El comercio entre América Latina y China superó los 500.000 millones de dólares en 2024, consolidando a China como el principal socio comercial de países como Brasil, Perú y Chile. Este crecimiento se vio impulsado por inversiones estratégicas en infraestructura, energía y tecnología, así como por la adhesión de varios países latinoamericanos a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

Durante el Foro China-CELAC celebrado en mayo de 2025 en Pekín, el presidente Xi Jinping anunció una nueva línea de crédito de 9.200 millones de dólares para América Latina, enfocada en proyectos de desarrollo sostenible y cooperación tecnológica. Además, se otorgaron exenciones de visa a ciudadanos de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay para facilitar los intercambios bilaterales.
China apunta a profundizar el intercambio en el comercio
Por su parte, Brasil fortaleció sus lazos con Beijing, especialmente en el sector agrícola. En 2024, el gigante sudamericano suministró más del 70% de las importaciones de soja de China. Además, el conglomerado agrícola estatal chino Cofco está construyendo su mayor terminal de exportación fuera de China en el puerto de Santos, Brasil, con el objetivo de aumentar las exportaciones de maíz, azúcar y soja brasileñas de 4,5 millones de toneladas a 14 millones de toneladas para 2026.

En Perú, la inauguración del megaproyecto portuario de Chancay, con una inversión de 3.600 millones de dólares liderada por COSCO Shipping Ports, suscitó gran preocupación en Estados Unidos debido a su potencial impacto geopolítico. El puerto, que puede albergar los buques portacontenedores más grandes del mundo, es parte de la estrategia de China para establecer rutas comerciales clave en América del Sur.
Mientras que Colombia solicitó su incorporación al Nuevo Banco de Desarrollo y firmó un plan de cooperación conjunta sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta durante la visita del presidente Gustavo Petro a Pekín. Esta decisión podría afectar las relaciones de Colombia con Estados Unidos, que expresó su oposición a la participación de países latinoamericanos en proyectos financiados por China.
Energía, otro punto clave para América Latina y el gigante asiático
En el ámbito energético, empresas chinas han invertido significativamente en América Latina. Por ejemplo, la empresa Ganfeng Lithium inauguró una planta de producción de cloruro de litio en Salta, Argentina, con una inversión de 980 millones de dólares. Además, la petrolera estatal ecuatoriana Petroecuador firmó un acuerdo con la empresa china Sinopec para perforar nuevos pozos en las provincias de Orellana y Sucumbíos.

Estados Unidos respondió a la creciente influencia de China en la región con una política más asertiva. El presidente Donald Trump optó por revivir la Doctrina Monroe, buscando contrarrestar la presencia china en América Latina mediante restricciones comerciales y advertencias sobre los riesgos de depender de inversiones chinas. Sin embargo, esta estrategia no hizo más que suscitar tensiones con varios países latinoamericanos que buscan diversificar sus relaciones internacionales.
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