El gobierno chino anunció que, como respuesta al arancel acumulado general del 104% aplicado por Donald Trump contra productos de la nación asiática, instrumentará partir de este miércoles un arancel también general del 84% para productos provenientes de EE.UU.
Mientras que con el resto de las naciones y regiones afectadas por la tanda general de aranceles EE.UU. está dispuesto a negociar, no parece ser el caso de China ni tampoco el de Vietnam, al que la administración Trump considera el “patio de atrás” chino para enviar mercadería que no puede salir de manera directa de China.
Esta “guerra comercial total”, en caso de consolidarse, seguramente provocará una reconfiguración del comercia mundial de productos agroindustriales y, por lo tanto, de los factores que indicen en los precios FOB agrícolas de los diferentes orígenes.
“Desde productos agrícolas peruanos de calidad, como arándanos y paltas, hasta electrodomésticos y automóviles fabricados en China, más y más mercancías han estado viajando entre Asia y América Latina a través del puerto de Chancay. El proyecto fotovoltaico Mauriti en Brasil, financiado por una compañía china, alcanzó su plena capacidad de generación conectada a la red energética. El proyecto de la central fotovoltaica El Hato, en Nicaragua, construido por empresa china, fue inaugurado. Las negociaciones de tratado de libre comercio (TLC) de China con El Salvador y Honduras se han acelerado. De este modo, la cooperación económica y comercial multinacional entre China y América Latina avanza en forma constante”, señala el artículo.
También recuerda que el comercio bilateral entre ambas partes ha estado creciendo con rapidez por varios años y que en 2024 superó los 500.000 millones de dólares.
“El sector agrícola fue el más destacado de la cooperación económica y comercial. En los últimos años, cada vez más productos regionales de calidad han entrado en el mercado chino: desde la cereza chilena hasta los arándanos peruanos, pasando por la carne vacuna argentina y los camarones blancos de Ecuador, hasta el café brasileño y la miel de Nicaragua. Los consumidores chinos han ido conociendo gradualmente estos productos y han empezado a disfrutarlos”, explica.
Lo que no dice el artículo publicado en Xinhua es que el comercio con la nación asiática está sujeto a una enorme discrecionalidad de orden político por parte del gobierno central de la nación asiática.
“En el caso de la cereza chilena, se convirtió en una fruta estrella y gracias a la fuerte demanda del mercado, sus exportaciones alcanzaron un nuevo récord al generar ingresos por 2.925 millones de dólares entre noviembre de 2024 y la tercera semana de enero de 2025”, asegura.
Se indica además que China también está multiplicando su “círculo de amigos” del comercio libre en América Latina. El país asiático ha firmado Tratado de Libre Comercio (TLC) con cinco países –Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador y Nicaragua– y en el presente año ha acelerado las negociaciones con El Salvador y Honduras, al tiempo que promueve activamente firmar este tipo de acuerdo con más naciones de la región.
“Los TLC han desempeñado un papel positivo en la promoción del comercio y la inversión bilaterales. Chile, por ejemplo, fue el primero en suscribir este tipo de acuerdo y luego lo actualizó mediante un protocolo. Desde su entrada en vigor en 2006, el volumen comercial entre ambos países ha crecido rápidamente. Las estadísticas aduaneras de China señalan que en 2024 ese volumen llegó a 61.660 millones de dólares, 8,6 veces más que antes de la implementación del TLC”, comenta.
“En los últimos años, la cooperación económica y comercial entre China y América Latina se ha profundizado continuamente. Desde el punto de vista comercial, China es el segundo socio comercial más grande de América Latina y el primero de Brasil, Chile y Perú. En términos de inversión, América Latina se ha convertido en el segundo mayor destino de inversión extranjera de China después de Asia, y China también es la principal fuente de inversión extranjera en América Latina. Las inversiones de China en América Latina se han diversificado cada vez más, abarcado desde energía, minerales e infraestructura, hasta sectores como energía limpia, industrias verdes, fabricación de alta gama, economía digital y agricultura sostenible”, resume.