La IV Reunión Ministerial China-CELAC ha dejado en claro que el tablero geopolítico latinoamericano está en plena transformación. Con nuevos créditos millonarios, una creciente cooperación tecnológica y un discurso afilado, China apunta a desplazar a Estados Unidos como principal socio estratégico en la región. Y esta vez, lo hace hablando el idioma de las inversiones… y de la diplomacia global.
Una oferta millonaria con peso político

En la apertura del encuentro, el presidente Xi Jinping anunció una nueva línea de crédito de casi 10.000 millones de dólares para los países de América Latina y el Caribe. Aunque la cifra es menor que los 20.000 millones ofrecidos en 2015, esta nueva etapa se centra en transacciones en yuanes y apunta a reducir la dependencia del dólar estadounidense, según explicó Eric Orlander, del Proyecto China-Sur Global.
Junto al paquete económico, según explica Reuters, Xi también anunció la eliminación de visados para ciudadanos de cinco países latinoamericanos —aunque no especificó cuáles— como gesto de acercamiento diplomático.
La reunión también sirvió para revisar el Plan de Cooperación 2022-2024 y sentar las bases de una hoja de ruta conjunta hasta 2027.
Energía, tecnología y una red comercial más densa

China puso sobre la mesa su interés por áreas clave: energías renovables, interconexión eléctrica, telecomunicaciones 5G, inteligencia artificial y ciberseguridad, entre otras. Estas iniciativas, explica EFE, se alinean con su estrategia de expandir la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) hacia América Latina, asegurándose el acceso a recursos estratégicos como litio, cobre, petróleo y tierras raras.
Además, Xi insistió en que el bloque latinoamericano debe reforzar su presencia internacional a través de una voz unificada frente a las tensiones geopolíticas, el unilateralismo y el proteccionismo global.
Brasil, China y una cercanía con matices

Brasil se posiciona como el socio clave de China en la región. Solo en 2024, la potencia asiática compró casi la mitad de sus importaciones latinoamericanas a Brasil, y hay más de 4.500 millones de dólares en nuevas inversiones chinas proyectadas en el país sudamericano, que abarcan desde la industria farmacéutica hasta los semiconductores.
Sin embargo, el presidente Lula da Silva dejó claro que esta cooperación no debe implicar subordinación: “Nuestro destino no depende de Xi Jinping, ni de EE. UU., ni de la UE. Depende de si queremos ser grandes o seguir siendo pequeños”.
El nuevo puente de 500.000 millones
El comercio entre China y América Latina superó en 2024 los 500.000 millones de dólares, cumpliendo una meta planteada en 2015. En solo dos décadas, el comercio bilateral pasó de 12.000 millones a más de medio billón, y la inversión acumulada ya asciende a 250.000 millones.
Las cifras reflejan un giro claro: América Latina se ha convertido en pieza clave del rompecabezas global de Beijing.
El Sur Global como bloque estratégico
Xi Jinping reiteró que China y América Latina deben mantenerse unidos como miembros del Sur Global. Habló de “turbulencias geopolíticas”, del derecho al desarrollo y de la necesidad de “practicar un multilateralismo real”, en abierta oposición a las políticas coercitivas de Occidente.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, advirtió sobre el riesgo de perecer si no se apuesta por la cooperación en medio del caos climático y político. Desde Chile, Gabriel Boric defendió la soberanía comercial de su país. Y el uruguayo Yamandú Orsi pidió un comercio mundial basado en reglas claras y justas.
Una declaración que trasciende lo económico
El IV Foro Ministerial China-CELAC concluye con una declaración conjunta que no solo reafirma los lazos comerciales, sino también una visión geopolítica compartida: América Latina no quiere ser campo de batalla de potencias, sino actor protagónico de un mundo más multipolar.
Con créditos, tecnología y discursos diplomáticos, China está trazando su propio camino en el hemisferio occidental. El mensaje es claro: en el nuevo orden global, América Latina no se hereda, se conquista con inversiones.