La mayor parte de las familias que viven en el barrio «115 y 15» decidieron cerrar uno de los accesos, el conocido como «el pasillo», ya que afirman es la principal zona que utilizan los delincuentes que asolan el barrio. Luego de colaborar entre todos para conseguir postes y alambrado, procedieron a clausurar la calle, que de inmediato se convirtió en espacio de recreación para los niños pequeños, que estaban prácticamente presos en sus casas tras los últimos hechos de inseguridad.
«La 115 y 15 nunca fue así», afirmó una vecina que colaboró en el trabajo. «Basta, los niños merecen vivir bien, lo hicimos por nuestros hijos y nietos, hijos de los vecinos, quedaremos como malos para muchos pero la verdad no importa, (queremos) la seguridad de los niños gracias a cada vecino que se sumo aporto un alambre tejido y palo.»