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miércoles, abril 2, 2025

Cardellino, el artista uruguayo que soñó con llenar un Luna Park, lo escribió en una canción y luego lo logró

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La interlocutora, una chica que no pasa los treinta y pocos, tiene a una mesa de distancia a Javier Cardellino. El joven cantautor uruguayo que, con un Gran Rex (2021) y Luna Park (2023) sold out en su temprano historial porteño, está próximo a consumar el podio con su primer Movistar Arena, el 14 de junio. Ella no puede con la curiosidad.

-¿Sos cantante?

-Sí.

-¿Viniste al Lollapalooza?

-No, vamos a hacer el Movistar.

-Qué genio. ¿Tenes una banda o sos solista?

-Solista. Te paso mis redes.

Para Javier Cardellino será el primero y el último show en ese recinto, ya que a riesgo de “aburrir al espectador” -y a sí mismo- se promete no tocar dos veces en un mismo escenario. “Incluso en la misma gira, mis shows nunca son uno igual al otro”, dice a Clarín el carismático performer.

Cardellino no suele repetir los lugares donde toca. Ya hizo un Gran Rex, un Luna Park y ahora va por el Movistar Arena. Foto: Martín Bonetto
Cardellino no suele repetir los lugares donde toca. Ya hizo un Gran Rex, un Luna Park y ahora va por el Movistar Arena. Foto: Martín Bonetto

La vida en la Gran Manzana

Pero el escenario actual, un café palermitano digno de home-office pactado tras su arribo relámpago a la ciudad, es el disparador para explorar mucho más que la previa al Arena del ex baterista que dejó la Gran Manzana para ser solista en su idioma natal.

“Más allá de lo musical, vivir 4 años en Nueva York fue una experiencia de vida. Pero llegó un momento en que no me sentía del todo yo. También me di cuenta que soy mucho más familiero de lo que creía. Entonces necesité ir a la raíz y empezar a sacar canciones de a poco. Empezar otra etapa”.

El cuento siguió con Cardellino -el compositor y productor 360 que trabajó con Jorge Drexler, Juanse, Shawn Mendes, Charlie Puth, Marama, Rombai y Lionel Richie, entre otros y en roles de músico o produciendo- cruzando el charco más veces de las que podría enumerar.

“Paso bastante tiempo del año en Buenos Aires cuando no estoy girando o en mi departamento en Uruguay con mi familia y mis plantitas. Ahora estoy filmando una session con varios argentinos que voy a invitar al Movistar, más allá de los que siempre están como Emanero. Viendo también departamentos para instalarme porque siempre estoy saltando de un lugar a otro”, comenta ya sin sus gafas oscuras y entre sorbos de un flat de especialidad.

Pero lejos de colgarse la medalla de local, el originario de Montevideo, aclara: “Me sigo sintiendo visitante, porque no soy argentino, pero sí hay una conexión grande con este público, el que más me apoyó del día uno. Tengo familia acá y de chico venía a tomar clases de batería, entre ellos con Sergio Verdinelli que es hoy el baterista de mi banda. Era todo un acontecimiento venir. Después cuando me fui a Nueva York me dio la misma sensación de cuando venía de chico a Buenos Aires. Ahora volví y Buenos Aires es un intermedio entre Montevideo y New York”.

Cardellino, en su show del Luna Park. Escribió sobre el mítico estadio sin conocerlo. Foto: Martín BonettoCardellino, en su show del Luna Park. Escribió sobre el mítico estadio sin conocerlo. Foto: Martín Bonetto

-Y con un Madison Square Garden a la vuelta de la esquina, vos soñabas con un Luna Park.

-Es que cuando vivía en New York ni soñaba con el Madison Square Garden. Soñaba con ir a algún show, jaja. Eso era lo máximo a lo que aspiraba. Y el Luna siempre estuvo, cuando venía acá de chico. Mi abuela me contaba que fue a ver a un tanguero ahí que no se qué… A mí me gustaba el deporte, me gustan las artes marciales y tiene mucha historia el Luna.

-Hace poco trascendió la noticia de su demolición, desmentida después de un comunicado oficial que habla de refacciones. Cierto o no, nadie te quita lo bailado…

-No, claro. ¡Toqué en el original! En el que Maradona se casó, en el mismo que estuvo Frank Sinatra. Esas cosas que decís, wow… Piazzolla.

-Dicen que hay que tener cuidado con lo que uno sueña. ¿Tomaste dimensión de eso a raíz de lo concretado?

-Hay que tener cuidado con lo que uno pide también en la negativa. Fue muy loco porque yo hago varias terapias y estaba haciendo una que sigo haciendo, como coaching, y empezamos con la visualización que está un poco de moda ahora.

Me dijeron visualizá lo que querés y yo pensé en ese lugar. Nunca había entrado al Luna. La primera vez fue cuando ya estaba tocando. Pero me imaginé un montón de gente, que era en Buenos Aires. Y fue muy poco tiempo después lo que pasó.

Cardellino trabajó con muchos músicos, desde Juanse a Shaw Mendes, pero se probó como solista y le gustó más. Foto: Martín BonettoCardellino trabajó con muchos músicos, desde Juanse a Shaw Mendes, pero se probó como solista y le gustó más. Foto: Martín Bonetto

-¿Los sueños también se trabajan, se estudian?

-Obvio. Esa onda de: lo manifiesto y lo digo tres veces cada mañana, no. Yo soy re laburante. No hay otra. Hagas lo que hagas y seas quien seas, es disciplina. Pero al mismo tiempo, se compensa con lo otro. Si uno tiene claro dónde quiere estar, o incluso ya empieza a actuar como si estuviese sucediendo, las piezas se acomodan más fácil.

El músico de bodas y casinos

-Las horas como baterista en bares de jazz neoyorquinos o como integrante de banda para eventos sociales no deben haber sido en vano tampoco…

-¡No! Y me re divertía. Nos presentábamos en bodas, casinos, cualquier cosa. Yo era el cantante latino y me metía en ese plan tipo Elvis Crespo. También es muy caro vivir allá y no iba a no hacerlo.

Después ya tuve mi vida medio armada. Soñaba en inglés, tenía una pareja asiática y un disco en inglés que nunca saqué. Ya estábamos con un sello por sacar todo, videos tremendos y un día me dije: «Me quiero ir. Le dije a mi pareja: ‘perdón, esta no es mi vida y no soy yo”. Era una especie de Justin Timberlake de La Salada y para competir allá no tenía chance. Necesitaba poder expresarme en mi idioma madre, estar cerca de mi familia y me entró a pesar.

Batero desde los 15 y productor “sobre la marcha”, no fue hasta coincidir con el legendario Hugo Fattoruso – baterista uruguayo e integrante de Los Shakers- en sus días como alumno, que su ruta musical tomó real envión.

“Para mí es muy importante rodearme de gente que comparte un mismo objetivo o ya llegó a ese lugar. Mismo me alejé de mis amigos de colegio que tenés por inercia o gente que iba por otro lado. Capaz por eso estuve tanto tiempo sin sacar mi disco. O familiares que te dicen: “¿De qué vas a vivir?”.

Cardellino produjo trap y reggaetón para otros artistas, pero en su repertorio no tiene nada de esos géneros. Foto: Martín BonettoCardellino produjo trap y reggaetón para otros artistas, pero en su repertorio no tiene nada de esos géneros. Foto: Martín Bonetto

-¿Rompiste el molde en tu casa?

-Sí, pero con eso también hubo todo un karma importante. Porque al ser el que zafó de ese árbol, entre generaciones que trabajaron toda su vida de cosas que quizá no le gustaban, ser el rebelde de esa línea generacional conlleva cierto karma. Yo tuve que hacer un laburo, medio místico, de hablar con generaciones anteriores y decirles: “Perdón, pero yo estoy en esta, no es contra ustedes”. Necesité soltar y sentirme libre. Y me sacó cierto peso.

Y retrocede, todavía más: “Desde los 15 que estoy girando y mi abuela me preguntaba siempre cuándo iba a tocar. Pero estuve mucho tiempo para hacerlo y nunca me pudo ver en vivo. Lo bueno es que le hice una canción y se la pude mostrar. Antes de salir a tocar siempre pienso en ella un poco. Cuando toqué finalmente en Uruguay se lo dediqué”.

Producir trap y reggaetón, pero no tocarlos

-¿Ya soñabas en grande o te quedaba grande el sueño?

-Antes era muy inseguro y exigente con mi música. Pre-pandemia aún sentía que no estaba tan buena mi música. Una vez que empecé a subir las canciones, agarré confianza. Y me di cuenta que a la que más tiempo le metía, la gente no le daba bola. Y sí pasaba con la más simple, la que menos fe le tenía. A la vez, me cuesta mucho cantar algo que no haya vivido o sienta. Incluso con una colaboración, lo tengo que vivir yo.

Cuando piensa en invitar a otros músicos para compartir canciones, a Cardellino le gustan los que no tienen nada que ver con él. Foto: Martín BonettoCuando piensa en invitar a otros músicos para compartir canciones, a Cardellino le gustan los que no tienen nada que ver con él. Foto: Martín Bonetto

-El algoritmo no te gobierna…

-No, si no haría música para pegarla. Me agarraría del tema que se pegó y haría 30 iguales. Yo siempre hice lo que me pintó. Nunca seguí ninguna tendencia de nada. No tengo ni un trap, ni un reggaetón. De hecho, produje mucho de eso y hacía esos beats antes de que se pegaran en la Argentina incluso. Pero se nota mucho cuando no es genuino.

-¿Fusionar el cine con la propuesta sonora de tu último álbum, “SUKHA”, nació genuinamente?

-Siempre quise hacerlo y unimos fuerzas con Juan Gonzs e hicimos esa pseudo película que tiene su relación en todos los videos y su hilo conductor. Es una obra visual y conceptual, pero es lo menos marketinero que existe. No es para reels y menos TikTok. Subo un video cantando con el celular en mi casa y tiene 10 veces más reproducciones. Pero no estaba buscando eso. Me encanta el formato video-álbum y lo voy a seguir haciendo, pero con otras cosas.

En la antesala al Arena, donde sonará SUKHA, su video-álbum más reciente, el artista que conquistó el Luna no sin antes manifestarlo en canción (con un single tanguero titulado No te olvides) se define: “No sé si estoy un paso adelante, pero soy inquieto y mi apertura musical me lleva a ir probando cosas. En cuanto a feats (colaboraciones), me tienta más hacer un tema con alguien que haga una música re distinta, una tanguera tipo Adriana Varela. Algo random. Tampoco repite lugares. Cada año toco en uno distinto y hasta ahora siempre fue así”.

-¿Ya es cábala no repetirte?

-No. Trato de no aburrirme ni aburrir con la misma propuesta y música. En mis shows improviso, cambio repertorio a la mitad y mi banda aprendió a disfrutar esa adrenalina de no saber qué va a pasar

A fin de año hicimos un formato 360°, el anterior un Unplugged sin pantallas (Coliseo) y luego el Luna. Ahora vamos por el Movistar que está empezando a tener ese ángel que pasa con los lugares o estudios de grabación donde muchas cosas pasaron.

Redacción

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