Brasil acaba de dar un paso decisivo hacia la modernización de su red ferroviaria al anunciar el inicio del Proyecto TAV (Trem de Alta Velocidade), el tren de alta velocidad más veloz de Sudamérica. Este corredor está diseñado para conectar las ciudades de Río de Janeiro, São Paulo y Campinas —tres de los principales polos económicos del país— a una velocidad máxima de 350 km/h. El recorrido estimado será de aproximadamente 510 kilómetros, lo que permitirá reducir el viaje entre Río y São Paulo a alrededor de una hora y cuarenta y cinco minutos.
Además de acortar los tiempos de traslado, el proyecto de alta velocidad apunta a transformar profundamente el transporte de pasajeros en el país, aliviando la congestión vial en una de las rutas más transitadas de Brasil.También se espera que impulse el turismo interno, dinamice el comercio regional y promueva una alternativa más sostenible y segura frente a la carretera. Técnicamente, el trazado incluirá túneles y viaductos en importantes proporciones —por ejemplo, más del 18 % en túneles y más del 20 % en viaductos según estudios preliminares— lo que refleja la complejidad geográfica del corredor.
Tren bala: adrenalina pura
En cuanto al marco regulatorio y económico, desde 2023 la Agencia Nacional de Transportes Terrestres de Brasil (ANTT) otorgó una concesión de 99 años a la empresa promotora del TAV, lo que permite avanzar sin licitación pública tradicional, pero exige la culminación de estudios técnicos, económicos y ambientales antes de comenzar obras, en tanto que el presupuesto estimado para la obra ronda entre los US$10.000 y 20 000 millones.
Las fechas previstas marcan que los estudios de viabilidad deben concluir antes de 2026, para luego iniciar la fase de licencias ambientales y construcción. El inicio de obras está planificado para 2027 y el servicio comercial podría comenzar a funcionar en 2032. Aunque el proyecto lleva años en análisis, esta nueva etapa reafirma la ambición brasileña de posicionarse como líder en infraestructura ferroviaria de alta velocidad en el continente.
Si todo marcha según lo previsto, el TAV no solo cambiaría la movilidad en Brasil, sino que serviría de modelo para futuros corredores de alta velocidad en América Latina. Este proyecto pone de relieve cómo la conectividad ferroviaria puede ser un motor de desarrollo económico, social y cultural. Al mejorar la accesibilidad entre grandes centros urbanos, generar empleo y facilitar el flujo de bienes y personas, el TAV representa una apuesta estratégica de Brasil por modernizar su transporte y consolidar su lugar en la vanguardia tecnológica del continente.
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