Casupá

El Ciudadano | Montevideo
@|El agua que no apaga la sed del pueblo.

Una represa de 130 millones de dólares en Casupá. Sí, ciento treinta millones. En un país donde hay niños que todavía comen una sola vez al día. Donde los asentamientos se multiplican. Donde la pobreza se hereda como una condena silenciosa. Y donde OSE está fundida, pero igual decide seguir gastando sin criterio ni prioridad.

Desde el punto de vista técnico, Casupá no es más que un parche. No resuelve la calidad del agua. No diversifica fuentes. No moderniza la red. Es apenas una reserva de respaldo… construida con el dinero que falta en cada olla popular, en cada escuela con baños rotos, en cada barrio sin saneamiento.

Desde lo político, Casupá es otra postal de la indecisión, la improvisación y el marketing disfrazado de gestión. ¿Por qué gastar millones en una solución parcial mientras Arazatí —una planta mucho más integral— sigue empantanada en promesas? ¿Qué intereses están frenando lo verdaderamente estructural?

Pero lo más ofensivo es el silencio de quienes deberían dar explicaciones. Ministro Edgardo Ortuño, usted dijo que “Casupá está resuelta”. ¿Resuelta para quién? ¿Para el pueblo o para los contratistas? ¿Para la emergencia hídrica o para justificar que se está “haciendo algo”?

Yamandú Orsi, usted que dice venir del llano, usted que habla de sensibilidad social… ¿Dónde están sus prioridades? ¿Dónde estaban cuando se malgastaron millones en Colonización? ¿Dónde están ahora que se despilfarran en OSE? ¿Se acuerda de los niños pobres? ¿De los más sumergidos? ¿De las familias que no tienen agua ni techo? ¿O también se fueron de viaje, como tantos en su gobierno? Porque gobernar no es gastar. Es elegir. Y cuando se elige el derroche antes que el hambre, la propaganda antes que la dignidad, los discursos antes que las obras reales, no se gobierna: se traiciona.

El agua que prometen no apaga la sed de justicia.

Y el pueblo —el verdadero— ya no toma todo lo que le quieren hacer tragar.

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