Aunque los desafíos económicos y los recortes en el sistema universitario argentino son evidentes, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) volvió a dar señales de fortaleza como polo de atracción académica. El Ranking QS de Mejores Ciudades Estudiantiles ubicó a la capital argentina como la número uno de América Latina y en el puesto 32 a nivel global en la tabla de lugares para desarrollar estudios universitarios.
Este reconocimiento llega en un momento clave para la provincia, que ascendió diez posiciones en la clasificación internacional respecto del año pasado. El informe fue publicado por la consultora Quacquarelli Symonds (QS) desde Londres (Reino Unido), y subraya los avances de Buenos Aires en indicadores como la calidad universitaria, la diversidad estudiantil y la experiencia general del estudiante.
El valor de la educación, incluso en crisis
La mejora en la posición de Buenos Aires tiene especial relevancia por el contexto que enfrenta el país: el fuerte debate por el financiamiento de la educación pública. Según el reporte, estas dificultades no impidieron que la ciudad se mantenga competitiva frente a otras capitales del mundo.
Entre los factores que más influyeron en su ascenso están el desempeño de sus universidades, encabezadas por la Universidad de Buenos Aires (UBA), institución considerada como una de las mejores de América Latina; la integración y diversidad estudiantil, que refleja la variedad de nacionalidades y procedencias dentro del alumnado, y la opinión de los estudiantes, que valoran la oferta cultural, la vida nocturna, la inclusión y las oportunidades laborales.
A pesar de que ya no es una ciudad barata para extranjeros, Buenos Aires todavía conserva cierta asequibilidad relativa frente a capitales como Londres, Tokio o París. De hecho, en el indicador “Deseabilidad”, que combina percepción estudiantil, niveles de seguridad, contaminación y oferta cultural, subió 14 puestos respecto del año anterior.
El mapa de América Latina y el nuevo podio global
El informe de QS, que ya va por su 11° edición, incluyó este año a 150 ciudades del mundo. En el caso de América Latina, sólo ocho lograron entrar en el ranking, con Buenos Aires a la cabeza (en el puesto 32). Detrás aparecen Santiago de Chile (50), Ciudad de México (73), Bogotá (99), San Pablo (101), Monterrey (111), Lima (126) y Río de Janeiro (144).
A nivel global también hubo cambios fuertes: Seúl desplazó a Londres del primer lugar por primera vez en seis años, seguida por Tokio. El éxito de la capital coreana se atribuye a su combinación de innovación, seguridad, nivel académico y cultura.
Buenos Aires, si bien lejos del top 10, logró consolidar su prestigio en varios de los seis indicadores principales. En el de “actividad del empleador”, por ejemplo, quedó 28° a nivel mundial, con buena proyección de inserción laboral para graduados jóvenes. El dato se construyó a partir de respuestas de más de 82.000 empleadores y cifras del Banco Mundial.
Un destino que todavía atrae a estudiantes
La posición de Buenos Aires en el puesto 32 no es casual. Desde hace más de una década, la ciudad aparece como una de las más atractivas del continente para jóvenes que buscan formarse en el ámbito universitario. El prestigio de sus instituciones, la vida cultural intensa, y el ambiente joven en barrios como Palermo, Almagro y Caballito son parte de ese combo.
Sin embargo, el informe también advierte que hay espacio para mejorar. En el indicador de integración y diversidad, la ciudad descendió del puesto 52 al 54, aunque se mantiene como líder regional. Y en la categoría de asequibilidad, ocupa el puesto 79, a pesar de haber escalado 44 lugares respecto a la edición anterior.
Para quienes eligen una ciudad para estudiar, factores como el transporte público, el precio del alquiler, las oportunidades laborales y la seguridad siguen siendo clave. En este sentido, Buenos Aires parece haber encontrado una combinación equilibrada, que le permite mantenerse como una de las pocas ciudades latinoamericanas con peso propio en el escenario educativo global.