Desde Roma y Nápoles
¿Qué es la naturaleza? ¿Cómo nos relacionamos con ella? La escena contemporánea del arte está diciendo e interpretando mucho sobre el entorno paisajístico, el cambio climático, la explotación de los recursos naturales, el papel de la humanidad, el caos selvático, entre otros territorios tensos. Nunca se trata de una escena aislada, la película incluye también el diálogo con el humano, el impacto mutuo y la posibilidad de reparación de la convivencia entre unos y otros.
De la mano de Bienalsur 2025, la bienal de arte, cultura y pensamiento contemporáneo que cruza el sur global (dirigida por Aníbal Jozami), seis artistas argentinos han estado exponiendo en Italia sus trabajos con gran convocatoria. En Milán, Roma y Nápoles, sus obras –más las de otros artistas europeos y sudamericanos–, han estado recorridas por un concepto que analiza la relación entre el cuerpo humano y el no humano, en el contexto de la naturaleza hoy. También interactúan con animales, minerales y vegetales, por ejemplo: todos son protagonistas de un proceso histórico milenario del planeta.
Esa idea de caos estético, y finalmente armonizado, se ve, por ejemplo, en el trabajo de Matías Ercole, el joven artista que expone –en el Palacio Braschi donde se encuentra el Museo de Roma– una pintura de grandes dimensiones en un cielorraso que invita a acostarse sobre unos almohadones para apreciarla mejor. Se trata de “Vieron caer el sol”, una obra que se refiere a cómo va a ser todo cuando el sol ya no esté en el cielo, porque se habrá terminado la humanidad, tal como lo expresó el artista y dentro del capítulo “Invocaciones”, curado por la italiana Benedetta Casini y la argentina Diana Wechsler, directora artística de Bienalsur. “Es una idea sin sentido porque, ¿quiénes son esos que están viendo que el sol se cayó?”, pregunta el autor.
Así se aprecia mejor la obra de Ercole.Ercole realizó la obra en un taller romano con marouflage, técnica antigua para retirar frescos de los muros para trasladarlos sobre la tela y reubicarlos en museos, por ejemplo. El artista pegó sobre los dos paneles utilizados el papel ya pintado mientras reflexionaba sobre la representación de la naturaleza salvaje de las Américas por parte de los pintores europeos del siglo XIX. “La obra también tiene una idea de futuro, de posibilidad de un lugar y un paisaje nuevo, que quizá involucra estos cruces. Como una nueva manera de mirar que involucre al sur global, especialmente. Ahí hay un sol negro, que cae, como un personaje que tiene caras, ojos. Claramente no hay figura humana”.
Para Ercole, los humanos son los que están mirando, tal como los espectadores que llegan a la sala a ver la obra puesta en el techo. “Es apocalíptico, pero esta idea de que hay alguien que vio caer el sol, tiene algo romántico”, subraya pensativo.
Gestos atrapados
Atardece en Roma, uno camina unos pocos metros, cruza apenas Piazza Navona y se encuentra con la brillante obra de la artista argentina Florencia Caiazza, que se proyecta en una pantalla de video en la vidriera de la embajada de España, otro sitio de exposición de Bienalsur. El video “Sin título” forma parte de una serie llamada Los movimientos de los sentidos. En la imagen en movimiento hay una cabeza esculpida y dos manos que la recorren de modo detallado y sensual. Y el título convocante de la muestra general es “Mi mortalidad debería conmoverte”, una línea del poema “Conversación con una piedra” de la poeta polaca Wislawa Szymborska, también curada por Casini.
Florencia Caiazza, “Sin título” Los movimientos de los sentidos. En la embajada de España, Roma, Bienalsur 2025.Ya en Buenos Aires, Caiazza comenta: “Toda mi práctica artística está vinculada a un hacer en el taller y un contacto directo con los materiales. Esta obra surgió a partir de un acercamiento a la cerámica. En ese momento sentí la arcilla como un material que existe para ser tocado, para disfrutar el sentido del tacto y resensibilizarlo. Exploré ese contacto primario con la arcilla en una serie de piezas, utilizando mis manos como única herramienta. En medio de esa investigación táctil y material en mi taller, nació mi hija. Observándola -en sus primeros meses- conocer el mundo desde el tacto me hizo profundizar el trabajo, me trajo una conciencia acerca de la necesidad de contacto que tenemos como seres humanos”.
El video forma parte de la muestra: “Mi mortalidad debería conmoverte”, en la embajada de España, Roma, Bienalsur 2025.El video subyuga, el público le dedica un tiempo importante a observar y disfrutar la escena en loop. La caricia sobre la cabeza de la estatua es infinita, el placer que provoca ver esta experiencia sensorial, también.
Misterio rumano
En la misma muestra colectiva muchos preguntan acerca de una fotografía que guarda una historia acorde al misterio que encierra. Es una piedra grande en una cocina que fue recreada por el artista Juan Gugger. Y reproduce las llamadas Trovants, un conjunto de piedras que se encuentran en Costesti, Rumania. “Es un proyecto que comencé en confinamiento. En el marco específico de una temporalidad y una percepción del espacio que aparentemente hemos perdido nuevamente en cuanto se acabaron las restricciones. La mortalidad era una experiencia intensamente presente y ubicua”.
La piedra de Juan Gugger. Bienalsur. RomaGugger estuvo en una residencia en el país de Europa del Este. Allí supo de estas rocas, las vio y comprobó que “están vivas”. Crecen y se reproducen, solamente en este sitio desde hace seis millones de años. Son formas de vida inorgánica, hasta pueden desplazarse lentamente. “A pesar de que las trovants fueron descubiertas hace décadas, su proceso de crecimiento aún no ha sido explicado. Tampoco ha sido aclarado porqué existen solo en esta localidad”. Allí se creó el Muzeul Trovantilor, visitado por miles de personas cada año, y fue declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2004.
“Me interesó, en principio, el extraño estatus entre objeto y ser viviente que se encarna en estas piedras. También creo que brinda cierta tranquilidad el pensar en cosas que nos sobreviven ampliamente, que siguen existiendo y desarrollándose cuando ya no existimos”, explica Gugger. Para recrearlas trabaja con un método de capas, utiliza polvo de rocas volcánicas y usa modelos algorítmicos en software de ensayo de componentes. “Mi objetivo era desarrollar una serie de piezas que persigan la lógica escultórica de las Trovants. Crear una piedra capa por capa es contener tiempo de trabajo, proceso, pensamiento y de evolución de la propia ley formal de cada pieza”.
Sonidos imaginados
A unos minutos del centro romano se desarrolla la muestra Invocaciones. Un sonido en el fondo del oído, en el Auditorium – Parco della Musica Ennio Morricone. Allí, dentro de un conjunto de instalaciones, se destaca con decisión el trabajo de Lihuel González. Benedetta Casini es la curadora de la exhibición,
Decir casi lo mismo, de Lihuel González. Roma. Bienalsur 2025.Una pantalla de video partida vincula a dos personas que hacen una mímica muy convincente. A la izquierda, un director de orquesta marca el ritmo y el orden en la aparición de cada instrumento. Del otro lado, una mujer baila prestando atención a los movimientos. Algo fundamental para terminar de entender el armado de esta escena en dos movimientos: todo transcurre en total silencio y se titula “Decir casi lo mismo”. Casini explica que toda esta muestra se compone de obras que “evocan sonidos, por lo que no son obras sonoras en el sentido estricto del término, sino obras cuyo origen es el sonido. Se invita al espectador a hacer un esfuerzo imaginativo y traducir dentro de sí mismo el sonido que evoca la imagen”
El director de orquesta. Con esa idea trabajó Lihuel González: “Me encanta ir a escuchar orquestas. En esos conciertos me quedo completamente hipnotizada por las y los directores y sus movimientos me parecen magia. Son como una danza en código, que hace que todo lo sonoro suceda. Así es como comencé a pensar que podría pasar si le propusiera a un director de orquesta dirigir una sinfonía para filmar sus movimientos y luego que ese código mágico le diera vida a otra forma de expresión. Así conocí a Carlos, el director de orquesta. Él eligió la sinfonía que quería dirigir y compuso esos movimientos para la cámara. Luego Verónica, la bailarina, sin saber, ni escuchar lo que Carlos estaba dirigiendo, compuso una danza a través de los movimientos de la batuta”.
La bailarina. Mientras tanto, en Buenos Aires, Lihuel acaba de inaugurar una muestra en Fundación Cazadores. Con los artistas Nacho Urrein, Paula Bruno, Oliverio Duhalde realizó una performance y juntos proyectaron un mediometraje donde se evidencia su trabajo con tecnologías flamantes, protagonizada por Alex una directora de arte escénico generada por IA.
Cuerpos de distintas épocas y territorios
La exposición en Fabbrica del Vapore dentro de Invocaciones. Devenir animal propone el abandono de la perspectiva humana y un simultáneo deslizamiento hacia un proceso de mutación e hibridación con otras especies animales. Allí, en la ciudad de Milán, expuso Carla Grunauer curada por Casini. “Vengo desarrollando hace bastante tiempo los bordes de figuraciones humanas, anatomías humanas en conexión con otro tipo de formas que tienen distintas consecuencias, a veces, del mundo animal, otras del mundo botánico, también del mundo de la imaginería mecánica.
La obra de Carla Grunauer en la Fabbrica del Vapore, Milán. Bienalsur 2025.“Es una obra que llama a todos los efectos y es una representación muy animal de un cuerpo completamente abierto, como si pudiéramos ver la estructura interna y cómo, a su vez, sostiene en la mano un grupo de seres, que pareciera que los está olfateando: hay un acto animal en el relato: la figura que sostiene en la mano se va transformando por aquello mismo que sostiene u observa”, explica Grunauer.
La obra de Carla Grunauer en la Fabbrica del Vapore. Milán. Bienalsur 2025.“Yo trabajo con estos cuerpos que están todo el tiempo transformándose y hibridándose en estos ensambles, como si fuera un collage y generan nuevas funcionalidades, ideas acerca de pequeñas acciones motoras, y que tiene que ver con el campo de la fantasía”, detalla la artista que, hoy 4 de diciembre inaugura El metal que sueña, una muestra en Gilda Lavia Galleria, de Roma.
Pablo da Padula, Biensalsur en Nápoles. Museo de Anatomía (MUSA), del Sistema Museale dell’università degli Studi della Campania Luigi Vanvitelli de Nápoles.En la otra punta del país, en Nápoles, se puede ver Anatomía de las cualidades, título del ensayo curatorial que atraviesa disciplinas y tiempos diversos, en las que Pablo La Padula interviene las colecciones del siglo XVIII y XIX del Museo de Anatomía del Museale dell’università degli Studi della Campania Luigi Vanvitelli de Nápoles, fundada en el año 1224. La propuesta de Bienalsur fue curada por Diana Wechsler.
“El concepto de la obra intenta poner en valor y resaltar la dimensión de la cualidad humana dentro de un marco de una ciencia de las cantidades, de las matemáticas, y de un modelo mecánico de ser humano”, dice el artista.
Pablo da Padula, Biensalsur en Nápoles. Museo de Anatomía (MUSA), del Sistema Museale dell’università degli Studi della Campania Luigi Vanvitelli de Nápoles, nacido en el año 1224.Este es un escenario que se va revelando ideal para diferentes representaciones y es el ámbito preciso para que un biólogo artista, que interroga la naturaleza, retrate las esencias de huesos vivos, pieles y almas. El museo va contando la historia de la humanidad a partir del momento en el que las civilizaciones iban decidiendo qué hacer con los muertos, en particular cómo preservarlos. Y allí, coronando el perímetro se encuentra la instalación que el artista y biólogo argentino Pablo La Padula ha elaborado. “Me facilitaron velas de iglesias para hacer estos trabajos de imprimación, de registros del cuerpo como el del autorretrato. Ese que está en la vitrina horizontal es mi propio cuerpo impreso sobre humo en placas de vidrio”, detalla el artista. A pesar de estar rodeados de restos humanos, la imagen inquieta y convoca a observarla largamente.
Pablo da Padula, Biensalsur en Nápoles. Museo de Anatomía (MUSA), del Sistema Museale dell’università degli Studi della Campania Luigi Vanvitelli de Nápoles, nacido en el año 1224.Además, el artista realizó una serie de dibujos en papel, láminas que no están colgadas, sino dispuestas en una mesa para ver, tocar y dar vuelta. Allí hay retratos de manos, brazos y caras que corresponden a alumnos universitarios, profesores, docentes y no docentes de la facultad que pasan sus días estudiando con libros físicos en este museo que se volvió un recinto del arte de lo inesperado y de las preguntas existenciales.
Pablo La Padula, Bienalsur 2025.La tercera parte de su expo son dibujos geométricos hechos con humo y fuego sobre placas de vidrio. “El vidrio es el material por antonomasia que se usa en medicina, es acético y transparente. Y estas pequeñas figuras de geometría con los que la anatomía moderna se construye, surgen de descomponer el cuerpo humano en figuras geométricas, círculo, cubo, triángulo, etcétera», explica el artista. Ellas aparecen mimetizadas entre frascos de formol y esqueletos de todas las edades y procedencias. “Intentan de alguna forma, velar esa vitrina gigantesca de patologías humanas y correr la mirada del espectador desde la dimensión literal y brutalmente patológica y llevarlo a un sentido de lo misterioso, de lo incierto, de lo utópico, si se quiere, a partir de cubrirlos con un velo a través del arte y de la estética”, concluye La Padula.
En este país de presencia histórica a cada paso y de paisajes paradisiácos vuelve la inquietud inicial con una pregunta distinta: ¿Siempre existió la naturaleza? Hay consenso de que es un concepto de la modernidad y que la tecnología surgida en esta era se basa esencialmente en el deseo de dominarla, es decir, someter y extraerle ganancia al medio ambiente. ¿Pero lo logra?
En el mundo pospandémico y el del cambio climático, este modo de modernización es problemático. Y la forma en que nos relacionamos con la naturaleza –de modo extractivista y agresivo– no ayuda a pensar un futuro posible. De todos modos, hoy estas obras nos hablan de la posibilidad de recomponer el vínculo de repararlo. Y eso ya es mucho,
