Belén es el segundo largometraje de Dolores Fonzi, que la muestra más madura y con un tema que abraza con energía y resistencia y no desea soltar.
La película, que estrena este jueves en cines en la Argentina y la semana que viene competirá en el Festival de San Sebastián -y es una de las 4 precandidatas de la Academia de Cine de la Argentina para competir por el Oscar a la mejor película internacional: el miércoles se sabrá cuál va- arranca bien arriba, fuerte.
Una joven (Camila Plaate, de El motoarrebatador) llega con su madre a la guardia de un hospital, con fuertes dolores abdominales. Es de noche, la atiende un médico sin demasiado interés, le indica calmantes. Belén (no es su nombre real, pero así se la conocería en el juicio posterior, que conmocionó no solo a la provincia de Tucumán a mediados de la década pasada) pide ir a un baño. Cuando regresa por el pasillo, luce ensangrentada. Ya en la camilla, al despertarse se ve rodeada por policías, que la esposan.
La acusan de haber asesinado a su bebé.

Dolores Fonzi, de ambos lados de la cámara
Belén no sabía ni que estaba embarazada, y lo que tuvo fue un aborto espontáneo, como se encargará de demostrar y probar Soledad Deza, la abogada católica que encarna Fonzi y que suplantó a la que encarna Julieta Cardinali, que quería sacarse de encima el caso. Belén fue condenada a prisión, y hasta pudo tener cadena perpetua por un acto que no cometió.
Allí es cuando Deza decide tomar su caso, apelar la sentencia, ponerse a investigar junto a una colega (Laura Paredes, también coguionista) y descubre un montón de fallas, una de ellas, la inexplicable demora del juez actuante (Luis Machín) en entregarles el expediente para poder actuar.
A partir de allí, comenzarán las marchas, el deseo -y la necesidad- de Deza de hacer público el caso de Belén, que trascienda a la sociedad tucumana. Habrá campañas mediáticas más en contra que a favor.

Un caso testigo, que marcó un antecedente
El caso fue un antecedente especialmente potente para el posterior tratamiento y aprobación en el Congreso de la Ley.
Seguramente menos intimista que su opera prima, Blondi, pero más intensa y pujante, Belén tiene un tratamiento más clásico y parangonable con cierto cine “de tribunales” que Hollywood a sabido realizar como nadie. Y, sí, tiene puntos en común con Argentina, 1985, de Santiago Mitre, su pareja, sobre otro hecho real. Y hasta incluye el tema musical cantado por Mercedes Sosa, que funciona como Inconsciente colectivo de Charly García en la última argentina candidata a un Oscar.

Fonzi fue una de las primeras que tomó el caso de Belén y lo hizo visible. Ahora, lo transformó en una película necesaria para que no se den pasos hacia atrás, para que no se cometan injusticias en nombre vaya uno a saber de qué. Belén está contada desde la indignación, con las mejores armas y actuaciones siempre convincentes.
“Belén”
Muy buena
Drama. Argentina, 2025. 105’, SAM 13. De: Dolores Fonzi. Con: Dolores Fonzi, Camila Plaate, Laura Paredes, Julieta Cardinali, Luis Machín, César Troncoso. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Abasto y Unicenter, Cinépolis Recoleta, Pilar y Avellaneda, Showcase Belgrano, Haedo y Norcenter.