Genera eclipse. Uno de esos en los que las fuerzas opuestas se abrazan. Bajo la calidez lunar de sus pestañas se ha revelado una voz plumada. La de la rara avis, de vuelo sincero, que anida en su herida, entendiendo que volar es un acto, en ocasiones, solitario y doloroso, siempre ineludible. El de Belén Aguilera (Barcelona, 1995) no es un canto de cisne, ni el de un ave de presa, ni el de una dama en apuros, como ella misma afirma. Su canto es el de aquella que ha encontrado la arcadia, esa a la que hace referencia su último trabajo ANELA – Aunque No Exista La Arcadia -, en el acto de dejar de buscarla más allá de uno mismo.
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