Muchos creen que es inglesa, pero no: es estadounidense. Chrissie Hynde se crió en la ciudad industrial de Akron, Ohio, donde vivió la Beatlemanía en tiempo real y en el colegio formó una banda con Mark Mothersbaugh, que luego hizo Devo. «Todos esperan oir hablar a una inglesita y se encuentran con el acento de una camionera americana», dijo alguna vez.
El toque británico es porque viajó a Londres a los 21 y trabajó en Sex, el legendario negocio de ropa de Malcolm McLaren y Vivienne Westwood, donde se codeó con toda la escena punk de 1975. Aún vive en esa ciudad, aunque alguna vez intentó suerte en Francia. También vivió un tiempo en Escocia y en San Pablo, cuando tocó con Moreno Veloso.

Finalmente armó The Pretenders en 1978 y se convirtió en la estrella del rock que todos conocen, con hits como Don’t get me wrong, Brass in pocket, Middle of the road, I’ll stand by you y Back on the chain gang. Tocaron en el mega-festival Live Aid y hace 20 años los premiaron en el Salón de la Fama del Rock and Roll.
Como solista, hizo coros para Morrissey, cantó a dúo con Frank Sinatra, Ringo Starr, Bruce Willis y Nick Cave. Grabó con UB40 el hit I got you babe, y el tenista John McEnroe tocó en un disco suyo. Hasta apareció en un capítulo de la serie Friends, donde hizo una versión de Angel of the Morning y cantó Smelly cat con Lisa Kudrow.
Tuvo una hija con Ray Davies, líder del grupo The Kinks, y otra con Jim Kerr, cantante de Simple Minds. Su último marido fue el escultor colombiano Lucho Brieva, de 1997 a 2002. Desde entonces no tuvo parejas estables y asegura vivir feliz como soltera. En el último álbum de The Pretenders, Reckless, canta «Soy una divorciada, me siento como una viuda alegre».
Estar bien a solas
Unos días antes de iniciar una gira Latinoamericana que ya arrancó en México y llegará este jueves 15 al Movistar Arena, Chrissie Hynde habló con Clarín y enseguida compartió un insólito recuerdo de Buenos Aires.

«¡Buenos Aires tiene un helado buenísimo! Lo descubrí cuando estuve de gira allí con Moreno Veloso, Domenico Lancellotti y Cassine, hace unos 20 años. Y la última vez que fui pasé bastantes horas paseando, vi unos músicos callejeros geniales y una especie de circo en una plaza. Lo disfruté y entré a una pastelería excelente».
-En general los turistas elogian la carne, pero vos sos vegetariana, así que el helado fue lo que conquistó.
-Bueno, vamos, todos tenemos nuestras vergüenzas secretas, vengamos de donde vengamos. Así que la de ustedes puede que sea el ganado. Pero comparten esa vergüenza con muchos otros países.
-Háblame del último álbum, Relentless: ¿son letras autobiográficas?
-No se me da muy bien contar historias. Todo lo que escribo surge de mi propia experiencia u observación, supongo. La verdad es que no puedo inventar nada.

-¿Entonces está bien decir que hay una sensación de ruptura, o simplemente es alguien feliz con estar sola?
-No es un álbum de ruptura. Y si lo fuera, nunca lo diría, porque es demasiada información, pero la verdad es que no lo es. Hace un tiempo hice un álbum llamado Alone, que celebraba la idea de estar sola. Y tuve una respuesta sorprendente, porque mucha gente después dijo: «A mí también me gusta estar solo». ¡Parece que nadie escribe canciones sobre eso! Todo el mundo escribe canciones sobre lo solos que se sienten, pero sobre lo bien que se está estando solo.
-En una canción cantás que te sentís «una viuda alegre».
-No siento la necesidad de estar con alguien. ¡Hice una carrera en esto de estar sola! Quizás por eso me gusta estar en una banda, porque en mi vida personal soy una loba solitaria. Nunca tuve relaciones largas, quizás tres años por acá y por allá. No es que pierdo interés, pero las cosas están en movimiento y yo también. Pero no es un problema; no es algo que quiera o no.
Vivir sola es la misma sensación que irte de la casa de tus padres a los 17, cuando no tenés que rendir cuentas a nadie y podés hacer lo que quieras. Hay una epidemia de gente que sufre la soledad, así que no celebro eso. La diferencia es que estar sola es poder tomar una taza de té y estar bien con eso. Pero cuando no podés ser feliz con un té, eso es soledad. Es difícil estar solo y no lo recomiendo. Hay que tener un sentido muy fuerte de uno mismo. Y por eso pinto cuadros en mi tiempo libre.
Ser fan y conocer a sus ídolos
Chrissie Hynde comentó muchas veces que recibió el impacto de los Beatles en tiempo real. Fue una auténtica fan y también fueron quienes la impulsaron a hacer música.
«¡Los Beatles lo cambiaron todo», exclama al respecto. «Eran la mejor banda del mundo y cuando los escuché por primera vez en la radio, ya sabía que algo estaba pasando. Recuerdo perfectamente dónde estaba cuando compré mi primer single, de pie frente a una batea de discos, recogiéndolo y viendo si tenía suficiente dinero para comprarlo. Fueron, en cierto modo, la verdadera inspiración».

¿Qué sentiste al conocerlos después de tantos años?
-Soy tan fan que todavía puedo hacer sus autógrafos y sé sus cumpleaños, así que cuando conocí a Paul no podía mirarlo ni hablar. Con Ringo, igual. Ahora que han pasado los años, sin duda que Paul es un amigo personal y es un tipo encantador, pero me llevó bastantes años superar lo impresionada que estaba. Me da un poco de vergüenza admitir que con Dylan me pasa lo mismo: lo vi muchas veces, pero apenas puedo mirarlo, porque todo el tiempo pienso: «Estoy teniendo una conversación con Bob Dylan», y simplemente no puedo soportarlo.
-¿Te sigue pasando con otros amigos que antes idolatrabas, como Jeff Beck?
-Sí. Siempre me sorprende estar con ellos. Y lo único que diré de todas estas personas a las que admiraba, admiraba y, francamente, veneraba de pequeña, es que son personas encantadoras. Nunca me han decepcionado. Mucha gente dice: «Ay, nunca conozcas a tus ídolos», y yo no he tenido esa mala experiencia. Todos los que admiré y conocí son personas realmente encantadoras y bondadosas.
Salir de gira a los 73
Durante la pandemia, Chrissie Hynde sufrió los largos meses de encierro, y cuando terminó le pidió a su manager hacer una gira en pequeños clubes, aunque fuera a pérdida. Tocó en pubs por toda Inglaterra y luego accedió a ser telonera de Guns N’Roses para recuperar plata. Le encanta tocar en vivo, aún a los 73 años.

«Parece que nunca paramos de tocar -cuenta- y realmente parecía que habíamos estado de gira casi toda nuestra vida, pero en realidad no hemos girado en estos últimos seis meses. Creí que todos estábamos listos para parar, pero ahora estamos listos para volver».
-¿Es fácil parar después de una gira tan intensa? Michael Stipe decía que le costaba mucho recuperar la rutina cotidiana.
-No es un problema. Estuvo bien la última vez: saqué a pasear al perro y ya estaba de regreso en casa.

-¿Envidiás a Bob Dylan por su interminable Never-ending Tour?
-Envidio a Bob Dylan por ser Bob Dylan, aunque no sé si «envidia» es la palabra correcta. La llama su gira interminable, pero sé que se toma tiempo libre. Pinta, arregla sus puertas y escribe, así que seguro que tiene tiempo en casa.
Lo que admiro de Bob es que no para de hacerlo y toca en distintos lugares: estadios, festivales o teatros. Es una inspiración porque mezcla los tipos de salas y se mantiene en la carretera. Creo que es una buena forma de hacerlo y nadie lo hace como él.
-A propósito de pintar, ¿la tapa de Relentless es tuya?
-No es mía, pero hice un cuadro esta mañana y otro ayer por la mañana. No creo que sea nada relevante lo que hago, pero sí, lo hago. No intento consolidarme como pintora y de hecho ni siquiera como cantante, sino que simplemente hago lo que quiero y gracias a Dios puedo seguir haciéndolo.

–Relentless tiene canciones sorprendentes y muchos ritmos y estilos. ¿Aún lo escuchas o solo lo tocás en vivo?
-No lo había escuchado hace rato, pero de hecho vamos a sacar un álbum en vivo con bastantes canciones de estos últimos dos años de gira, así que quise comparar el sonido y volví a escuchar Relentless. Y debo admitirlo, me pareció genial. ¡Me sorprendió mucho! Le escribí al guitarrista James Walbourne y le dije: «Acabo de escuchar el álbum y es realmente bueno, ¿verdad?». Y él respondió: «Sí, lo es».