Que ayer sábado, tan solo un día después de un aparatoso incendio, reabriera la mezquita-catedral de Córdoba es algo que vecinos y turistas no podían imaginar. Las colas, sin embargo, se sucedieron a lo largo de la jornada, la mayoría con entrada previa, aunque más de un curioso se unió a las visitas. La parte del monumento afectada, sin embargo, se mantiene por el momento acotada al público. Según el deán de la catedral, Joaquín Alberto Nieva, que compareció ante los medios en el patio de los Naranjos, se trata de una zona “muy pequeña”, de unos 25 metros, cuando el recinto cuenta con “una superficie de 23.000 metros cuadrados”, por lo que “es totalmente segura la visita y la celebración del culto”. Le acompañaron en la rueda de prensa el alcalde de Córdoba, José María Bellido, y el obispo emérito del templo, Demetrio Fernández.
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