
Barcelona
El gobierno del alcalde Jaume Collboni extenderá la prohibición de las rutas de borrachera a toda Barcelona y redoblará la presión sobre los negocios que participan de esta atracción turística que tanto perturba el descanso de tantos vecinos. Hasta ahora este veto del Consistorio funcionaba únicamente en los distritos de Ciutat Vella desde hace 13 años y del Eixample desde hace apenas un par de meses. El ejecutivo municipal acaba de aprobar de manera inicial el decreto que ha de terminar de blindar el resto de la urbe. Lo más probable es que la medida entre en vigor a principios de septiembre a más tardar.
El teniente de alcalde de Turismo y estos días también alcalde accidental, el socialista Jordi Valls, aseguró que tras las restricciones interpuestas en el Eixample la Guardia Urbana no detectó un incremento de estos saraos en los distritos de Gràcia y de Sant Martí, y que en verdad lo que está haciendo el Ayuntamiento es lanzar un claro mensaje a todos los que hacen posible estas actividades a fin de que entiendan que el Ayuntamiento no está dispuesto a dejarles trabajar con tranquilidad. Este decreto funcionará durante cuatro años, luego deberá ser renovado. Hace unos cuantos lustros estas propuestas de diversión eran sobre todo veraniegas, pero de un tiempo a esta parte se vienen produciendo durante todo el año.

Una empleada de un bar reparte chupitos entre los asistentes a una ruta de borrachera
Laura Guerrero
“Diferentes portales anuncian esta actividad como una experiencia propia de la ciudad –detalló el teniente de alcalde Valls–, pero a la ciudad no le interesan estas atracciones. Nuestro objetivo es garantizar la convivencia ciudadana, el descanso vecinal y la salud pública. De hecho, las quejas vecinales son la principal fuente de información de la Guardia Urbana sobre estas rutas”. Además, en Catalunya está prohibido facilitar el consumo desmesurado de alcohol. Otra de las novedades de esta medida es que las restricciones quedan establecidas durante las 24 horas del día. Anteriormente quedaban circunscritas de siete de la tarde a siete de la mañana.
Porque de toda la vida las rutas de borrachera de Barcelona fueron organizadas principalmente por estudiantes extranjeros muy espabilados que de esta manera se hacían con algunos ingresos extras y de paso se marcaban unas cuantas juergas gratis. Pero para ello estos promotores tienen que ganarse la complicidad de albergues y otros alojamientos turísticos a fin de contar con puntos de encuentro y de partida, y sobre todo han de disponer de locales donde les permitan entrar con sus grupos de 15 o más personas y les sirvan unos cuantos chupitos de muy vistosos colores y en muchos casos de muy inquietantes sabores.
Estos saraos siempre los montaron estudiantes extranjeros de la mano de bares, discos y albergues
Uno contrata esta atracciones a través de diversas webs que publicitan estas actividades con todo el descaro del mundo, y por 15 o 20 euros te llevan a tres bares, te sirven un chupito o dos, te hacen un descuento en las siguientes consumiciones y te dejan a las puertas de una pista de baile. A estas atracciones suelen acudir sobre todo hombres jóvenes cuya principal motivación es conocer a mujeres jóvenes. Luego se miran los unos a los otros con expresión de decepción. A veces uno puede participar en plan lúdico de algún juego etílico, como beberse un trago de tequila servido en el hueco de un ombligo o tragarse una mediana a través de una manguera. Depende de la entrega del guía.
Algunas discotecas, algunas de ellas de cierto renombre, también participan de esta rutas, y hacen ver que dejan entrar a sus alegres participantes gracias a esa pulsera que les pusieron, cuando en realidad a esas primeras horas de la madrugada normalmente la gente aún entra gratis en muchos de estos establecimientos. En verdad todos tratan de sacar provecho de las ganas de fiesta de muchos visitantes de esta ciudad. En muchas ocasiones estas rutas parecen una estafa. El teniente de alcalde Valls también subrayó que la Guardia Urbana redoblará sus inspecciones sobre estos establecimientos.
La verdad es que la presión municipal de los últimos años golpeó con dureza las rutas de borrachera de Ciutat Vella. La Guardia Urbana interpuso en este distrito durante el 2012 hasta 58 denuncias relacionadas con la organización de estas excursiones, incluida la distribución de su publicidad, mientras que el año pasado, antes deque el veto se extendiera más allá de la plaza Catalunya, únicamente tramitó tres. El teniente de alcalde Valls también argumentó que la aplicación de estas restricciones comportó un claro descenso del número de rutas en funcionamiento. De modo que de manera más o menos reciente las grandes columnas de guiris ávidos de fiestas pasaron a dejarse ver sobre todo por las calles del Eixample.
Los silbidos, vítores y cánticos de bar en bar de la gente que se divierte así se convirtieron en quejas recurrentes de muchos vecinos. Este lado de la ciudad concentra en estos momentos las propuestas más dispares. La oferta en internet aún es muy abundante. Muchas de las últimas iniciativas tratan de presentarse de un modo mucho más sofisticado que aquellas más bien rudas que proliferaron por Ciutat Vella. En inglés, las rutas de borrachera se conocen como las crawl bar, una expresión que rememora a uno de los objetivos de los participantes de estas atracciones, acabar gateando entre bares.
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Aquí en el Eixample tenemos una posibilidad dirigida al público LGBTQ+ por las calles del Gayxample. En este caso el precio es más alto de lo habitual: 28 euros, pero te garantizan que el grupo no supera las diez personas. Otra ruta te propone acudir a cuatro coctelerías de este lado de la ciudad. “Sumérgete en la vibrante vida nocturna de Barcelona con el tour de fiesta más épico de la ciudad. Visitarás dos o tres bares y terminarás en una gran discoteca, donde podrás bailar hasta que salga el sol. En cada parada, te espera un chupito gratuito y grandes ofertas en bebidas. ¡Es la oportunidad perfecta para conocer gente nueva de todo el mundo! Cada noche se sigue una ruta distinta, así que siempre habrá algo nuevo por descubrir”