Un anillo con sus siglas, un reloj en su mano derecha y un tatuaje visible en el antebrazo fueron algunos de los elementos que contribuyeron a que la Fiscalía creyera que el joven que pidió imputar este domingo era el responsable de haber lanzado labengala náutica en el partido clásico del 6 de julio. Pero el elemento más determinante fue una campera gris, con algunos signos distintivos, que llevaba tenía sus gotas de sangre en una manga y restos de metales que, indicó la fiscal Claudia Amoedo, quedaron como residuo tras prender la bengala.
Según surge del audio de la audiencia al que accedió El País, la fiscal indicó que el imputado es parte de un sector de la barra brava de Nacional, llamado «la sub 21» o «los quemadores». La bengala náutica lanzada desde la tribuna Colombes con dirección a la tribuna Ámsterdam impactó en la ingle de un funcionario policial que estaba trabajando. Debió ser operado y tendrá consecuencias de por vida.
Los integrantes de la banda, desde que ingresaron al estadio se cambiaron varias veces de ropa y se movieron por distintos sectores de la tribuna. «Dejan las camperas, se camuflan y mantienen los rostros tapados», explicó la fiscal. Identificar al imputado llevó semanas de trabajo e incluso surgió un vínculo con otro caso. En el caso declararon 14 barra bravas como testigos, aunque no quisieron identificar a nadie.
Las imágenes de los rasgos fisonómicos de la persona que tiró la bengala y sus accesorios personales fueron cotejados con otras fotografías de bases institucionales de eventos deportivos. A partir de ello, lograron dar con una persona de características similares que concurrió a un partido de básquetbol entre Nacional y Aguada en junio de este año.
Esa persona, a su vez, fue condenada en julio por haber dañado una cámara del Ministerio del Interior en los festejos por el aniversario de Nacional. Sin embargo, el vínculo de este hombre con el caso de la bengala surge porque, al ser allanado su domicilio, se encontró la campera que tenía el autor del crimen.
Él declaró ante las autoridades que, aunque llevó la campera al partido, luego la dejó en el piso y otra persona, a la que no quiso identificar, la tomó. Cuando Policía Científica analizó la prenda, encontró ADN tanto de su dueño como del imputado. Del señalado como autor del crimen, había gotas de sangre en la manga. También se identificaron rastros de distintos metales —aluminio, bario, titanio, zinc, entre otros— que se desprenden al lanzar ese tipo de bengalas.
El hombre al que le incautaron la campera, sostuvo la fiscal Amoedo, sabía que su domicilio iba a ser allanado y ahora se investiga cómo se filtró ese dato. El haberlo sabido con antelación le permitió deshacerse de un celular que pudo haber sido útil para la causa. Cuando se le consultó porqué lo hizo, dijo que «estaba en contacto con gente de la cárcel y no quería complicar a más gente».
En otro momento, explicó que un testigo llegó a explicar cómo algunas personas ingresan a los partidos pese a estar en la lista negra. Aseguró que sacan las entradas con las cédulas de otras personas y que, al momento del control de la Guardia Republicana, bajan la cabeza para que no los tomen las cámaras de seguridad. «Entran estando en esa lista negra, que es algo administrativo, porque a la larga terminan ingresando igual», dijo la fiscal.
El joven imputado negó haber sido el autor de los hechos y su abogado, Pablo Casas, presentó evidencia que —dice— probará que su cliente estaba subido al alambrado con una bengala lumínica en el momento que se lanzó la bengala náutica desde otro sector de la tribuna. Indicó que se ve claramente la ropa que llevaba puesta y los anillos. Afirmó que su cliente en ese momento estaba junto a otra persona, que es su hermano, y él puede acreditar que no generó la agresión.
El hombre debió estar en la lista negra. Hasta hacía poco tiempo había estado preso por rapiñar una bandera de Peñarol.
La jueza Blanca Rieiro hizo lugar al petitorio fiscal de imputar al hombre por tentativa de homicidio a título de dolo eventual. Esto significa que, aunque no haya tenido intención de matar, debió haber previsto que por actuar como actuó, el resultado podría ser ese.
«El arma utilizada en mar abierto salva vidas, pero en una cancha de fútbol mata a una persona. No podemos negar que el autor de este hecho, tan desgraciado, no pretendió matar ni lesionar, pero hubo un asentimiento de riesgo», dijo la fiscal a la hora de realizar la solicitud.
En el informe realizado por el Servicio de Material y Armamento (SMA) se expresa que la fuerza con la que golpea la bengala náutica es similar al impacto del hierro. Esto generó «consecuencias irreversibles» para la vida de la víctima.
Una de las cuestiones que la Fiscalía buscó contestar es cómo se hacen las barras bravas de este tipo de armas. Aunque no tienen restricciones a la venta, dijo, existe un «mercado negro» de bengalas vencidas, puesto que a los 42 meses de fabricadas ya no pueden venderse y son descartadas.
Hay barras bravas «sostenidas» desde «el exterior»
Durante su argumentación en audiencia, la fiscal indicó que hay barras bravas «sostenidas» económicamente «desde el exterior». Afirmó que tienen información de que hay «personas privadas de libertad en Argentina, que están vinculadas a la barra brava de Nacional y que están subvencionando económicamente a las barras».
«Hay dinero que está destinado a las entradas, dinero, cortesías, camisetas, también para el material pirotécnico», complementó.
En ese país, están presos dos integrantes de la barra brava de Nacional por el intento de robo a un banco en San Isidro.
