A metros de las antiguas misiones jesuíticas, entre el monte espeso y caminos cubiertos de raíces, se esconde una construcción de piedra que muchos creen fue el último escondite nazi en Argentina. Pero, ¿qué tiene que ver con Martin Bormann, uno de los jerarcas más cercanos a Hitler? ¿Y por qué en la selva misionera?
Todo comenzó con un hallazgo insólito: una vieja lata de dulce de membrillo con imágenes de Hitler y Mussolini, enterrada en pleno corazón de Teyú Cuaré, un parque provincial rodeado de vegetación tupida. Ese detalle mínimo abrió la puerta a una historia tan increíble como real: la posible existencia de un refugio nazi en la provincia de Misiones.
¿Bormann vivió en Argentina?
La historia oficial dice que Martin Bormann murió en Berlín en 1945, mientras intentaba escapar tras la caída del régimen. Pero durante décadas circularon versiones que aseguraban lo contrario. Algunos testimonios incluso afirman que escapó a Sudamérica, pasando por Paraguay y luego ocultándose en la Argentina.
El periodista Abel Basti asegura que Bormann fue recibido por Juan Domingo Perón en Buenos Aires, y que luego se refugió en Misiones. Según su investigación, el jerarca habría vivido un tiempo en una misteriosa estructura escondida entre acantilados y monte virgen, y desde allí cruzado la frontera hacia Paraguay. Aunque su cuerpo fue hallado en Alemania en 1972 y su identidad confirmada por ADN, las dudas y leyendas siguen vivas.
El búnker de Teyú Cuaré
En los años 90, un grupo de arqueólogos encabezado por Daniel Schávelzon y Ana Igaretta descubrió un extraño refugio de piedra. No tenía relación con los estilos de construcción de los antiguos colonos de la zona. El lugar, de unos nueve metros cuadrados de base, tenía baño con azulejos, ducha con agua caliente, pisos de baldosa, paredes pintadas de azul prusia y una cocina completa. Detalles más europeos que misioneros.
Además, hallaron objetos que no encajaban con la región: monedas de países invadidos por el régimen nazi, vajilla fina alemana, una revista con propaganda hitleriana, e incluso un cinturón del ejército franquista. Todo indicaba que, al menos, una familia vinculada al siglo XX europeo vivió allí.
¿Por qué en la selva misionera?
La selva misionera era perfecta para ocultarse: fronteriza, con poca vigilancia y zonas inaccesibles. Las ruinas estaban tan escondidas que no figuraban ni en los mapas oficiales. Recién en 1999 se abrió un sendero turístico que lleva al “búnker nazi”, hoy parte del Parque Provincial Teyú Cuaré.
Los lugareños siempre hablaron de la casa de Bormann. Incluso hoy, un cartel en la entrada del sendero indica su nombre. Aunque no hay pruebas definitivas de que Martin Bormann estuvo allí, todo apunta a que alguien con poder y conexiones construyó ese refugio con precisión alemana.