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sábado, septiembre 6, 2025

Brasil se consolida como un punto clave para el tráfico ilegal de personas

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Miguel González y su familia,
Miguel González y su familia, todos de origen venezolano, caminan en Santa Elena, Venezuela, hacia el transporte que los llevará a la frontera con Brasil (AP Foto/Matías Delacroix/Archivo)

Brasil se confirma cada vez más como tierra de migraciones, pero también como centro de tráfico ilegal de personas. Ayer, en el extremo norte del estado amazónico de Amapá, en la frontera con la Guayana Francesa, la Policía Federal llevó a cabo la operación Albina. Los investigadores descubrieron una red de tráfico de migrantes extranjeros que pagaban sumas elevadas para llegar a Surinam desde Brasil. No se ha revelado si el destino final era Estados Unidos o el propio Surinam, para trabajar como mano de obra en las cientos de minas clandestinas del país. Según la plataforma del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Surinam se considera un país de origen, tránsito y destino para la trata y la migración irregular. Los estados brasileños más afectados por el fenómeno de la migración ilegal son claramente los fronterizos. Sin embargo, un informe reciente publicado por la Universidad Internacional de Florida titulado “Actores estatales externos y migración irregular en América Latina: evaluación de los modelos chino, ruso e iraní” alerta sobre las vulnerabilidades que permiten a Moscú, Teherán y Pekín utilizar casi siempre todo Brasil como centro de migración y no como destino final.

Según Gil Guerra, autor del informe, “aunque Brasil es un país más difícil de atravesar que los más septentrionales de América Latina, existe una ruta aérea consolidada desde Estambul a San Pablo y un historial de grupos de traficantes iraníes que operan en Brasil”. Es el caso, por ejemplo, del traficante iraní detenido en 2023 en el marco de la Operación Jano, acusado de formar parte de una organización criminal internacional que falsificaba pasaportes y organizaba todo el transporte ilegal de migrantes. Las investigaciones, iniciadas en 2021 en Foz do Iguaçu con el apoyo de Interpol, revelaron que el grupo proporcionaba pasaportes canadienses falsos a migrantes iraníes que habían entrado en Brasil, lo que les permitía viajar a Canadá y Europa a través de otros países latinoamericanos. Cada migrante pagaba entre 30.000 y 60.000 dólares por el servicio. El iraní que dirigía la red criminal, que desde 2018 entraba en Brasil con identidades falsas, fue detenido en el aeropuerto de Río de Janeiro mientras utilizaba un pasaporte iraní falsificado. La organización también está siendo investigada en Canadá, República Dominicana y Reino Unido.

No se trata de un caso aislado. A lo largo de los años, San Pablo se ha convertido en el principal centro de las redes iraníes de falsificación de documentos que, cuando son imitaciones de pasaportes israelíes, se utilizan casi siempre para encubrir actividades de inteligencia. No es casualidad que el iraní detenido el pasado mes de junio en Uruguay —y posteriormente condenado— procediera precisamente de Brasil, tras intentar en vano entrar en El Salvador con un pasaporte israelí falso. En cuanto a los simples migrantes ilegales iraníes, según Guerra, su ruta prevé el desembarque en avión en Brasil, desde donde llegan a Perú, Ecuador y Colombia para llegar al Darién, antes de continuar a través de América Central y México. A partir de ahí, los datos de la policía fronteriza estadounidense (Custom and Border Protection, CBP) muestran que, desde enero de 2022, se ha interceptado a unos 1.650 iraníes en la frontera suroeste.

Brasileños deportados desde Estados Unidos
Brasileños deportados desde Estados Unidos (MICHAEL DANTAS/AFP)

En cuanto a la emigración china a Brasil, la legal se ha disparado literalmente en los últimos dos años. Los visados para ciudadanos chinos en 2024 se han más que triplicado con respecto a 2022, según datos del Observatorio de Migraciones Internacionales de la Universidad de Brasilia, en colaboración con el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. En 2024, 7.772 ciudadanos chinos obtuvieron permisos de residencia como expatriados empresariales, lo que representa aproximadamente uno de cada cinco visados para trabajadores extranjeros expedidos en Brasil, una cifra récord para un solo país de origen desde 2013. Antes de la pandemia, Estados Unidos era el principal exportador de mano de obra a Brasil. Ahora, en cambio, es China la que encabeza la clasificación, seguida de Filipinas, con trabajadores marítimos temporales.

Este crecimiento también refleja un cambio en el perfil de los migrantes chinos. Con la expansión de las empresas de Pekín en el gigante latinoamericano, el flujo migratorio ahora incluye a ejecutivos. Entre 2021 y 2024, más de 700 ejecutivos chinos llegaron a Brasil para ocupar puestos de alta dirección. La ciudad de San Pablo y el estado de Bahía son los principales destinos de estos expatriados, con más de 3.000 y 2.500 personas respectivamente, muchas de las cuales trabajan en sectores como el automovilístico y el electrónico. Sin embargo, la otra cara de la moneda es la importación de mano de obra china obligada a condiciones de trabajo esclavas, como en el caso de la fábrica BYD en Camaçari, en el estado de Bahía, donde una inspección federal descubrió a 163 trabajadores chinos empleados en condiciones similares a la esclavitud.

Sin duda, la decisión de Brasil de seguir exigiendo un visado a los ciudadanos chinos, a pesar de que el Gobierno de Pekín concedió el pasado mes de mayo la exención a los brasileños para estancias de hasta 30 días, ha sido muy acertada en términos de política migratoria. De este modo, el gigante latinoamericano evita encontrarse en una situación similar a la de Ecuador, que en 2016 eliminó la obligación de visado para los ciudadanos del gigante asiático. Una decisión que, con el paso de los años, ha facilitado la emigración irregular china hacia Estados Unidos. Precisamente por estas razones, el Gobierno ecuatoriano volvió a introducir la obligación de visado el 1 de julio del año pasado.

En cuanto a los migrantes rusos, el conflicto en Ucrania ha empujado a más de 800.000 personas a abandonar el país. Una parte ha emigrado a Argentina y Brasil, sobre todo al sur, donde Florianópolis se ha convertido en su centro neurálgico. No parecen utilizar Brasil como paso para trasladarse a Estados Unidos, ya que la ruta habitual de los migrantes rusos es el avión desde Moscú o Europa hacia México, según informa Guerra en su informe. Sin embargo, no faltan las críticas, como han demostrado los diversos espías rusos descubiertos en los últimos tiempos con documentos brasileños y presencia en Brasil.

Brasileños deportados desde Estados Unidos
Brasileños deportados desde Estados Unidos (MICHAEL DANTAS/AFP)

Actualmente, el flujo migratorio más importante hacia Brasil sigue siendo el de los venezolanos. Tras el éxodo masivo provocado por las elecciones presidenciales del año pasado, se registró un segundo éxodo tras las elecciones municipales del pasado mes de julio. La ciudad de Pacaraima, en el estado de Roraima, en la frontera con Venezuela, ha registrado una duplicación de las intervenciones diarias de Cáritas Brasil, que asiste a los migrantes, pasando de una media de 150 a 350 personas al día. Teniendo en cuenta tanto a los recién llegados como a los que ya se encontraban en el país, Caritas realizó hasta el 20 de agosto 17.212 intervenciones, casi 6.000 más que en julio, con una media diaria de 860 asistencias, más del doble que antes. Según los voluntarios, el aumento postelectoral no parece temporal, lo que indica un empeoramiento de la situación humanitaria y social en Venezuela. Desde 2015, Roraima se ha convertido en la principal puerta de entrada de los migrantes venezolanos a Brasil, con más de un millón de personas que han cruzado la frontera hasta la fecha. El gigante latinoamericano acogió a 96.199 venezolanos en el primer semestre de 2025, de los cuales más de la mitad, alrededor del 53%, entraron precisamente por Roraima.

Sin embargo, antes del éxodo de julio, los cubanos habían superado a los venezolanos en las solicitudes de asilo presentadas en Brasil, por primera vez en los últimos diez años. En el primer trimestre de 2025, se registraron 9.467 solicitudes de asilo de cubanos y 5.794 de venezolanos, según datos del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. Brasil recibió un total de 18.193 solicitudes de asilo en el primer trimestre de 2025, con los cubanos representando el 52%, seguidos por los venezolanos con el 31,8% y otros procedentes de países como Angola, Colombia, Marruecos y China. La llegada de los cubanos se produce principalmente a través de la región norte de Brasil, en particular en Bonfim, en Roraima, en la frontera con Guyana, y en Oiapoque, en Amapá, en la frontera con la Guayana Francesa, con entradas adicionales desde Surinam. Muchos de los solicitantes de asilo utilizan Brasil también como país de tránsito para llegar a otros destinos como Uruguay o Estados Unidos, aunque la política de expulsiones de Washington ha reducido esta opción. A pesar del elevado número de solicitudes presentadas por ciudadanos cubanos en los tres primeros meses del año, solo 324 han sido aceptadas por el Gobierno brasileño, con otras 24 extendidas a los familiares de los solicitantes. El resto han sido archivadas, rechazadas o cerradas por diversos motivos, como la falta de asistencia a las entrevistas o la no renovación de los protocolos.

También para los ciudadanos brasileños, el panorama migratorio se ha vuelto más complicado. En julio, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, promulgó la ley que crea la Unidad Nacional de Extranjería y Fronteras (UNEF), una nueva fuerza especial de la Policía de Seguridad Pública, también conocida como “Policía de Extranjería”. Su función principal será controlar la permanencia de los ciudadanos extranjeros y gestionar la seguridad de las fronteras, ocupándose también de las expulsiones, readmisiones y retornos voluntarios. La ley también reforma el procedimiento de concesión de visados. La “manifestación de interés” para obtener la residencia se suprimirá antes del 31 de diciembre de 2025 y se sustituirá por un visado para la búsqueda de empleo cualificado, reservado a quienes posean competencias técnicas especializadas. Quienes no encuentren trabajo en un plazo de 120 días deberán abandonar el país y solo podrán solicitar un nuevo visado al cabo de un año. Sin embargo, en agosto, el Tribunal Constitucional de Portugal prohibió este paquete de leyes al declarar inconstitucionales algunos de sus artículos. No obstante, la tensión entre los migrantes, especialmente los brasileños, sigue siendo alta ante los próximos acontecimientos de este asunto. Los brasileños representan el grupo más numeroso de extranjeros en Portugal, con más de 500.000 residentes en 2023, frente a los 111.000 de 2018.

También continúan las expulsiones de brasileños de Estados Unidos, que son enviados de vuelta a su país en vuelos estadounidenses que aterrizan cada dos semanas. Por su parte, Brasil ha repatriado a 1.400 personas entre febrero y agosto pasados en sus propios vuelos. En cuanto a los millonarios, según un informe sobre la migración global de la riqueza de Henley & Partners, 1.200 brasileños multimillonarios abandonarán el país en los próximos meses, casi el doble que en 2019. Según el informe, la inseguridad pública y la presión fiscal son las principales causas de este flujo de salida de Brasil.

Redacción

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