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miércoles, mayo 7, 2025

Brasil: peces introducidos por trasvase de agua tienen parásitos

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[RÍO DE JANEIRO]. Más de 50 especies de parásitos fueron identificadas tras analizarse 1.170 peces de 21 especies provenientes de ocho embalses de la región del Semiárido brasileño, la mitad de los cuales están vinculados al sistema de trasvase del Proyecto de Integración del río San Francisco (PISF).

Las especies con mayor número de parásitos fueron la piaba (Astyanax bimaculatus) también llamada (tetra-fortuna o lambari), la tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus), el tucunaré (Cichla Monoculus) y la traíra (perteneciente al género de las hoplias), refiere un estudio publicado en el Journal of Helminthology.

En total, el 42 por ciento de los peces analizados presentó algún tipo de parásito.

Entre las especies de parásitos encontradas, los investigadores identificaron tres tipos asociados a la anisakiasis humana, una parasitosis gastrointestinal causada por la ingestión de pescado crudo o poco cocido.

“Siempre oímos hablar de que la traíra tenía parásitos. Hubo una época en que era difícil vender este pez porque la gente decía que tenía parásitos. Ahora la gente lo ha olvidado. Estamos preocupados pero no tenemos otra forma de ganarnos la vida”, dijjo a SciDev.Net Antonio Valdivino Muniz, de 54 años, uno de los 300 pescadores que adquieren su sustento de la represa de Acauã, en el estado de Paraíba, al nordeste de Brasil.

Esa represa es una de los 27 embalses vinculados al PISF, un megaproyecto de trasvase que lleva agua del voluminoso río San Francisco a la Catinga, el bioma predominante en la región del Semiárido brasileño.

El proyecto, de 477 kilómetros de longitud, aspira a abastecer a 12 millones de personas.

El trasvase es una acción humana que puede ocasionar un desequilibrio ecológico porque altera el ambiente natural”, explicó a SciDev.Net la bióloga Vitória Maria Moreira de Lima, investigadora del Programa de Posgrado en Ciencias Biológicas de la Universidad Federal de Paraíba (UFPB) y autora principal del estudio.

“Hoy en día no tenemos estas zoonosis en el Paraíba, pero imaginemos qué pasará si en el futuro tuviéramos enfermedades parasitarias asociadas con peces que antes no existían aquí. ¿Cómo las relacionarían con el trasvase si nadie las conocía? De allí la importancia del monitoreo”, añadió.

La bióloga Ana Carolina Lacerda, del Departamento de Sistemática y Ecología de la UFPB y una de las coautoras del estudio, señala que el país aún carece de datos sobre las enfermedades parasitarias en peces con potencial de causar enfermedades en los humanos.

“Si las especies de parásitos que encontramos tienen potencial zoonótico, entonces sí, pueden causar enfermedades en humanos. Pero necesitamos registrarlo a través del sistema público y asegurarnos que el parásito provenga del pez que fue ingerido. En Brasil no contamos con el sistema necesario para saberlo”, comentó a SciDev.Net.

Entre los grupos de parásitos más abundantes hallados, dos de ellos tenían como hospederos a especies invasoras, no nativas de la región: la tilapia del Nilo y el tucunaré.

El Ministerio de Integración y Desarrollo Regional, responsable del PISF, afirma que no se tiene la certeza de que el desplazamiento de los peces hospederos sea el responsable de la introducción de estos parásitos con potencial zoonótico, o si [los parásitos] ya estaban presentes en la zona e infectaron a las poblaciones de peces cuando llegaron a los embalses locales.

“Existen varios escenarios posibles para la introducción de peces y sus parásitos, ya que los peces pueden estar parasitados en su entorno original, pudiendo perder o no sus parásitos durante el proceso de trasvase, o pueden no haber estado originalmente parasitados y ser colonizados por parásitos de peces en el nuevo entorno”, explicó el ministerio en una respuesta enviada a SciDev.Net.

El ministerio afirma que el surgimiento de especies invasoras de peces estaba entre los impactos previstos y que, desde 2012 –fase de instalación de la obra– viene monitoreando 73 puntos en los dos ejes (este y norte) en 10 cuencas hidrográficas del Nordeste.

En relación a los parásitos, el organismo precisa que “solo con estudios previos sobre la presencia de agua del PISF en estos ambientes es posible relacionar cualquier impacto de esta naturaleza con el Proyecto”.

“La cuestión es conocer el nivel de establecimiento de estas nuevas poblaciones de parásitos y su potencial para infectar a las especies nativas. Esto podría causar extinciones locales, lo que afectaría a muchas comunidades ribereñas asociadas a los embalses y que dependen de estos peces”.

Vitória Maria Moreira de Lima, investigadora del Programa de Posgrado en Ciencias Biológicas de la Universidad Federal de Paraíba, Brasil

Ana Carolina Lacerda explica que esos organismos no son villanos. “Forman parte de la preservación y equilibrio de los ecosistemas”, puntualiza. Sin embargo, cuando llegan desde otros ambientes se convierten en una amenaza a ese equilibrio.

De las más de 50 especies de parásitos identificadas en el estudio, realizado en el eje este del proyecto, 32 no habían sido identificadas anteriormente en la cuenca del río Paraiba do Norte.

“La cuestión es conocer el nivel de establecimiento de estas nuevas poblaciones de parásitos y su potencial para infectar a las especies nativas. Esto podría causar extinciones locales, lo que afectaría a muchas comunidades ribereñas asociadas a los embalses y que dependen de estos peces”, enfatiza Moreira de Lima.

Afectaría el trabajo de personas como Antonio Valdivino Muniz, el pescador mencionado al inicio de este reportaje: capturar 150 kilos de pescado por semana le garantiza un ingreso de R$ 450 (unos US$ 80). “No tenemos ningún incentivo por parte de la prefectura ni la gente del trasvase viene aquí, se reúnen entre ellos y se van”, denunció.

Preocupados por su supervivencia, los pescadores locales no son conscientes de la amenaza que supone la introducción de peces invasores, como el tucunaré y la tilapia. El primero acaba dominando el entorno por ser depredador y el segundo, por su facilidad de reproducción.

“Quienes se ganan la vida con la pesca prefieren las especies nativas, por la calidad de muchas de ellas. Económicamente, es mejor. Pero están desapareciendo”, subrayó el biólogo Ricardo Takemoto, investigador de la Universidad Estatal de Maringá, quien no participó en el estudio.

“El tucunaré es bueno para la pesca deportiva, pero no tiene importancia comercial debido a su baja calidad. La tilapia, en términos de producción, ha sido muy explotada económicamente. Ya se está adaptando al agua de mar, como una plaga”, explicó a SciDev.Net.

Introducido a Brasil en los años 60 del siglo pasado, este pez ahora domina el mercado: según el Anuário Peixe BR 2024, el país produjo casi 900 mil toneladas de pescado, de las cuales 65,3 por ciento fueron tilapias, 29,7 por ciento peces nativos y 5 por ciento otras especies.

“Cualquier alteración ambiental provoca desequilibrio, por lo que estudios de este tipo son importantes porque abordan el problema de esas introducciones”, complementó Takemoto.

Este artículo fue producido por la edición de América Latina y el Caribe de SciDev.Net

Redacción

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