Catalunya llora la muerte de un alma noble, generosa e infatigable: Viqui Molins. Y quienes más la lloran son quienes más la quisieron: los pobres, los vulnerables, los sintecho. A ellos dedicó su vida Victoria de Jesús, de 88 años, religiosa teresiana, cofundadora del hospital de campaña de la iglesia de Santa Anna, la de los pobres. Y nadie como los pobres saben que en realidad no ha muerto, sino que ha vuelto al mar.
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