Bajo los rayos del sol de la primavera, Bartolo comienza a inspeccionar con mucha curiosidad su espacio sabiendo que tiene algo emocionante cerca.
Recorre los arbustos, pasa su trompita por el pasto, mueve sus orejas buscando pistas, corretea un poco para acá y para allá, y finalmente se lanza al agua. Y ahí lo ve: sus cuidadores le dejaron una balsa con hojas tiernas y trozos de zapallo, zanahoria y manzana. Al descubrirlo, emite un sonido breve -una vocalización comportamental típica- y se aventura a su encuentro.


Nada, bucea, empuja la balsa con su hocico móvil y activa el ‘reflejo de Flehmen’ para juntar más información del ambiente. No es un juego: es el resultado de un enriquecimiento ambiental, una de las herramientas con las que el equipo de especialistas fomenta conductas naturales que necesitará cuando viva fuera del parque.
«Con Bartolo buscamos que él explore en el agua -porque los tapires son excelentes nadadores-, que olfatee, bucee y resuelva cómo acceder al alimento. Se lo ‘escondemos’ para que ejercite la motricidad y el repertorio conductual que mostraría estando en libertad», explica María Eugenia ‘Coqui’ Dahdah, la licenciada en Ciencias Ambientales que es coordinadora del Área de Comportamiento Animal, y que hace tan solo unos minutos estaba preparando -como tantas tardes- la balsa que ahora flota en el agua.

Bartolo no vivió siempre en Buenos Aires
Este tapir de piel chocolate y mirada amable fue rescatado en plena pandemia de los Esteros del Iberá.
Sucedió que en 2020, mientras intentaban reintroducir su especie en la provincia de Corrientes. Una combinación ecológica adversa encendió las alarmas: es que la baja del yaguareté -un gran predador- favoreció el aumento de carpinchos, y estos últimos son portadores de un parásito que afecta a los tapires pudiendo matarlos. De hecho, por su culpa murieron varios.
Ante esa situación, la gente de la Fundación Rewilding Argentina buscó un lugar que los pueda recibir y en donde les puedan dar todos los cuidados necesarios. Fue así que un grupo llegó al Ecoparque porteño.
Tras cinco años en Palermo, se viene su gran viaje
«Nuestra premisa número uno es que todo lo que llega de rescate, si se puede liberar, se libera y se reintroduce en su hábitat natural», le explica a GENTE María José Catanzariti, veterinaria especialista en bienestar animal y gerente operativa de Bienestar Animal y Conservación de la Biodiversidad del Ecoparque, mientras Bartolo chapotea delante nuestro.


«Con él empezamos a proyectar una salida que aporte a las poblaciones silvestres», continúa Catanzariti, antes de explicarnos que el tapir sudamericano tiene su distribución natural en el noroeste argentino y que es por eso que eligieron Jujuy como destino.
«Es una provincia dentro de su rango de distribución que cuenta con áreas protegidas en las que podemos liberarlo dentro de un contexto controlado y con seguimiento para minimizar riesgos de caza, enfermedades o conflictos«, comparte demostrando que su interés por el presente del animal se extiende también a su futuro.
El plan, que tendrá lugar antes de fin de año, se articulará con Fundación Rewilding Argentina, con las autoridades del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de Jujuy y con la fundación Fundación Franz Weber que ayudará con el traslado y el seguimiento.
El itinerario será por tierra, con paradas programadas y veterinarios a bordo. Y algo muy importante es que Bartolo no viajará sedado: lo están entrenando con refuerzo positivo para que entre voluntariamente a su caja de transporte y permanezca tranquilo durante todo el trayecto. «Hace meses venimos practicando con una ‘caja escuela’ y ahora, ya cerca de la fecha, empezaremos a trabajar con el modelo definitivo que es un poco más grande», cuentan a la par que él -ya habiendo terminado los trocitos de la balsa flotante- deambula a pocos centímetros de dicha ‘caja escuela’.

Cuando la caja de transporte definitiva quede instalada, Bartolo entrará y saldrá por curiosidad hasta que estar dentro deje de ser una novedad. Apenas eso suceda, el equipo cerrará la puerta con calma y él emprenderá un largo recorrido.
No es «sólo un viaje»: en el norte de nuestro país lo espera su futura compañera de vida
Bartolo va a viajar al Centro de Atención de Fauna Autóctona de Jujuy (CAFAJu) para conocer a una hembra jujeña que, como él, «también es jovencita»: se olerán, se verán, vivirán juntos y, si el flechazo es mutuo y el vínculo se estabiliza, ambos decidirán tener descendencia. Y entonces Bartolo habrá logrado mucho más que un viaje: habrá ayudado a que su especie recupere territorio.

¿Qué sucederá entonces? El plan es liberarlos juntos dentro de la reserva provincial Ecoportal de Piedra, de la provincia de Jujuy, con collares o marcas para poder monitorearlos y así garantizar su buena salud.
Las fotos de la Reserva Ecoportal de Piedra en la que Bartolo vivirá en libertad
Ecoportal de Piedra es una exuberante reserva natural privada en las yungas de Jujuy, a 140 kilómetros de San Salvador de Jujuy y a mitad de camino entre Palma Sola (15 km) y El Fuerte (18 km).

El predio tiene más de 800 hectáreas y posee una variación altitudinal que va desde los 1.000 hasta los 2.600 metros, con un clima subtropical, lo que favorece una gran diversidad de fauna y flora.

Por qué este traslado importa
Para el Ecoparque, el viaje de Bartolo es un hito. «Es nuestro primer caso de tapir con este tipo de salida -traslado, consociación y liberación-. Y si resulta exitoso, va a abrir la puerta a replicarlo y a ampliar el impacto de nuestros programas», le confía a GENTE Catanzariti.
En paralelo, el parque avanza con reintroducciones y rehabilitaciones de guacamayos rojos, cardenales amarillos, nutrias gigantes, cóndores andinos, águilas coronadas y ranas de Valcheta, entre otras especies. Pero hoy el centro de la escena es él.
«Bartolo es uno de nuestros preferidos -le admiten a GENTE en voz baja-. No sólo porque es carismático, sino porque de su historia dependen muchas otras«.

Fotos: Diego García
Agradecemos a Federico Ricciardi