Los retos que tiene por delante Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) son muy distintos a los que afrontaba hasta ahora. Pasará de gestionar dos líneas en un entorno muy acotado a hacerse cargo del tren lanzadera al aeropuerto, Rodalies en Lleida y el tranvía de Tarragona. La persona encargada de liderar esta transición es Carles Ruiz, alcalde de Viladecans durante 17 años, que ha hecho una inmersión en el mundo ferroviario desde que asumió el cargo hace cinco meses.
El plan estratégico de FGC en el 2019 postulaba la empresa como candidata a gestionar Rodalies el día que hubiese un traspaso. Visto el devenir de los acontecimientos, ¿es un objetivo enterrado?
No, ya estamos haciéndolo. La línea Lleida-Terrassa será la primera de Rodalies que gestionará la Generalitat como tal. Como no afecta talleres ni personal es más sencillo. El resto del sistema es una dimensión mayor y más complicado.
¿Es acertada la fórmula de la empresa mixta con mayoría de Renfe?
Es una transición muy buena para compaginar la seguridad de los trabajadores y la capacidad de introducir cambios en el modelo.
Si es una transición, ¿quiere decir que en un futuro más lejano podría acabar en manos de FGC?
Depende de cómo funcione el modelo. De momento es ese, con el tiempo seguramente habrá relevos y se incorporarán otros modelos. El futuro, ya se verá. Lo importante es que el sistema ferroviario va a ser más robusto.
¿Les gustaría que FGC tuviese algún papel decisorio o ejecutivo dentro de la empresa mixta?
Ya lo jugamos en la medida que nuestro titular, el Govern, es el mayoritario de la empresa mixta.
Hacía referencia a algo más directo. El ente público Ifercat va corto de personal. En FGC, en cambio, tienen equipo y experiencia.
Somos una empresa de la Generalitat a disposición del Govern y ya lo estamos haciendo, lógicamente. Como expertos ferroviarios, les asesoramos en diferentes cuestiones.
¿Podrían asumir tareas concretas sobre la infraestructura?
El Govern ahora está concentrado en la línea R1, que al separarse de la red ferroviaria de interés general será más parecida a las nuestras, y nosotros en gestionar todo lo que nos han encargado. Siempre hemos estado en un entorno muy acotado y ahora pasamos a un lugar abierto, empezando por las Rodalies de Lleida.
¿Cuándo entrarán en servicio?
A mediados del año que viene, en cuanto tengamos los trenes. No será solo la gestión del servicio, también asumiremos las estaciones y queremos aplicar nuestro modelo, por lo que aún tenemos que hacer unos acuerdos con Adif.
El año que viene también se espera el tren del aeropuerto, con un tren lanzadera desde Sant Andreu pasando por Sants.
Esperamos empezar a operar a finales del año que viene. Se está ultimando la fabricación de los trenes, igual que los de Rodalies de Lleida. Hay una demanda muy importante de material ferroviario y las plantas de las compañías como Stadler y Alstom están colapsadas.
Renfe y expertos del sector alertan de que la incorporación de otro operador complicará aún más las cosas en el túnel de paseo de Gràcia, ya muy tensionado.
La solución no debe ser quitar servicios, sino reorientar el sistema ferroviario. Estamos en un momento de transformación de un sistema vivo, en el que se está invirtiendo mucho en puntos estratégicos y que va a dar nuevas posibilidades.
La línea del Llobregat, de donde usted viene, ha sido históricamente la hermana pobre respecto a la del Vallès. ¿Cambiará definitivamente con la prolongación de la L8 de plaza Espanya a Gràcia?
Además de la prolongación, que ejecuta la Generalitat, una parte importante de nuestro presupuesto lo vamos a invertir en mejoras técnicas. Es imprescindible acompañar las obras del nuevo tramo con un refuerzo en el ya existente para mejorar las frecuencias y la capacidad de gestión del conjunto de la línea, que ganará 20 millones de viajeros anuales a partir del 2030.
¿Cuantos trenes necesitarán para asumir el nuevo pasaje?
Estamos tramitando los acuerdos con el Govern para iniciar la adquisición de 38 trenes nuevos. Una parte permitirá incrementar el servicio y otra renovar progresivamente toda la flota de la línea Llobregat-Anoia.
Sus predecesores plantearon que los viajeros de los ramales de Igualada y Manresa tuviesen que cambiar de tren en la estación de Martorell para mejorar la fiabilidad de la línea. ¿Lo descarta definitivamente?
Sí, fue una de las primeras decisiones del Govern. La propuesta es un sistema único sin transbordo.
En la línea del Vallès se encargó el año pasado un estudio informativo del segundo túnel por Collserola. ¿Tienen ya algún resultado?
No, la empresa pública Ifercat tiene un volumen muy importante de estudios para dar respuesta a los acuerdos de Rodalies y se está priorizando la gestión de las infraestructuras existentes. Aún así, me consta que es una prioridad.
¿Es más prioritario el túnel del Vallès o el metro del Delta?
Son proyectos a largo plazo. En estos momentos lo que marca el Plan Director de Infraestructuras (PDI) es que se debe tomar una decisión sobre la opción más indicada en el corredor del Delta. Hay que ver por qué proyecto se opta, si de Castelldefels a Cornellà [donde conectaría con Rodalies] o hasta Sant Boi [donde está FGC], según el operador. Tienen sus diferencias pero las dos son buenas.
¿FGC estaría preparada para hacerse cargo?
Estamos preparados para asumir todo aquello que el Govern considere que hemos de asumir. Nosotros ahora somos un operador con múltiples servicios que traspasa el listón de operar sus propias infraestructuras. Al tren de El Prat y Rodalies de Lleida hay que sumarle el tranvía del Camp de Tarragona, que supondrá un cambio espectacular en la zona. El cambio es de preparación para abordar proyectos de diferente capacidad y modelo en todo el territorio. Y ahí, la innovación es un elemento clave y transversal.