El Arzobispado de Barcelona entiende que el último cartel de las fiestas de la Mercè emplea de una manera irreverente diversas formas católicas y que encima ridiculiza a la propia Virgen. Este martes, seis días después de que el alcalde Jaume Collboni presentara de un modo muy solemne en el Saló de Cent del Ayuntamiento la composición del escenógrafo Lluís Danés, las autoridades eclesiásticas hicieron público un comunicado en el que critican con dureza la obra.
“En democracia deben respetarse los sentimientos del prójimo –puede leerse en el documento– y en este cartel de la fiesta mayor se vulneran los sentimientos de quienes veneran y respetan lo que significa la patrona de esta ciudad y la historia construida a su alrededor”. Además, el Arzobispado pide al Ayuntamiento que vuelva a incorporar la tradicional misa de la Mercè en el programa oficial de las fiestas de este año. Al fin y al cabo, destacan, esta celebración tiene un marcado origen religioso.
La obra de Lluís Danés hace uso de un retablo barroco para homenajear las artes escéniucas
“Esta fiesta y la historia de la Orden de la Mercè nacieron en el 10 de agosto del año 1218 en un acto en la Catedral –prosigue el comunicado–. Aquel acto y la continuidad de la obra que nació sigue siendo hoy un ejemplo de la fecundidad de la piedad mariana en pro de nuestro pueblo, especialmente de sus sectores más vulnerables y más pobres”.
El gobierno del alcalde Collboni respondió al poco que defiende la liberta creativa del autor, y que de ningún modo considera que el cartel esté inspirado en motivos religiosos, que se trata en verdad de un homenaje a la cultura popular a los espectáculos itinerantes y a la larga tradición teatral de Barcelona.
“Esta obra no quiere transmitir ningún mensaje cerrado ni excluyente –abundaron fuentes municipales–. Su intención está clara: abrir, sumar, emocionar, invitar. No hay dogma ni símbolos ambiguos. Solo la voluntad de celebrar la cultura como espacio de libertad y de convivencia”.
El autor del cartel ya se explicó la semana pasada en unos términos parecidos en la presentación de su obra. De todas formas la composición en este tributo a a los personajes propios de las artes escénicas rememora claramente a un retablo barroco, y la corona no es otra que la de la Madre de Dios.
Además, el ejecutivo de Collboni rechaza de nuevo incorporar la tradicional misa de la Mercè en el programa oficial de las celebraciones de este año. El año pasado el Ayuntamiento incluyó la misa de la Mercè en el programa oficial de las fiestas, pero poco después señaló que aquello fue un error técnico y mandó borrar el anuncio de la liturgia de todos los pasquines virtuales del Consistorio. Aquello enrareció un tanto más las ya delicadas relaciones del Ayuntamiento con la Iglesia sobre estos respectos.
Una de las primeras decisiones de la alcaldesa Ada Colau allá por el 2015 fue excluir la misa de la patrona del programa oficial de la celebración como muestra de respeto “la aconfesionalidad de las instituciones”. Durante sus dos mandatos, Colau nunca asistió a la misa de la Mercè. Además, aquellos años los gobiernos de Colau suscitaron otras polémicas de la misma índole, como cuando el Ayuntamiento felicitó el solsticio de invierno en lugar de la Navidad. La verdad es que hace ya unos cuantos años que el carácter laico de los festejos navideños del Ayuntamiento es motivo de polémica.
La líder de los comunes prolongaba de esta manera una larga historia de escenificación de desencuentros institucionales con la iglesia católica que se remonta a los lejanos tiempos en que la antecesora de su formación, Iniciativa per Cataluna, anunciaba todos los años mediante una nota de prensa en las vísperas de la fiesta de la patrona barcelonesa, que sus concejales no asistirían a la ceremonia religiosa.
En el 2023, recién investido, Collboni recuperó la tradición y acudió a la basílica de la Mercè en la fecha de su conmemoración. El año pasado el alcalde socialista también asistió a la misa en cuestión junto al presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y el presidente del Parlament, Josep Rull.
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Otras reacciones
Una tormenta política muy propia del verano
La tormenta desatada ayer por las quejas del Arzobispado fue muy estival. Al fin y al cabo la denuncia se da una semana después de la presentación del cartel. Hasta ayer reinó la calma al respecto. En todo caso la queja eclesiástica provocó el acompañamiento de PP y Vox. El popular Daniel Sirera dijo que “convertir a la Virgen en una caricatura cabaretera no es un acto de libertad artística. Collboni ha decidido ofender los sentimientos de buena parte de la ciudadanía con una provocación disfrazada de cultura”. Según Gonzalo de Oro, de Vox, “el Ayuntamiento ataca de nuevo nuestra tradición cristiana ridiculizando a la virgen. No necesitamos más payasadas”. ERC quiso rebajar la tensión. “El cartel de la Mercè –dijo Jordi Castellana– siempre ha sido una interpretación artística de la fiesta con elementos de la cultura popular. No ha de convertirse en polémica. ERC apuesta por la libertad creativa y el reconocimiento artístico”.