vez más gente reprende a cualquiera que sorprenda con un rotulador de los gruesos en acción
Y en las últimas semanas estas zonas de tratamiento especial se incrementaron considerablemente con la incorporación de hasta 37 viales. La mayor parte están en Ciutat Vella, el distrito tradicionalmente más pintarrajeado, pero también los encontramos en la rambla Badal, la Via Augusta, la avenida Roma, la calle Torrent de l’Olla… Además, los servicios de limpieza también se afanan últimamente en sacar lustre a muchos elementos mucho tiempo ninguneados, como bancos, farolas, aparca bicis, grandes bolas de hormigón en zonas peatonalizadas… Al parecer que les borren sus pintadas una y otra vez está desanimando a muchos aficionados al spray, más que la presión de la Guardia Urbana .

Las pintadas están enquistadas en la vida cotidiana de los barceloneses
MANÉ ESPINOSA
La policía municipal interpuso 328 multas por alteraciones del espacio público en el 2022, 484 en el 2023, 417 en el 2024 y 110 durante el primer trimestre de este año. Y la primera tanda de limpieza intensiva de grafitis, la que puso en marcha este nueva estrategia en febrero del año pasado, adecentó en Ciutat Vella hasta 5.346 lugares atestados de manchurrones. Y de todos ellos, en las cuatro posteriores rondas de abril, septiembre y diciembre del 2024 y también del pasado febrero, los técnicos solo tuvieron que actuar de nuevo y respectivamente en 481, 535, 374 y otros 374 lugares de los 5.346 limpiados un año atrás. Es decir, durante estos meses las tasas de reensuciamiento cayeron hasta el 7%. Cuanto más se limpia, menos se ensucia. Solo los writers más obcecados parecen dispuestos a mantener esta pugna. Porque el grafiti nació como un movimiento contracultural, y muchos grafiteros se alimentan del rechazo de los demás.
Las nuevas estrategias también se dejan notar en muchos edificios catalogados. Con la nueva contrata el servicio también trabaja las fachadas con niveles de protección B, C y D. Solo quedan fuera los inmuebles con nivel A, como la Catedral, aquellos que requieren de un tratamiento especial. Fuentes municipales agregan que el año pasado el Ayuntamiento llevó a cabo más de 5.000 actuaciones en edificios de algún modo protegidos, que la media mensual ronda las 470 actuaciones y que el 75% de ellas se realizaron en Ciutat Vella. Los técnicos están especialmente satisfechos con las limpiezas hechas el año pasado del centro cívico La Sedeta, del edificio de Correos,de la sede del distrito de Gràcia y del teatro Grec.
Esta batalla también hace que proliferen los garabatos más toscos
“Con esta metodología hemos consolidado que los ámbitos de limpieza programada de grafitis se mantengan un 90% más limpios –dice Laia Bonet, la primera teniente de alcalde del ejecutivo socialista–. Es un hecho muy relevante porque nos permite aumentar los espacios donde se realizan limpiezas periódicas y porque el impacto de los grafitis es importantísimo en la percepción de la limpieza de la urbe. Uno de los objetivos principales de este gobierno es que todos los barrios tengan un espacio público excelente”.
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Estos números ilustran cómo hoy día Barcelona dedica más esfuerzos que nunca a esta cuestión, y también cómo hasta hace poco el Ayuntamiento actuó en este ámbito un tanto a salto de mata, de un modo aleatorio e improvisado, principalmente en fachadas no catalogadas, calzadas y aceras en función de las quejas ciudadanas y de lo que se encontraban a botepronto los equipos encargados. De ahí que, si bien es cierto que algunos de los parajes históricamente conquistados por los grafiteros, caso de los alrededores del recinto del antiguo hospital de la Santa Creu, ofrezcan de un tiempo a esta parte un aspecto inusualmente despejado, también es verdad que las firmas más burdas, toscas y sucias continúan enquistadas en el espacio público barcelonés. De hecho, el garabato tiene cada día más protagonismo en la ciudad. Uno de los daños colaterales de la guerra contra el grafiti es la proliferación de manchurrones que se trazan en pocos segundos.
Aquellos tiempos un par de décadas atrás en los que grafiteros de las cuatro esquinas del planeta acudían a Barcelona cargados de aerosoles porque aquí su mayor problema era que otro grafitero enseguida le pintara encima quedaron atrás. A muchos vecinos ya no les hacen gracia tantas firmas. La verdad es que últimamente la gente llama la atención cada vez con mayor severidad a cualquiera que sorprenda con un rotulador de los gruesos en la mano.

Técnicos municipales instalan vinilos anti grafitis en una pasarela
MANÉ ESPINOSA
Vinilos a prueba para limpiar las pasarelas transparentes
Las barandillas transparentes de las pasarelas siempre fueron un quebradero de cabeza para los técnicos encargados de borrar pintadas. Estos trabajos normalmente comportan actuaciones nocturnas que muchas veces obligan a cortar el tráfico en tanto que requieren del uso de plataformas elevadoras. El Ayuntamiento está llevando a cabo una prueba piloto en las plazas Cerdà y Lesseps mediante la instalación de vinilos que facilitan mucho estas labores de limpieza. De este modo las interferencias en la vida cotidiana de la ciudad son menores. Además, los técnicos pueden trabajar en seco. Las pasarelas siempre fueron uno de los escenarios preferidos de los grafiteros, sobre todo aquellas que cruzan viales de intenso tráfico.