Un 28% de las viviendas de Barcelona son vulnerables a los episodios de calor extremo. Es la principal conclusión de un estudio del grupo de investigación en Arquitectura, Energía y Medio Ambiente (AiEM) de la Universidad Politécnica de Catalunya – BarcelonaTech (UPC), que ha categorizado los edificios de la ciudad teniendo en cuenta lo compacta que es la trama urbana de las calles cercanas, si el hogar tiene buena ventilación y si dispone de aislamiento 5 hogares.
Con un análisis utilizando datos catastrales que también ha tenido en cuenta la proximidad a refugios climáticos, han determinado que un 71% de los inmuebles tienen un grado de ventilación bajo —en especial, en la Barceloneta, en Gràcia o en algunas zonas del Eixample.
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El estudio muestra las condiciones de “desigualdad climática” de la capital catalana y sus autores confían en que permitirá definir mejor las prioridades y estrategias de rehabilitación energética de los distritos frente al cambio climático. Uno de los autores del proyecto, Carlos Alonso, ha afirmado en la presentación del estudio, que se trata del primero de este tipo. “Muchos de los indicadores de vulnerabilidad se basan en temas socioeconómicos, pero ahí nos basamos en la vivienda”, ha explicado.
Otra de las participantes en el proyecto, Helena Coch, ha remarcado que Barcelona tiene un “clima complejo” y que los hogares deben adaptarse. Con todo, cree que el parque de viviendas “no está tan mal como pensamos”, pero sí debería rehabilitarse “con cuidado”, intentando evitar “sobreaislar” el inmueble. Por ejemplo, ha explicado que la instalación de ventanas de doble acristalamiento correderas van mejor en invierno, pero en verano “no permiten la mitad de la ventilación que permitirían si pudieran abrir ambas hojas”.
La investigadora ha añadido que el estudio pretende dar herramientas que, a su vez, sean baratas y eficientes, y que beneficien a las viviendas sin perjudicar a otras. Por ejemplo, recordó los precios de los aires acondicionados, al tiempo que “para producir una unidad de frío dentro del edificio, se generan tres de calor fuera”.
Más de 200.000 viviendas vulnerables
Así, 229.608 viviendas de las 829.169 existentes en la ciudad según el estudio (27,7%) pueden sufrir a la hora de protegerse por el calor. Asimismo, más de medio millón de hogares, 591.211, tienen un potencial de ventilación cruzada insuficiente, al carecer de dos fachadas por donde pueda cruzar el inmueble de punta a punta. O bien tienen sólo una (9,4%), o bien tienen una y en el otro lado hay un patio (61,9%). Según Alonso, la ventilación cruzada “puede ser muy eficaz” para combatir el calor en casa, ya que cada metro por segundo de aire reduce la sensación de temperatura unos tres grados.
La morfología urbana de cada distrito tiene un impacto en la capacidad que tienen las viviendas de cada zona para hacer frente al calor extremo. Por ejemplo, Ciutat Vella o Gràcia tienen calles más estrechas en general, lo que significa que los edificios están más compactados y que la ventilación cruzada –de punta a punta del edificio– es menor. En concreto, en la Barceloneta, el hecho de que las calles son estrechas y que las viviendas no suelen tocar en dos calles –las fincas se dividen en dos y sólo hay ventilación por una única fachada a cada vivienda– perjudica la renovación de aire. En cambio, las construcciones de la parte central del Eixample o las cercanas a Collserola presentan unos índices más altos.
El 46% de viviendas están a menos de cinco minutos de refugios climáticos
Sin embargo, no todo es la ventilación, ya que los investigadores han tenido en cuenta también la proximidad a refugios climáticos, en especial, los naturales. Por ejemplo, en varias zonas de la Izquierda del Eixample se ha establecido que la vulnerabilidad es más alta especialmente porque no hay refugios climáticos naturales cercanos. En algunos casos, desveló Coch, “el parque más cercano está a 20 minutos andando”. La arquitecta ha dicho que en el casco antiguo de la capital tampoco existe, “pero hay más refugios climáticos artificiales”.
El año de construcción de los edificios también tiene un impacto en la resiliencia que tienen y tendrán en futuros calores. Así, por ejemplo, las áreas desarrolladas durante la posguerra poseen edificios sin aislamiento y con un potencial de ventilación natural limitado. En conjunto, sólo un 15% del parque edificado de la ciudad tiene aislamiento, y se concentra sobre todo en los distritos de Sarrià y Sant Martí.
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El proyecto ha analizado también los cerca de 600 refugios climáticos que los autores han identificado, lo que también han tenido en cuenta a la hora de clasificar los más de 800.000 inmuebles existentes en la ciudad.
Y la principal conclusión es que la mayoría de las viviendas barcelonesas (63,7%) se encuentran a un tiempo de desplazamiento a pie inferior a 10 minutos de algún refugio climático, pero un 13,7% se sitúan a más de 15 minutos.