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miércoles, mayo 14, 2025

Barcelona calienta motores electorales

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En dos semanas cruzaremos el ecuador del mandato municipal. Ese paso supone para la mayoría de partidos políticos el pistoletazo de salida de la próxima campaña electoral para las elecciones de mayo del 2027. Es verdad que faltan todavía dos años, pero, a nivel local, la carrera es de largo recorrido porque los candidatos necesitan bajar a la calle, darse a conocer y demostrar que tienen conocimiento, ideas y capacidad para resolver los problemas de la gente.

En el caso de Barcelona, los partidos ya piensan en las próximas elecciones y eso marcará los dos años que quedan por delante. El alcalde Jaume Collboni (PSC) gobierna con solo 10 concejales de los 41 que forman el consistorio. Esta es la minoría más mínima de la historia democrática de la ciudad. Los comunes de Ada Colau y el PP de Daniel Sirera facilitaron su investidura para impedir que el ganador de las elecciones, Xavier Trias (Junts), obtuviera la alcaldía. A pesar de ello, Collboni no ha logrado ampliar su gobierno en estos dos años. ERC estuvo a punto de incorporarse el año pasado, pero la operación se abortó debido a las tensiones internas que sufre este partido en relación con el rumbo que ha de tomar.

Así que el alcalde de Barcelona gobierna en solitario y necesita negociar a derecha e izquierda para impulsar reformas. Hasta ahora lo ha tenido muy difícil y algunas promesas siguen en el tintero como la modificación de la norma que obliga a destinar el 30% de vivienda construida a pisos sociales. Esta medida ha sido un fracaso porque ha paralizado la construcción en Barcelona. Collboni ha dado un ultimátum a Junts y ERC para que faciliten una reforma antes del verano porque el mercado inmobiliario no se mueve a la espera de ver qué pasa con esta ley. Así que el alcalde está decidido a aclarar la situación antes del verano, ya sea con modificación de la norma o sin ella.

Junts es el partido más dispuesto a reformar esta medida y ha puesto algunas condiciones que el PSC dice haber aceptado. Pero Junts tiene un dilema que se acentuará a medida que nos acerquemos a las elecciones: Ayudar a Collboni a impulsar proyectos para mostrarse útiles a la ciudad o bloquear las iniciativas del alcalde para que llegue lo más debilitado posible a las elecciones.

FOTO ALEX GARCIA PLENO MUNICIPAL DEL AJUNTAMENT DE BARCELONA. JAUME COLLBONI. MINUTO DE SILENCIO POR EL PAPA FRANCISCO 2025/04/25

Concejales del PSC, ERC y BComú en el último pleno de Barcelona

Àlex Garcia

ERC quiere controlar los acuerdos sobre la oficina del catalán, la tasa turística, la rehabilitación de pisos o el barrio del Besòs

Si ya es difícil para Junts tomar una decisión, lo complica más el hecho de no haber decidido aún quién será el candidato. Tras la salida de Xavier Trias, el líder municipal de Junts es Jordi Martí Galbis quien se postula para alcaldable, aunque es un hombre de partido y asumirá lo que decida su formación si escogen a otro candidato. Esta nominación se debía de haber producido en este inicio de año, pero sigue en barbecho.

ERC también tiene dilemas internos. Elisenda Alamany es la jefa municipal tras la marcha del líder Ernest Maragall, y ahora ocupa la secretaría general de su partido. Pero la federación local de Barcelona está gobernada por los críticos a la dirección nacional y son contrarios a que los republicanos se incorporen al gobierno de Collboni. Alamany quiere ser la candidata en 2027 y no olvida que la federación local podría proponer otro nombre. Si fuera así, habría que convocar unas primarias si antes la dirección del partido no es capaz de convencerles del alcaldable con mayores posibilidades de éxito.

Mientras tanto, ¿qué papel jugará ERC estos dos años? Alamany es partidaria de seguir ejerciendo una oposición útil a la ciudad y la prueba es que apoyó los presupuestos del PSC a pesar de que tuvieron que aprobarse por la vía de la cuestión de confianza porque la suma de socialistas y republicanos era insuficiente. No obstante, ERC quiere sacar rédito de ese aval y aspira a cogobernar algunas de las iniciativas que arrancó en el pacto con el PSC. Se trataría de la oficina de impulso de la lengua y cultura catalanas, la rehabilitación de mil viviendas, el plan de reinversión de la tasa turística o la reforma del barrio del Besòs. 

Collboni y Alamany pactan la manera que ERC pueda sacar rédito de ser socio preferente del gobierno

 Collboni y Alamany se vieron este sábado para articular la fórmula de ‘cogobierno’ que, de momento, pasa por crear comisiones de seguimiento con concejales de ambos partidos, pero que podría evolucionar con el nombramiento de comisionados o gerentes propuestos por los republicanos para dirigir estas áreas y así ERC comparecería en 2027 con una hoja de servicios que ayudaría a obtener un mejor resultado. No obstante, el PSC se quiere asegurar antes que esta operación tendrá estabilidad y no trasladará las tensiones internas de ERC a su gobierno.

En el PP parece claro que Daniel Sirera repetirá como alcaldable. Su dilema es complicado porque ejerce una oposición dura y responsable en aquellas cuestiones de ciudad que puedan apoyar, pero no se quitan de encima el constante recuerdo que Collboni es alcalde gracias a los populares. Algo parecido sucede con BComú que también entregó la vara de la alcaldía al PSC, pero son los más beligerantes con el gobierno socialista a quien acaba de definir como el peor de España. 

Los comunes no han decidido su candidato puesto que la exalcaldesa Ada Colau dejó la puerta abierta a reintentarlo. Esto no impide que trabajen discretamente con otros nombres que hoy militan en el activismo social vinculado a la vivienda de donde salió en su día la propia Colau. La estrategia de los comunes pasa por marcar distancia con los socialistas para recuperar la alcaldía.

Collboni intenta pescar en el caladero de los comunes y por eso mantiene políticas que impulsó BComú 

Precisamente esta ambición de BComú es una de las preocupaciones del PSC. Esto explicaría por qué el gobierno de Barcelona no se ha despegado de muchas de las controvertidas políticas que impulsaron sus antiguos socios. Esta continuidad empieza a inquietar a diversos sectores de la ciudad que esperaban un cambio. El cálculo de Collboni es intentar pescar votos en el caladero de los comunes manteniendo estas políticas. Aunque los críticos a esta estrategia se preguntan si, a la hora de la verdad, los simpatizantes de los comunes migrarán al PSC o mantendrán su voto por la formación genuina. Lo veremos y lo contaremos.

Redacción

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