Rumiaba en voz alta un taxista atrapado en la Via Laietana durante las obras interminables de este año: “¿Y qué esperaban encontrar ahí abajo?¿Un supermercado nuevo? Lo normal es que haya restos de la ciudad medieval”. Han pasado dos meses desde el fin de aquellos trabajos que se prolongaron tres años por el hallazgo de cinco viviendas del siglo XIV, una de ellas decorada con un mosaico de Sant Antonio de Padua, patrón de los albañiles… Y aunque algunos vecinos lamentan que el resultado no es el paseo bucólico que les prometieron, se conforman con que acabara el suplicio de las taladradoras.
“Se nos hizo muy largo y hubo que tener mucha paciencia”, explica el chef genovés Lorenzo Cavazzoni, que está al frente de todas las cocinas del Grand Hotel Central (Via Laietana, 30), en el edificio que fue casa de Francesc Cambó, y cuya azotea es una fiesta de picoteo, música y cócteles cuando llega el atardecer, con vistas fantásticas. Abajo, a pie de calle, se encuentra el restaurante Can Bo.

La ensaladilla rusa
Llibert Teixido

El bonito con ajoblanco
Llibert Teixido
La idea inicial era dedicarlo a sencillas tapas y platillos, pero el empaque del nuevo interiorismo acabó haciéndoles sentir que tenían que estar a la altura del local y subir el listón”. Cavazzoni, que en tiempo de pandemia colaboró en un proyecto con Oliver Peña, chef del estrellado Teatro Kitchen Bar, decidió para ello proponerle un asesoramiento. “Compartimos valores en la cocina y en la vida”, afirma el italiano.
Al principio, dice Oliver Peña, la mayor parte de las elaboraciones eran de cocina catalana, pero la italiana iría ganando terreno de una manera natural, “porque quien está al pie del cañón en el día a día es Lorenzo”. Cuando está a punto de cumplirse un año del asesoramiento de Peña y fluye la sintonía entre ambos, Can Bo se encuentra en un momento muy interesante y aporta un poco de alegría a la oferta de la zona, con esa combinación desacomplejada de platos que reflejan sus respectivos orígenes. “Si ha habido que tener paciencia con las obras también hay que tenerla para que la clientela local se familiarice con la cocina de los hoteles, algo que todavía no hemos conseguido del todo”, afirma Peña.
La carta incluirá este otoño más oferta de piezas de carne y de pescado cocinadas a la parrilla
Porque este no es un restaurante para turistas sino para una clientela también local que busca comer bien por un tiquet medio de 45-50 euros, o picar algo fuera del horario de cocina (buenos embutidos, anchoas u otros platos fríos). La gilda de boquerón y anchoa y la ensaladilla rusa son garantía de que empezamos bien. Peña es un entusiasta de este clásico que sabe que exige la máxima frescura y la textura correcta de la patata, que en ningún caso debe apelmazarse en la nevera.
Cavazzoni prepara una testa in cassetta (embutido a base de partes de la cabeza del cerdo) delicioso, con impecable aliño. La carta, a la que este otoño sumarán un apartado amplio de parrilla, cuenta con algunos bocados golosos como el brioche de pulpo con mayonesa de mojo rojo o el bonito, que estos días llega al fin de su temporada, con ajoblanco y botarga.
Can Bo
DIRECCIÓN
Via Laietana, 30, Ciutat Vella, 08003 Barcelona
932 95 79 05
https://www.grandhotelcentral.com/es/
No es fácil encontrar establecimientos donde se elaboren la propia pasta. Los tagliatelle (al estilo del norte de Italia, con harina y yema de huevo) que Cavazzoni prepara con ragú de rabo de toro son suculentos. Las albóndigas de vaca madurada de Cárnicas Lyo, pecan de intensas. El flan de vainilla delicioso. El esfuerzo en preparar lo mejor posible esos clásicos que sirven en tantas casas era una obsesión para Peña, muy consciente de que ensaladillas y flanes los hay por todas partes y hay que hacerlos muy bien.